Comienza la exhumación de la fosa común de Santianes: «Intentamos cerrar una herida»

Así lo ve Faustino Álvarez, de Algeciras (Andalucía), descendiente de una de las víctimas, que este viernes acudió al inicio de estos trabajos para saber si, por fin, «encontrarán a mi abuelo, Faustino Álvarez». Era agricultor, tenía 24 años y dos hijas, cuenta Álvarez: «Intentaba sobrevivir en el campo y le pegaron un tiro. Una de las grandes penas que llevo es lo que tuvo que pasar mi abuela después para seguir adelante».

Fueron varios los descendientes de los allí represaliados quienes acudieron este viernes a una fosa en la que se acaba de iniciar la exhumación.

También acudió allí la directora general de Memoria Democrática, Begoña Collado, y el alcalde del concejo de Grado, José Luis Trabanco. Además, el catedrático responsable de la exhumación, José Avelino Gutiérrez González, detalló los pormenores tras dos días de trabajo.

Toda la operación la está realizando el grupo Arqueos de la Universidad de Oviedo, financiada por el Principado. Es una intervención hecha a partir de un estudio preliminar con «los testimonios de transmisión oral de las familias», destacó la directora general. Será el mismo proceso que se seguirá en la próxima exhumación, programada para inicios de septiembre, en Carcéu, en Valdés.

La historia que se conoce, explicó Carlos León, presidente de la Asociación Memorialista de Grado, quien también estuvo este viernes en el cementerio, dice que «las víctimas se enterraron en una fosa en un prau cualquiera, porque el cura de entonces no los dejó entrar». Más tarde, en los años sesenta, «el nuevo cura dejó que entraran en el cementerio, en una fosa común».

Esos son los indicios, añadió Gutiérrez, que apuntan que «la fosa podría encontrarse en el área de excavación actual», pero no deja de ser una operación «incierta», advirtió Collado, «ya que no siempre se logran hallazgos y en el caso de Santianes la dificultad es mayor» por el movimiento que, en teoría, hubo de los restos. De todos modos, «hace falta continuar los trabajos para confirmarlo», concluyó el catedrático.

Las familias, por su parte, aseguran que no pierden la esperanza de que al final se encuentre a sus seres queridos, 88 años después de la tragedia.