Amazon busca en el sector médico y de farmacia un nuevo y rentable negocio

Amazon, el gigante del comercio electrónico, también sufre los efectos de la pandemia sanitaria provocada por el virus de la covid. El confinamiento de la población hizo que creciera el gasto familiar, lo que elevó los beneficios de la compañía creada por Jeff Bezos, que además incrementó su plantilla desde los 800.000 trabajadores a los 1,54 millones de empleados para poder atender la demanda, aparte de los 'extras' en fechas señaladas. Eso fue en 2021. Ahora, pasado lo peor de la pandemia, el tobogán sigue imparable, pero en negativo, como consecuencia de la inflación y la amenaza global de una recesión, que está influyendo en un recorte acusado de las compras y en una caída espectacular de la publicidad. De momento, pasó de anunciar 10.000 despidos a los 18.000 que confirmó el miércoles su director ejecutivo, Andy Jassy.

Amazon, que también se enfrenta, como otras tecnológicas, a un problema de credibilidad en cuestiones como la publicidad encubierta y el manejo de la ingente cantidad de datos que posee de sus usuarios-clientes, se dispone a reorientar la compañía, como ya ha sucedido en otras ocasiones en sus treinta años de existencia.

A partir de ahora asistiremos a una expansión de un nuevo negocio muy lucrativo, que solo en Estados Unidos supone el 20% de su PIB. Se trata del sector médico y el de farmacia, en el que Amazon ya se encuentra bien posicionada tras la compra este verano de One Medical por 3.800 millones de euros. Se trata de una firma californiana que presta atención médica 'online', las 24 horas, y presencial, con un modelo de suscripción o tarifa mensual y que dispone de 188 clínicas, 767.000 miembros y 8.500 clientes repartidos por varios estados.

Si Amazon consiguió revolucionar el comercio mundial a base de ofrecer un servicio cada vez más amplio de productos, un envío rápido y cómodo y unas devoluciones ágiles, sin mayores problemas, entiende que puede hacer lo mismo con la atención médica. Es probable que ese modelo choque un poco en países como España, en donde está garantizada una asistencia sanitaria pública universal y gratuita, pero ese ejemplo no es el más habitual, lo que hace que la compañía norteamericana se fije más en países con un enorme potencial de crecimiento en esta demanda. India, con casi 1.400 millones de habitantes, puede ser el mejor ejemplo para un desarrollo espectacular.

El camino además ya está abonado. Amazon ya se introdujo primero en la farmacia electrónica, entrando así en un sector cuyos ingresos globales alcanzaron el año pasado casi 1,5 billones de dólares, siendo además clave en aspectos como el de la creación de empleo y la inversión en I+D+i en todos los países.

En Estados Unidos, con un movimiento farmacéutico de 300.000 millones de dólares, Amazon Pharmacy se metió de lleno en el negocio con el envío a domicilio de medicinas recetadas, sin gastos para el cliente que las recibe, y con descuentos de hasta un 80% para los miembros de Amazon Prime en medicamentos genéricos. A eso se le llama aprovechar las sinergias de la propia compañía.

Por otro lado, y tras vender 31.000 millones de dólares en 2021 solo en publicidad -tercera compañía de anuncios en línea más grande de Estados Unidos tras Google y Facebook-, Amazon se enfrenta también en este momento a las denuncias cada vez mayores de un abuso de la publicidad en la oferta de productos, algo que está afectando a su credibilidad. Un informe exhaustivo de The Washington Post (propiedad también de Bezos) ponía de manifiesto cómo la primera pantalla e incluso la segunda que se ofrecen cuando un cliente se interesa por un determinado objeto están copadas por productos publicitarios, que no coinciden precisamente con los mejores o los más económicos.

Queda ahora la duda de hasta dónde va a llegar la onda expansiva de la crisis del comercio electrónico de Amazon fuera de Estados Unidos y si eso va a afectar a sus planes en España, con Asturias muy pendiente de sus decisiones.

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