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El periodista Juan Rubio, autor del ‘El fin de la era Rouco’. / R. C.
«A Rouco le ha ido mejor con Zapatero que con Rajoy»
RELIGIÓN

«A Rouco le ha ido mejor con Zapatero que con Rajoy»

El periodista Juan Rubio desmenuza las claves del mandato del cardenal gallego

ANTONIO PANIAGUA

Domingo, 23 de febrero 2014, 08:56

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Ha sido el hombre que ha marcado el rumbo de la Iglesia católica en España a lo largo de dos décadas. Durante mucho tiempo su nombre era sinónimo de poder. El presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco, ha sido la voz de los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI en España, el ariete contra el laboratorio laicista que se estaba fraguando en ese país que antaño fue luz de Trento y martillo de herejes.

El director de la revista Vida Nueva y sacerdote, Juan Rubio, desmenuza las claves del largo mandato del cardenal al frente de la jerarquía católica en El fin de la era Rouco (Península). Su gobierno de los asuntos eclesiásticos se traduce en un acusado presidencialismo, aunque deja cuestiones sin resolver, como las pulsiones nacionalistas de las Iglesias vasca y catalana. Pese los encontronazos con el Ejecutivo socialista, Rubio piensa que al purpurado le ha ido mejor con Zapatero que con Aznar y Rajoy.

¿Ha sido Rouco el hombre más poderoso de la Iglesia española?

- Personalmente creo que sí, pero acotando el tiempo. Diría que ha sido un poder que ha marcado los últimos 20 años y ejercido con voluntad de futuro. Quedan hipotecadas muchas situaciones para el futuro inmediato. Ha sido un hombre poderoso

Entre las virtudes del protagonista de su libro usted cita la astucia, la sutileza, la socarronería y la inteligencia, entre otras. ¿Cuáles son sus puntos débiles?

- Su gran virtud, a mi juicio, ha sido la fidelidad a lo que se le ha pedido por parte de los últimos dos papas. Como puntos débiles podría citar tres aspectos: personalismo puesto de manifiesto en su presidencialismo, que es un aspecto que habrá que debatir en los estatutos de la Conferencia que él logró transformar en este aspecto. Otro punto débil, relacionado con lo anterior, ha sido cierta uniformidad en su sentido de comunión eclesial y que ha llevado a un pensamiento único y a cierta fragmentación de la comunión. Y el tercer punto débil, un concepto de intervención de lo religioso en la esfera de lo público, propio de su mentalidad jurídica. Un intervencionismo ajeno a una Iglesia que debe proponer, más que intervenir.

Soluciones rápidas

-¿Qué piensa de las apuestas de Rouco por los nuevos movimientos como Camino Neocatecumenal y Opus Dei?

-Creo sinceramente que el cardenal no es de movimiento alguno. Es un hombre eclesial, no se apunta a nada ni se casa para siempre con ninguna tendencia en la Iglesia. Pero sí es verdad que el Rouco, por astucia y carácter, ha sabido servirse de esos movimientos, que le han correspondido. Y lo ha hecho para convocatorias masivas, proyectos académicos, apoyo a sus desafíos. Estos movimientos han sabido estar cerca y el cardenal usarlos en el buen sentido. Si una iglesia en una barriada se queda sin sacerdote, hay escasez de clero, el barrio es difícil, etc habla con el Camino Neocatecumenal y antes que cante un gallo, allí empieza a moverse una batería de misionero. Sabe buscar soluciones rápidas. Y luego sabe agradecerclaro ¡De ahí el acto de Cibeles, tras la marcha del Papa en la JMJ de Madrid en 2011. Vosotros me dais, yo os correspondo, pero no, no se casa con nadie.

El cardenal no parece un hombre de la cuerda del papa Francisco. Aparte de diferencias de talante, usted destaca que en el último cónclave el cardenal gallego votó a Angelo Scola, y no a Bergoglio.

- Sí. Scola y algún otro eran su opción. Estaba claro, lo cual no es malo; entra dentro de la libertad. Rouco puede no estar de acuerdo con el estilo y las formas, pero en el pensamiento coinciden, no en la forma de expresarlo o de dar prioridad a las cosas. Aunque me dicen que últimamente está menos irónico con el papa. Hubo momentos después en los que le faltó cierta prudencia sobre algunas cosas que venía haciendo Francisco. Si Bergoglio no fue su opción, no quita que ahora lo apoye, con la boca chica. En la Iglesia, Roma locuta, causa finita. Habla Roma y todos callan.

Rouco mantuvo una lucha encarnizada contra el Gobierno de Zapatero con motivo de la clase de religión, el aborto, el divorcio exprés, el matrimonio homosexual, la asignatura Educación para la Ciudadanía ¿No cree, sin embargo, que a la Iglesia no le fue tan mal con el dirigente socialista, a la vista de la subida de la asignación tributaria y las ayudas a la JMJ, por ejemplo?

- Creo que a Rouco le ha ido mejor con Zapatero que con Aznar o Rajoy. Con éste ni se ha reunido aún. Viejas historias de cuando uno era el arzobispo de Santiago y el otro presidente de la Diputación de Pontevedra, que es de esa archidiócesis. No olvide que los pactos con la izquierda son más duraderos que con la derecha. Hubo quejas, lamentaciones, protestaspero todo llegó a un punto muerto para el éxito de la JMJ-2011. Para Zapatero, París bien vale una misa. Rouco se jactaba de haber puesto de acuerdo a todos en un mismo fin. Con la izquierda, la Iglesia sabe qué piensa con respecto a lo religioso; con la derecha es más difícil. Hay una derecha sin Dios más peligrosa para la Iglesia y una derecha del PP que a la hora de sentarse a negociar con la Iglesia, se sienta solo con una parte, con una sensibilidad. En el PP suelen decir: pero con qué Iglesia tenemos que vernos?

ADN católico

¿Cuáles son las razones de la enemistad entre Rajoy y el presidente del episcopado? ¿Qué cuentas pendientes quedan sin ajustar?

- Ahí estaba la COPE y su famoso locutor-estrella; ahí están las leyes que la Iglesia espera se deroguen como la de los matrimonios del mismo sexo. La Iglesia creía que iba a ser con Rajoy, pero no. Lo extraño es que Gallardón, tan enemistado con Rouco, ahora hinche pecho en el tema del aborto. No sé si hay enemistades personales, pero lo que sí es verdad es que no parecen fiarse el uno del otro. Me consta que hay más encuentros con gentes del PSOE. Rouco no esperaba más del PP, otros en la Iglesia sí, pero no él. Al menos de este PP que no aprobó en el congreso de Valencia la creación de un grupo de cristianos dentro del partido, como lo tiene el PSOE. Aquella propuesta de Eugenio Nasarre no prosperó, no porque todos sean católicos, sino porque, como se dijo allí, eso ni se planteaba. Como si en el ADN del PP estuviera el ser católico.

¿Quiso Rouco impulsar un partido católico?

No creo que haya intentado impulsar un partido católico. Algunos, como Alfredo Dagnino, presidente de los Propagandistas, lo intentaron, apoyado por varios grupos mediáticos, como Intereconomía, el grupo de Ariza, y algún clan mexicano. Pero no, Rouco nunca lo vio claro. Lo suyo es otra cosa: influir en los políticos adeptos.

¿Ha manejado Rouco con acierto las pulsiones nacionalistas de la Iglesias vasca y catalana?

-No. Es una asignatura pendiente. El cardenal participa de ese imaginario colectivo españolista que no entiende, ni se esfuerza en entender, el tema catalán y vasco. En la Iglesia vasca sí ha intervenido y logrado obispos afines, no así en Cataluña. Esa asignatura está pendiente y ya quizás sea tarde.

¿Quién cree que le sucederá al frente de la Conferencia Episcopal? ¿Ya está la decisión tomada?

-No. Eso no se sabrá hasta el 10 o el 11 de marzo. Nombres Pues no sé. Carlos Osoro, de Valencia; Juan del Río, arzobispo castrense Los obispos verán y, pero no lo ven muy claro aún. El que no esté el cardenal Rouco les da cierta libertad de espíritu para votar. No hay en esta ocasión obediencias debidas. Por lo tanto pudiera haber sorpresas.

Sin delfines

¿Dará Rouco la batalla en las elecciones a la presidencia de la Conferencia Episcopal presentando a un delfín?

- No. Ni mucho menos. Eso no entra en sus planes. Él ha superado el record con cuatro trienios y no interviene. Se ha visto en las elecciones a la secretaría general. No luchó por su delfín. Así empieza mi libro.

En el libro se ice que algunas veces la jerarquía española actuó con más celo que el propio Vaticano en la persecución de teólogos díscolos. ¿Se puede hablar de caza de brujas?

- Si no una caza, sí un exceso de celo. Ha habido persecuciones como la del sacerdote Pagola, revestida de algo doctrinal, pero que en el fondo tenía razones de otro tipo, relacionadas con su pasado en la diócesis de San Sebastián. Más que caza de brujas, que no la ha habido, lo que se ha creado, y eso es malo, es un ambiente de autocensura en los teólogos. Rouco, como teólogo nunca intervino directamente. Lo dejó a otros. Pero eso ha pasado desde los años ochenta en toda la Iglesia, no solo en España. Mas que cacería lo que faltado es estilo.

¿En qué consiste ese ayudar a bien morir, propio del cardenal y de que habla en la crónica?

-Con ciertos movimientos progresistas, como la Asociación de Teólogos Juan XXIII, Rouco cree que es mejor, dada la edad de muchos de sus miembros, dejar que estas situaciones pasen y hacer crecer otras. Da fuerza a unos grupos, no apoya a otros y así confía en que el tiempo pase y se diluyan. Con algunos temas de enfrentamientos de religiosos, por ejemplo, él dice: total son pocos y viejos.

España y el Papa

¿Cuáles cree que serán las instrucciones que reciban los obispos del Papa Francisco en su próxima visita a Roma?

- No creo que el Papa dé instrucciones. Hablará de los temas de siempre, de la primacía de la misericordia. Los obispos ya saben de qué va la cosa. Oído cocina. Ya sabe. Esta vez el Papa no los recibirá uno a uno, sino por grupos y en sus discursos repetirá el mismo mensaje que viene dando a todos. El Papa, que tiene mucha información sobre España, los alentará a seguir trabajando por una Iglesia con mas comunión y mas samaritana.

¿Por qué ese deseo del arzobispo de meter en cintura a los frailes y monjas?

-Entiende la vida religiosa de otra manera. Cree que los religiosos no son suficientemente fieles y que han ido a su aire. No entiende la vida religiosa, pero eso no es cosa solo de Rouco, sino de muchos otros obispos y de una manera de entender la Iglesia. Para él la vida religiosa tiene más sentido en el estilo de las monjas de Lerma, pero no en otras experiencias de vida religiosa en las fronteras. Porque en las fronteras, como le pasó a aquel soldado que se perdió por los Cerros de Úbeda, no es fácil controlar. Con lo difícil que es perderse en aquellas lomas. Pero él cree que se pierden y que no son controlables. Pero repito, no solo él.

Durante mucho tiempo el periodista Federico Jiménez Losantos gozó de la protección del cardenal. ¿Qué le impulsó a sacrificarlo?

-Ha sido de las grandes equivocaciones del cardenal. Creo que influyeron dos aspectos: Roma, que ya estaba harta de quejas y la proximidad de la JMJ-2011, cuando todo tenía que ir bien. Losantos era una piedra en el camino, pero al cardenal le interesaba tener al enemigo cerca. Pero ¿quién se acuerda ya de aquello?

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