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Nieves García ejerció de guía en la primera visita a las Termas del Campo Valdes tras su reapertura. j. c. tuero

Los romanos reconquistan Gigia y vuelven a sus baños y saunas

No solo las termas eran centros de culto al cuerpo sino que servían también de punto de encuentro y relación de los ciudadanos

guillermo maese

Jueves, 2 de julio 2020, 02:16

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A mediodía, después de trabajar y cuando las estancias ya estaban caldeadas, los romanos tonificaban su cuerpo con baños y saunas en el Campo Valdés. Ayer reabrió su museo tras el cierre obligado por la crisis sanitaria. Con restricciones en el aforo y en el tiempo de las visitas, y con un goteo lento de visitantes. Pero con ritmo, que algo es algo.

Reabierta queda la posibilidad de conocer las costumbres tonificantes del Imperio Romano a partir del siglo I después de Cristo. No solo las termas eran centros de culto al cuerpo sino que servían también de punto de encuentro y relación de los ciudadanos. También eran por tanto centros difusores de cultura con estancias variadas: sala templada (tepidario), sala fría (frigidario), la sala caliente (caldario) y la sala de sudoración. No sin antes pasar por el vestíbulo (apoditerio). Dice la historia que los baños y las saunas no eran elitistas sino que su precio era bastante módico y el acceso estaba permitido para todos los miembros de la sociedad, incluso los esclavos.

La fecha atribuible a este complejo se sitúa entre finales del siglo I y el primer tercio del siglo II. Pinturas geométricas y vegetales son conservadas casi a la perfección en los zócalos de las salas.

Dos navarros, Pilar Robles y Miguel Serrano, fueron los primeros visitantes que, desde el sábado en Gijón, ya habían visitado los otros asentamientos romanos en la Campa Torres y Veranes. «Viajamos con la idea de conocer los tres museos y con este cerramos el círculo romano de la ciudad», subrayó Robles.

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Los restos arqueológicos datan del siglo I. juan carlos tuero

Les recibe la directora de Museos Arqueológicos de Gijón, Paloma García, que respira con alivio después de reabrir todos los museos romanos de la ciudad. La ubicación, accesos y disposición interior del del Campo Valdés hizo peligrar su vuelta. Tanto que fue el último en hacerlo. «Seguimos ofreciendo una visita muy enriquecedora a unas termas que formaban parte de la dotación pública de la ciudad», destacaba ante los visitantes.

La guía de la primera visita fue Nieves García, que recuperaba con esmero su puesto de trabajo. «Tenemos aquí una prueba de que la sociedad gijonesa estaba plenamente integrada dentro de la administración romana», relató a los primeros asistentes.

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Desde ayer, las visitas deben reservarse vía telefónica, con un máximo de 8 personas, y se realizaran desde las diez de la mañana hasta las seis de la tarde. Durarán 30 minutos.

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