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Juan Otero, esta semana, posando para EL COMERCIO con la camiseta conmemorativa que le regaló el Sporting de Gijón por su partido cien. José Simal

Juan Otero: «El Sporting de Gijón es el equipo más importante de mi carrera»

«Si es por mí, me veo viviendo en Gijón cuando lo deje», afirma el extremo, que tiene como objetivo «subir con el equipo a Primera»

Javier Barrio

Gijón

Viernes, 15 de noviembre 2024, 07:29

«Cuando corres y presionas, la gente de aquí se enciende», valora Juan Otero (Sipí, Colombia, 1995), la manifestación andante de ese remango que tiene ... el Sporting de Gijón en ataque. Ya casi rozando el partido contra el Granada de mañana, un puñado de días después de celebrar su partido número cien como rojiblanco, el atacante atiende en exclusiva a EL COMERCIO para valorar el momento del equipo y su naturaleza provocadora: «Lo que nos pide el míster, sobre todo en casa, es presionar. Si la gente se viene arriba, el otro equipo dirá: 'estos vienen con todo'. El Molinón mete mucho miedo cuando el equipo está enchufado».

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–¿Con qué partido se queda de los cien?

–(Pensativo). El que jugamos contra el Andorra. Ganamos 5-2 y pude hacer un doblete. Nos metimos cerca del 'play off'.

–¿Y de qué gol se acuerda?

–Del gol de tiro libre al Mirandés, el del Espanyol, también, que fue picadita… Y el del derbi, claro. Ese lo celebré con rabia.

–¿Siente ahora más el derbi?

–Claro. Si estás defendiendo estos colores, en la cancha, a muerto. Si ganas, se queda ahí. No le cojo odio a nadie, pero siempre voy a defender este escudo. Se disfruta mucho cuando se gana.

–El Sporting va camino de ser el club en el que más tiempo ha estado.

–Es el sitio en el que más me he consolidado.

–También es que ha vivido prácticamente con una maleta en la mano desde niño, ¿no?

–Me fui con 12 años a Bogotá. Fue muy duro y regresé a casa. Volví a irme con 15. Otra vez regresé, pero ya volví a salir a los 16 años y encontré un equipo estable. Estaba ya que tiraba la toalla.

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–¿Y eso?

–Era difícil. No tenía apoyo económico, solo el de mis padres. Pero entonces ya tuve un representante y no dependía tanto de que mis padres me enviaran dinero. Estaba en Pereira. De ahí salté a Bogotá, a Fortaleza. Empecé con la Selección, a asomar.

–Antes lo mencionó. ¿Qué pasó para que un niño con 12 años se vaya solo a una ciudad como Bogotá?

–Salimos quince a prueba de la zona en la que vivía. De esos quedamos como cinco, que teníamos que volver a Bogotá. Pero era un primero de enero, fiestas, y todos se quedaron. Me fui solo, aunque luego volví porque no aguantaba. Estuve seis meses antes de regresar a casa. Era muy duro. Me hacían falta mis padres. No salía del piso. Hacía frío en Bogotá y yo, además, venía de una tierra caliente. Quería quedarme en casa todo el tiempo.

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–¿Conocía Gijón?

–¿Antes de venir? No. Había estado en La Coruña, que estuve en el filial del Deportivo y también pude entrenar con el primer equipo, y me decían que era similar, sobre todo por la lluvia y eso. Y sí que se parecen.

–Hay mucha rivalidad…

–Lo sé.

–Volverá allí el fin de semana que viene. ¿Un partido especial?

–Para mí todos los partidos que jugamos son especiales y siempre los quiero ganar para seguir sumando y ayudar al equipo en lo que uno pueda.

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–¿El Sporting es el equipo más importante de su carrera?

–Sí, creo que sí. Es el equipo en el que he jugado más, en el que he estado más estable. Veo que la gente me quiere y me apoya. Y si uno se siente a gusto, rinde.

–¿Se ve viviendo en Gijón cuando deje el fútbol?

–Eso lo pensaré, claro. Cuando tenga los papeles, le preguntaré a mi familia qué van a querer hacer. Pero si es por mí, ya me veo viviendo aquí (sonríe).

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–¿Viene mucho su familia?

–Todos los diciembres. Siempre vienen a acompañarme y a pasar las fiestas.

–Usted es el mayor de cuatro hermanos...

–Si ellos están a mi lado, están contentos. Mi padre, mi madre... Mi mamá, en pleno mes de enero, con frío, se metió aquí en el mar (risas). Le gustó mucho la ciudad. La veía muy tranquila y la gente, muy amable.

–¿Y usted no se metió?

–¡No! No me he metido ni en verano, me voy a meter en invierno. El agua está muy fría. Solo me metí una vez con Gio (Zarfino) y lo pasé muy mal (risas).

–¿Le obsesiona el gol?

–No pienso en eso. Si el equipo gana, solo me importa ayudar. Ahora estoy jugando de '9', guerreando con centrales, y es más difícil. Me gusta ayudar a los compañeros, defender. A veces no te quedan piernas para atacar.

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–¿Cómo se ve de delantero?

–Bien. He ayudado al equipo en lo que he podido. Estoy tranquilo. Si el míster ve que puedo rendir ahí, nada que decir. Yo me siento a gusto. No tengo tanta chance de hacer gol, pero si puedo ayudar al equipo a ganar, estoy tranquilo.

–Vive de los espacios. ¿Cuesta más ser la referencia?

–Claro. Los centrales están conmigo continuamente. Saben que si me dan la espalda, les puedo hacer daño. Es más difícil hacer goles, me toca luchar más. Te agobian, te cansas, porque estás constantemente peleando con ellos. Antes éramos dos delanteros, uno contra uno. Podías 'picar' más al espacio. Ahora es diferente, pero estoy contento. Si ganamos, va todo bien.

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–Forman una delantera atípica, sin un '9' puro.

–Movilidad. Tiene a 'Duba', que está en un gran momento y es un guerrero, 'Gaspi', que es de buen pie… En todas las posiciones tenemos un buen equipo. El grupo está muy unido y se están dando las victorias por eso. Seguimos todos en la misma línea y es lo importante.

–¿Su físico es todo genética o hay mucho de trabajo?

–Genética. Es la verdad. No soy casi de entrenar en el gimnasio.

–Es muy rápido. ¿Se ha cronometrado?

–Aquí he corrido a 35 kilómetros por hora y algo. En Francia llegué a 36, pero estaba más delgado. La gente me dice que soy rápido, pero yo me veo normal.

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–La velocidad es un don en el deporte.

–Es muy importante. Puedes ayudar mucho a tu equipo: estirarlo, sacar a los defensas rivales de sitio.

–¿Cómo es en lo mental?

–Vengo de una tierra en la que me tocó guerrear. Lo veo todo diferente.

–¿En qué sentido?

–No lo he tenido todo, no me han regalado nada. Me ha tocado duro, pero no me quejo.

–¿Valora más las cosas?

–Sí. Siempre. Trato de decirles a mis hermanos que valoren lo que uno hace para que ellos estén bien, como hacía yo cuando mi padre me mandaba dinero. Ahorraba porque sabía que le costaba mucho conseguirlo.

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–¿Qué objetivo se marca en el fútbol con 29 años?

–Subir, ojalá, con el Sporting a Primera División. Todavía falta mucho, pero si seguimos así, puede ser posible. Por lo demás, no soy de pensar en hacer algo para que me recuerden, soy más de disfrutar el momento, el día a día, y aprender.

–¿Jugar en la Selección le quita el sueño?

–Estoy jugando y entrenando para que si me llegase esa oportunidad, aprovecharla.

–Rubén Albés ha encajado bien en el grupo, ¿no?

–Lo que está haciendo con el grupo es muy importante. Tener contentos a todos es imposible, su labor es complicada.

–¿Hay un grupo más unido?

–El año pasado ya estábamos muy unidos.

–¿Viene del curso pasado?

–Sí, con Ramírez. El equipo creo que está en la misma línea. Ahora está más unido que nunca.

–Vi unas imágenes suyas de este verano en Istmina, Colombia, recordando sus viejos tiempos: buscando oro, en el río. ¿Pasa todos los veranos allí?

–Sí. Me gusta ir a pescar, soy más de río que de playa, me gusta ir a la minería, recordar cuando era pequeño. No soy de irme a Dubai, a la playa, sino de volver a mi tierra, a Colombia. Nunca he perdido mis raíces.

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–Siempre se confiesa «bendecido». ¿Siente que la vida le ha tratado bien?

–Sí. Bendecido por Dios, siempre, por todo lo que me ha dado y lo que he conseguido.

–¿Cuántos años se ve en Gijón?

–Hasta 2027 y ojalá subamos a Primera y sean muchos más. Eso ya no depende de mí, sino de los dirigentes.

–¿Cómo es el trato de la gente de Asturias hacia usted?

–Me gusta. Me ven como a uno más. Eso es bueno. A la gente le da igual quién sea.

–¿Sintió mucha rabia por el gol que perdonó ante el Cádiz?

–¿La que erré? ¡Claro! Estaba enfadado conmigo. ¿Cómo no voy a meter esa? Pero son cosas del fútbol. Luego, me tranquilicé. Vino rápido el gol de 'Gaspi' y tenía que olvidar esa jugada.

–¿Cómo es a nivel personal en su vida?

–Reservado. Pienso que cuanto menos te conozcan, mucho mejor. Vives más tranquilo.

–¿Su padre le da consejos?

–¿De fútbol? No. Aprendí mucho de mis padres con la educación que me dieron. Ver que la gente trabajaba de seis de la mañana a seis de la tarde en la minería... Eso te hace pensar. Debes valorar lo que tienes y lo que has conseguido. Y ser humilde. Es lo que les he enseñado a mis hermanos. Uno no puede creerse más que nadie.

–Volvamos al fútbol, viene el Granada...

–Va a ser bonito, difícil. Bajan de Primera, tienen buenos jugadores. No podemos equivocarnos. Tenemos que cometer pocos errores. Jugar como venimos jugando, no cambiar.

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–¿El objetivo es defender el segundo puesto?

–El objetivo es pensar partido a partido. Y el inmediato es este sábado, en casa. El objetivo es ganar al Granada. No pienso en que estamos segundos, sino en lo que nos toca.

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