Polémica en el Descenso Folklórico del Nalón por la forma de construir las embarcaciones
Algunos romeros se quejan de que haya peñas que adquieran a falleros figuras ya elaboradas para integrarlas en sus plataformas
¿Evolución o tradición? Los participantes en el Descenso Folklórico del Nalón, que se celebrará el próximo 23 de agosto en Pola de Laviana ... , llevan semanas debatiendo si es apropiado que algunas peñas adquieran a maestros falleros figuras u otros elementos para incorporar a sus embarcaciones. Esto ocurre a tan sólo un mes de la gran cita, cuando las peñas cuyas plataformas optan a ganar el gran precio –La Sopera– ya están inmersas en los preparativos para darles forma.
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¿Cómo hacerlo? Aquí está el debate. Mientras que algunos peñistas entienden que el alma del Descenso es que cada peña construya su propia embarcación, como se recoge en las bases, los hay que admiten que es aceptable que se puedan adquirir figuras u otros elementos para integrarlos en sus creaciones. Se calcula que en esta edición podrían llegar a contabilizarse hasta seis peñas que encargaron elementos ya construidos, aunque después haya que terminar de lijarlos, pintarlos e integrarlos. No es el primer año que ocurre esto. En ediciones anteriores también hubo compra de figuras que después se pintan y se ensamblan para incorporarlas a la embarcación. Se trata de un asunto que no es novedoso, pero que nunca ha sido tratado en las reuniones oficiales que se celebran en cada edición con los responsables y capitanes de las peñas participantes.
Los más tradicionales apelan al espíritu de la fiestas. Es decir, que reunidos los peñistas construyan juntos la embarcación con la que quieren deslumbrar al público. Aseguran que así, además de conservar el origen de la fiesta, se apuesta por la participación de pueblos y peñas de amigos que se reúnen durante semanas para preparar la embarcación. Algunos ya hablan de poner límites y que a los grandes premios sólo opten las embarcaciones «hechas en casa». Y también apelan al espíritu que desde hace años se intenta inculcar a los niños para vincularlos al Descenso y que vivan todo el proceso, comenzando por el diseño y la construcción de la embarcación
Innovando, algunos peñistas recuerdan que a lo largo de la última década los cambios en el Descenso son innegables y que no es inadecuado aceptarlos. Así, apuntan a que hace años los trajes se confeccionaban en las casas y que ahora se compran a grandes distribuidores. No aprecian problema en que esto se traslade a las carrozas, y que algunos elementos se adquieran, la gran mayoría a maestros falleros en Valencia, y después se integren en las embarcaciones. Además, indican que desde hace años se contrata a profesionales como pintores o decoradores para embellecer las carrozas.
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Esta nueva polémica se une a otra existente desde hace varias ediciones: la proliferación de peñas muy numerosas, que superan los varios centenares de romeros que, sin embargo, solo se conocen cuando recogen los disfraces y el mismo día de la fiesta. Así, algunas aseguran que, muchos no han visto la embarcación hasta que se sitúa en el punto de partida. No llegan, dicen, a tirar por ella, ni mucho menos se plantean participar en su construcción.
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