El hombre dejó de tener relación con su familia hace cinco años

Los padres de David F., la pareja de Fadila C., madre del niño aparecido muerto junto a las vías del tren cerca del apeadero de La Argañosa, lamentan lo ocurrido al pequeño: «Solo lo siento por el niño, por mi hijo ya me da igual», dice la madre en declaraciones al periódico 'La Voz de Galicia'. Los padres explican que hace ya cinco años que dejaron de tener relación con él: «Lo tuvimos que echar de casa porque la convivencia era insoportable». Muy afectados por lo ocurrido en Oviedo, cuentan que en su municipio coruñés de Cambre, en la parroquia de Pravio, David F. tuvo problemas de drogas. Están desesperados sin poder comprender qué pudo pasar por la cabeza de su hijos para protagonizar tan terrible suceso. Los vecinos de Cambre se muestran solidarios con el matrimonio al que califican de «muy buena gente» y «muy trabajadores». De David F. cuentan que es «un renglón torcido, como muchos otros», y apoyan a su familia en un momento en el que los padres del fugado «no tienen culpa de nada».

Mientras, en Oviedo el Juzgado de Instrucción número 3 mantiene el secreto de las actuaciones desde el momento en el que se hizo cargo del caso.

El cuerpo del pequeño de dos años continúa en el Instituto de medicinal Legal a la espera de que la Policía detenga a la pareja. Su declaración será clave para esclarecer los hechos y podría requerir nuevas pruebas en la investigación. Si alegaran en su defensa que la muerte del niño se produjo de forma accidental y escaparon por miedo, la juez podría solicitar un nuevo informe forense con el objetivo de aclarar lo ocurrido en el piso de Vallobín, según explican fuentes próximas al caso.

La vivienda ubicada en la calle Vázquez de Mella sigue intacta tras la muerte del menor. Los agentes la mantienen sin alterar con la intención de que las piezas que aún faltan consigan finalmente encajar. Cuando den con los fugados los llevarán al piso para hacer una reconstrucción del crimen.

La pareja formada por Fadila C., marroquí de 21 años, y David F., gallego de 33, huyó de la casa en la que llevaba dos meses viviendo tras la muerte del niño o cuando se descubrió el cuerpo a pocos metros de la vivienda familiar.