La pareja acusada de la muerte de un niño en Oviedo se entrega en León ante la presión policial

En un parque público de León detuvo ayer la Policía Nacional a Fadila C., la madre del niño hallado muerto en las inmediaciones del apeadero de La Argañosa, y a su pareja, David. F., ambos acusados del homicidio. Acorralados por la presión policial y sin medios económicos tras más de una semana de fuga, el coruñés llamó al 112 para anunciar su intención de entregarse y facilitó una difusa ubicación. La información fue trasladada a la Policía Nacional, que localizó a la pareja sobre las tres y media de la tarde. No opuso resistencia.

Tras unas primeras horas en la comisaría de León, ambos detenidos abandonaron esta ciudad cerca de las nueve de la noche en vehículos separados y camuflados, acompañados de otros dos identificativos, con destino a la capital asturiana. Dos de los coches, con la pareja y seis agentes, llegaron a Oviedo cerca de las diez de la noche y accedieron a toda prisa a la sede de policial de Gil de Jaz. En su interior estaba previsto que los acusados por la muerte violenta del pequeño Imran, de dos años, prestaran declaración. Posteriormente, previsiblemente mañana, pasarán a disposición del Juzgado de Instrucción número 3, dirigido por la juez Begoña Fernández, quien desde que se puso al frente del caso decretó el secreto sumarial.

Finaliza así una intensa búsqueda desde que el lunes 3 de noviembre apareciera el cadáver del menor en uno de los márgenes de las vías ferroviarias con claros signos de haber recibido una paliza, según determinó la autopista. Al menos dos días antes, previsiblemente el sábado 1 de noviembre, la marroquí y el gallego habían dejado su domicilio de la calle Vázquez de Mella y emprendido la huida.

La orden de búsqueda se dictó a nivel nacional e internacional, con Málaga y Galicia, donde ambos tienen familia, como puntos de especial atención. La Policía de León también intensificó este fin de semana su vigilancia «al tener fundadas sospechas de que ambos se encontraban en la capital leonesa». Entre las múltiples llamadas recibidas desde que se difundieron sus fotografías en todos los medios de comunicación, varios testigos aseguraron haber visto a esta joven marroquí y al gallego, con un característico tatuaje en forma de estrella en el cuello.

Al parecer, la pareja, sin vehículo propio, viajó en transporte público hasta la capital leonesa, donde llevaban varias noches durmiendo en la calle, según informaron fuentes del caso, ante la falta de dinero. La continua presencia de los agentes en sus alrededores forzó la decisión de David F., con antecedentes por agresiones y hurtos. «Estaban tan cercados que no les quedó más remedio», apuntaron. Así, tras ocho días de búsqueda, el coruñés llamó al servicio de emergencia a primera hora de la tarde. «Dijo que se quería entregar», informaron. Facilitó unos vagos datos de su paradero y el de su pareja, suficientes para activar el dispositivo policial de localización para afinar la búsqueda. Cuatro patrullas se desplazaron al parque situado en Las Ventas y los trasladaron a la comisaría. Allí permanecieron cinco horas y les enviaron a Oviedo una vez finalizado el atestado policial.

Regreso a la ciudad

La pareja retorna así a la ciudad donde apenas llevaban dos meses viviendo. Se había conocido en Estepona, donde ella tiene familia, y viajaron a Asturias cuando él encontró trabajo en un taller de las inmediaciones de La Tenderina. Alquiló un piso en la calle Vázquez de Mella y, en apariencia, hacían una vida normal. Fadila, en paro y embarazada de su actual pareja, según le anunció a una conocida, siempre iba a acompañada de su hijo, fruto de una relación anterior. Solía llevarlo al parque, a comprar gominolas y «parecía una buena chica», la describieron algunos vecinos. La mujer y el pequeño iban a buscar a David F., al que este llamaba «papá», a su empleo, del que le echaron tras un robo de noche en el taller.

Sin embargo, de puertas para adentro el clima era un infierno. Los vecinos del portal oían «gritos», «golpes» y «lloros» en el interior del domicilio. Llegaron a avisar a la Policía Nacional, pero cuando los agentes se personaron no abrieron la puerta. El pequeño Imran también habría sido víctima de esas agresiones. En una ocasión apareció cojeando de una pierna. La pareja dijo se había caído de una banqueta, justificó.

Sin familiares en Oviedo, la ausencia del menor llamó la atención a sus vecinos el viernes. Ella les dijo que lo habían enviado a Málaga ante sus dificultades para mantenerlo. Eso explicó el día en que supuestamente se depositó su cadáver en la maleta y se dejó abandonado en las cercanías de la estación de tren.

En los días siguientes nadie más vio a la madre ni a su pareja, que iniciaron una fuga que ha tenido en jaque a la Policía Nacional. Desde el principio confió en apresarlos rápido. «El caso está cerca de resolverse», avanzó ayer por la mañana el delegado del Gobierno en Asturias, Gabino de Lorenzo. Ahora se enfrentan a la acusación de «homicidio doloso» y fuga, entre otros cargos.