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Iván Cuéllar, ayer, durante el entrenamiento regenerativo de los titulares, con Carmona, Jony, Iván Hernández, Luis Hernández y Mandi.

La final de El Molinón

El Sporting deja atrás el empate de Anduva y se centra en el choque ante el Barça B, con la tercera plaza en juego

Javier Barrio

Lunes, 19 de mayo 2014, 13:13

Concluida la jornada 39, el Sporting se paró a observar la clasificación con detenimiento. Entre la frustración y la resignación, se consoló con algunos detalles, como ver al Zaragoza penúltimo escollo de la temporada a cinco puntos del play off, que los rivales directos, con la excepción del Recreativo y del Córdoba, no hubieran sacado tajada de su desliz ante el Mirandés, y que los caprichos del calendario hayan designado para el próximo fin de semana otra serie de apasionantes encuentros con vocación desatascadora en la zona play off: Las Palmas-Recreativo, Sabadell-Tenerife, Córdoba-Castilla y Murcia-Zaragoza. Pero, sobre todo, al equipo de Abelardo le inspiró el pinchazo de Las Palmas en Valdebebas, que deja al Sporting a tres puntos del primer puesto del play off. Un partido.

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Imperaba a mediodía en Mareo, no obstante, el sentimiento del resquemor por el inesperado empate de Anduva. Todavía escocía. «Nos fuimos con la satisfacción de hacer un buen trabajo, pero sin el reconocimiento total en cuanto al resultado». Lamentaba Iván Cuéllar, sin introducir en sus variables el empate que en ese momento se producía en Riazor, con el ascenso directo casi inalcanzable, el injusto castigo que se había traído su equipo de Miranda de Ebro, con un gol en el último suspiro: «Fue una jugada clara en la que pedimos una mano clara, pero no podemos entrar en decisiones arbitrales. Luego se concedió un córner en el que nos situamos todos rápido, pero sin darnos cuenta de que entraba un hombre (Malón) solo desde atrás, que fue el que nos hizo el gol».

No le dio excesivas vueltas Cuéllar a lo sucedido en Anduva, sabedor de la oportunidad de oro que se le presenta al equipo el sábado, frente al Barcelona B. Porque el Sporting no está para autocompadecerse en este momento de la competición ni para entretenerse contemplando sus heridas. Lo recordó el extremeño, quien tragó como pudo el malhumor que le provocaba el resultado del sábado y advirtió de que «todo pasa por este partido de casa, que va a ser importantísimo y vital».

Hablaba el guardameta, no sin razón, de la jugosa posibilidad que se presentará este fin de semana, con varios duelos directos en otros puntos de la geografía, para dejar prácticamente garantizada la presencia en el play off, a la vez que intentaba generar el caldo de cultivo idóneo para el encuentro ante el filial azulgrana, terrorífico en este momento de la competición: «Estoy convencidísimo de que si sacamos este partido adelante tendremos muy asegurado el play off. Una victoria nos dará mucha convicción para encarar los dos últimos encuentros». Sesenta puntos, a falta de dos jornadas para el final, podrían dejar al Sporting ante la idílica tesitura de luchar únicamente por buscar un mejor asiento en la promoción.

«Calor corporal»

Y, echando mano de cualquier recurso que pudiera proporcionar la más mínima ventaja a su equipo, reflexionaba también Cuéllar sobre la juventud de los jóvenes talentos de La Masía, la inexperiencia que podrían evidenciar en un ambiente cálido y apasionado como El Molinón y ante un equipo más experimentado, al que invitó a sacar toda su bravura. «Esa vivencia que no tiene en cuanto a campos grandes, con ambiente, hay que dársela para menguar esas cualidades que tienen. También nosotros tenemos que dar cera e ir de verdad. Que sientan el aliento y el calor corporal», solicitó el portero de Mérida.

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Aparcó ligeramente Cuéllar el partido del próximo sábado para analizar algunos detalles del nuevo Sporting. Reconoció en esos matices la mano de Abelardo en los dos últimos partidos y su influencia en un equipo que ha contenido de forma notable las ofensivas del rival, con una propuesta más espartana y sólida, un modelo adaptado a las singularidades del play off. «Me siento bastante más protegido porque el estilo es distinto y no consiste en criticar ni mucho menos, sino en ser realista», concluyó Cuéllar, quien reconoció el sufrimiento del equipo en algunas fases de la temporada por la fractura entre líneas: «Nos hemos concienciado y mentalizado de que había que juntar las líneas y hacer un trabajo mucho más compacto a nivel defensivo. En estos dos partidos se ha visto que está dando resultados». El Barcelona B, paradigma de la voracidad ofensiva, multiplicará esa exigencia.

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