Urgente Prisión para el acusado de robar en gasolineras de Asturias
Luis Abad, en las oficinas que la multinacional francesa tiene en el polígono de Valnalón. DAMIÁN ARIENZA
Luis Abad Marturet, consejero delegado de Capgemini en España

«Las compañías tenemos que cambiar de forma drástica la manera de gestionar a las personas»

«Queremos incorporar este año cien personas más en Asturias. Nuestro compromiso con el Principado es firme y seguiremos invirtiendo y apostando por la región»

Sábado, 2 de julio 2022

Al consejero delegado de Capgemini España le gusta visitar los centros de trabajo de la compañía y mantener encuentros con equipos directivos y trabajadores. Esta ... semana, a Luis Abad (Madrid, 1964) le tocó visitar Asturias, con una intensa agenda, donde su prioridad era la firma de la Cátedra de Transformación Digital Sostenible con la Universidad de Oviedo, pero donde sacó tiempo para charlar con EL COMERCIO. Una conversación donde quiso reforzar el compromiso de la multinacional francesa con el Principado y en la que expresó su preocupación por la falta de talento tecnológico.

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–¿Cuál es la situación de Capgemini en Asturias?

–Llevamos trabajando aquí desde 2005 y hemos pasado de 40 trabajadores a mil. Estamos pensando en crecer a lo largo del año. Queremos incorporar este año a cien personas más, de hecho ya han entrado unas 40. Para nosotros, el de Asturias es un centro importante. Algunos de nuestros principales proyectos y de nuestros principales clientes nacionales e internacionales se desarrollan y atienden desde aquí.

–Son una multinacional francesa y el temor a las deslocalizaciones, como acaba de ocurrir con Danone, siempre está ahí, pero, por lo que dice, hay compromiso 100% con el Principado.

–Nuestro compromiso es firme con la región. Vamos a seguir invirtiendo, como lo demuestra la cátedra que acabamos de firmar con la Universidad, y apostando firmemente por seguir desarrollándonos desde Asturias, donde están el 10% de nuestros trabajadores en España.

–¿Qué les da Asturias?

–Nosotros necesitamos desarrollarnos donde haya universidades y centros de FP, donde podamos gestionar, atraer y retener el talento tecnológico que tanto necesitamos. Es verdad que las necesidades de hace 17 años cuando llegamos no son las de ahora, han cambiado muchas veces, pero en estos momentos, destaco esa cercanía con los centros de formación. Y animo a seguir trabajando para desarrollar ese talento tecnológico.

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–Un talento tecnológico que escasea y mucho a nivel global. ¿Qué está pasando?

–La tecnología transforma el mundo y hace de este un mundo mejor. Hay que convencer a los jóvenes de que si quieren tener un impacto social en la sociedad, la tecnología es un camino estupendo para ello. Eso sí, hay que aplicarla en la dirección correcta, en el ámbito de la digitalización y la sostenibilidad.

–Coincide, por tanto, con que hay que trabajar desde edades tempranas en esta formación de vocaciones.

–Hay que explicar mejor en las escuelas lo que es la tecnología y el impacto que puede tener y convencer a los niños y a los padres. Ahora mismo tenemos pleno empleo en el mundo tecnológico y eso es una realidad, pero tenemos mil incertidumbres. Las compañías siguen invirtiendo y teniendo muchas necesidades de transformar la parte tecnológica de forma profunda si quieren ser más resistentes y flexibles para adaptarse a los cambios. Y necesitamos talento para ello.

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–Son muchas las voces que atestiguan esa falta de personal en el ámbito tecnológico y esa falta de vocaciones STEM. ¿Se llega a corto plazo?

–Tenemos que entender por qué falta esa vocación entre las mujeres, especialmente, y en los niños y las niñas para poder cambiarlo. Desde nuestra fundación trabajamos para promocionar esas preferencias en los colegios, en los entornos más desfavorecidos y en el sector femenino. Con los niños es un trabajo a largo plazo. Si logramos establecer esas vocaciones, dentro de 10 años tendremos más capacidad tecnológica. Pero en el corto plazo, tenemos que promocionar mucho más la FP y ser capaces de formar gente que no tiene capacidades en el mundo digital. Las empresas estamos invirtiendo mucho en 'reskilling'.

–¿El teletrabajo no permite paliar esa falta de mano de obra?

–Dentro del mundo de la tecnología, el teletrabajo lleva implantando mucho más tiempo que la media. Ya estaba antes de la pandemia y ha venido a profundizar mucho más en esas capacidades que podemos utilizar en cualquier sitio del mundo para atender a cualquier parte del planeta. Nosotros hemos implantado un modelo rompedor y muy ambicioso, donde permitimos a las personas estar hasta un 80% de teletrabajo y funciona muy bien, aunque los tiempos los marcan los proyectos y los clientes. Un 100% de teletrabajo tiene ineficiencia, pero una gran flexibilidad es realmente eficaz.

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–¿Y qué me dice de los salarios? ¿Constituyen también una causa de falta de mano de obra?

–Si analizamos la cantidad de proyectos que tenemos las empresas programados para los próximos tres años y nuestras capacidades en el mercado español o mundial, no vamos a tener talento suficiente para desarrollarlo todo. Y ese es un problema que va más allá del salario. Nosotros crecimos el año pasado en mil personas, pero es un mercado laboral complicado.

–Es decir, no es cuestión de pagar o no pagar, es que hay una clara falta de personas.

–El salario es un elemento muy importante, no cabe duda, pero hay muchos más. Las personas hoy no solo te miden por el sueldo que le pagas, te miden por la calidad de vida que tienen, por la flexibilidad laboral que les das, por el proyecto que les ofreces y la carrera profesional que les haces visualizar. Y te exigen ser una compañía socialmente responsable –Capgemini tiene el reto de emisiones neutras en 2025 y 0 en 2030–. Nos miden por un montón de parámetros que nosotros no medíamos. Y ese es el gran reto. Las compañías tenemos que cambiar de forma drástica la manera de gestionar a las personas. Hay exigencias distintas y no todo lo condiciona el salario.

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Luis Abad, en un momento de la entrevista. d. arienza

Presión económica

–La situación económica actual, con una inflación desbocada, el coste de la energía, la guerra en Ucrania o la crisis de los microchips, no está poniendo las cosas fáciles. ¿Se temen una crisis como la de 2008?

–Cada crisis tiene su momento y tenemos que aprender a convivir en entornos de incertidumbre. Las compañías son conscientes de que para poder ser flexibles en las respuestas tienen que transformarse y lo digital es una de las claves. No vemos una desaceleración de las inversiones. Es verdad que la inflación no ayuda y mete mucha presión que es imposible de trasladar a los precios y que hay algunos sectores industriales que se están viendo afectados de forma importante. Tenemos que seguir monitorizando qué va pasando mes a mes con la inflación, con la economía, con los pedidos, con los gastos..., pero ahora mismo no vemos una desaceleración.

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–En lo que va de año el índice Nasdaq de las tecnológicas ha caído un 30%. Hay caídas en todo el sector. ¿Qué es lo que más preocupa?

–Lo que más preocupa es la falta de talento. Tenemos que ser capaces de ser más selectivos porque esa batalla es muy importante. Porque el 'core' de nuestros negocios son las personas. Nada pasa sin las personas. La competencia es cada vez mayor y muy sólida en un mercado maduro. Y tenemos que ser capaces de demostrar que tenemos un entorno estable, de formación y de personas, con las capacidades suficientes para escalar. Así que lo que más preocupa en estos momentos, al margen de la situación económica, y con lo que empezamos cada día nuestras reuniones a nivel del Grupo Capgemini, es con la gestión de las personas y de nuestro talento.

—¿Los fondos europeos serán una ayuda importante?

–Es una oportunidad que no hemos tenido nunca. Hablamos de 140.000 millones de euros. Tenemos que ser capaces de aprovecharlo al máximo. No podemos ni debemos desaprovecharla porque la tenemos y la tendremos en una ventana de tiempo, pero luego se acaba.

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Un mundo apasionante

–Diez años después de que apareciera el término industria 4.0 en Alemania, ¿vamos en el tren? ¿En qué vagón?

–La industria 4.0 ha revolucionado el mundo y lo va a hacer mucho más. Aplicando las tecnologías nuevas a la industria actual podemos tener la siguiente revolución industrial, porque las hay tremendamente disruptivas: el 5G, la gestión de datos, la inteligencia artificial, la realidad virtual, los gemelos digitales... Con ellas podemos cambiar drásticamente la industria en los próximos años y se está empezando a ver. Pero todavía estamos empezando a inventar negocios y cuando se apliquen habrá sectores que tendrán un desarrollo superprofundo. Como el de la automoción, que se está reinventando tecnológica y conceptualmente. En España estamos avanzando bien. No sé si somos la locomotora, pero podríamos serlo, porque este país tiene un atractivo especial para atraer talento. Tenemos las capacidades, las empresas y la voluntad de hacer cosas.

–Se están empezando a inventar negocios y hay que formar a los chavales en profesiones que aún se desconocen.

–Así es. Es un mundo apasionante. No ha habido tantos cambios tan rápidos en la tecnología nunca en la historia, ni tantos impactos en el mundo de los negocios y de la industria tecnológica. Tenemos que cambiar drásticamente la formación que damos y la forma de gestionar a nuestras personas porque nos lo piden ellos.

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–El eslogan 'Asturias, Paraíso Digital' derivado del tradicional 'Paraíso Natural' refleja la aspiración de muchos agentes del Principado. ¿Qué debe hacer la región para que se la identifique así?

–Para empezar necesita gente con capacidades tecnológicas capaces de llevar adelante esa transformación digital. Podemos tener tecnología, voluntades o inversiones, pero sin personas no pasa nada. Una de las cosas que está haciendo bien Asturias es combinar la universidad con la FP y nosotros lo estamos explotando bastante. En Alemania la combinación entre ambos es envidiable y en esta región se están haciendo las cosas muy bien. Todo el esfuerzo que se pueda hacer en el corto, medio y largo plazo para poder aumentar las vocaciones y las capacidades en el mundo de la tecnología va a redundar de forma directa en ese 'Paraíso Digital' que Asturias quiere ser.

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