Un verano remolón

Razón tenía el delegado en Asturias de la Agencia Estatal de Meteorología cuando al comienzo del verano advirtió de que la previsión estacional «es un producto experimental cuya fiabilidad es muy baja». Entonces, Manuel Mora se atrevió, no obstante, a vaticinar que este año las temperaturas serían un poco más altas que las normales en el verano asturiano. Es posible que en el conjunto del periodo vacacional por excelencia, al final, el meteorólogo acabe teniendo razón y este año la temperatura suba un grado respecto al año pasado, pero lo cierto es que, sin estudios medidores que lo avalen, la sensación térmica de asturianos y visitantes es que no se están cumpliendo las previsiones. Y mucho menos las esperanzas de sol y playa.

Junio terminó mal cuando en sus últimas bocanadas sorprendió a propios y extraños con una granizada de las que en Asturias no se conocen ni en pleno invierno, no tanto por el fenómeno en sí mismo, como por el tamaño de sus piedras de hielo, de cuatro centímetros de diámetro, y viento tormentoso, que azotó especialmente Gijón, donde se recogieron en diez minutos diez litros por metro cuadrado. Fue un hecho puntual, pero se convirtió en el anuncio de una inestabilidad que perdura dos semanas después.

De hecho, julio no mejoró mucho las perspectivas de junio, porque si bien no está siendo especialmente lluvioso, sí está resultando marcadamente nuboso. Con temperaturas dispares, en ocasiones alcanzando esos 30 grados que en el Principado no se suelen registrar, y en otros momentos con tardes frías, que no frescas, como la del viernes último. Un frente atravesó Asturias y el descenso de temperaturas se extendió hasta ayer sábado, con una máxima que no superó apenas los 20 grados, con momentos de sol y de nube.

Para hoy las previsiones térmicas no son tampoco muy animosas, con una mínima de 14 grados y una máxima de 20, pero la Agencia Estatal de Meteorología señala que, a pesar de que el día comenzará nublado, con incluso un 10% de probabilidades de lluvia, a partir de las 12 del mediodía brillará un sol espléndido. Y lo mejor es que la buena racha promete seguir el lunes y el martes. No más, pero la pequeña estancia del sol de julio permitirá subir las temperaturas hasta los 23 y 26 grados respectivamente, en lo que constituirá el momento más parecido a verano de lo que llevamos de julio.

A partir del miércoles las temperaturas bajan paulatinamente de los 25 a los 22 grados, lo que en un verano tan variable sería recibido aún de buen grado ,si no fuera porque lleva aparejada la reaparición de las nubes. Se va el sol y, de paso, trae la probabilidad de lluvia, que si el miércoles es del 15%, el jueves y el viernes se sitúa entre el 40 y el 50%. Eso sí, los vientos se mantienen entre 10 y 20 kilómetros por hora.

Otras mediciones

Esos pronósticos son los que maneja la Agencia Estatal de Meteorología, pero otros expertos en el estudio meteorológico realizan diferentes previsiones. Meteoasturias.com, en la linea de la Aemet, recoge que desde mañana hasta el miércoles los cielos serán poco nubosos con unas temperaturas que conseguirán superar los 25 grados el lunes y aproximarse a los 30 tanto el martes como el miércoles, mientras que eltiempo24.es, en una previsión de 16 días, proporciona un compendio realmente desolador: desde hoy y hasta el domingo 29 de julio, el cómputo de días soleados es de tres. Y el de pocos nubosos, otros tres. Conclusión, los nueve restantes son nubosos. Eso sí, las temperaturas máximas oscilarán entre los 20 y los 29 grados.

En cualquier caso, aunque los meteorólogos mantienen que toda previsión a más de una semana vista es una entelequia, la segunda quincena de julio, agosto y buena parte de septiembre tendrán que acelerar el paso para alcanzar ese grado de más que en 2011, y recuperar así el tiempo perdido por las tres primeras semanas de un verano que aún echamos en falta.