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Tomás Estrada en la costa de Glocester, en Massachusetts. E. C.

Estados Unidos

Asturianos en la díaspora
«Trump acorta los visados de estudios»

El filólogo naveto Tomás Estrada cursa su doctorado sobre los romances orales en Asturias en la Universidad de Amherst

Sábado, 20 de septiembre 2025, 23:51

Tomás Estrada (Nava, 1998) acaba de iniciar su tercer curso en la Universidad de Massachusetts, ubicada en Amherst, a donde llegó, como apunta, «casi por casualidad» con una beca de intercambio entre esa institución académica y la Universidad de Oviedo y en la que, tras impartir español durante un año, decidió solicitar una plaza para realizar allí su doctorado. Graduado en Filología Hispánica, este naveto sigue muy vinculado a su tierrina a través del tema que ha elegido para su tesis, los romances de tradición oral recogidos en nuestra región, y también del grupo Santina, que agrupa a investigadores asturianos de distintas universidades estadounidenses.

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Desde la pequeña ciudad donde nació y vivió prácticamente toda su vida la poeta Emily Dickinson («Aquí al lado está su casa», refiere Estrada), el filólogo explica que el asunto sobre el que investiga, pese a lo que pudiera parecer, «es uno de esos temas que aquí interesa para concederle un doctorado a alguien de fuera porque no es algo que pueda ofrecer un estudiante americano». Acerca de las condiciones en que desarrolla su trabajo académico, asegura que «una de las diferencias de las universidades de este país respecto a las españolas es que el hecho de que aquí las matrículas sean más caras genera mucho dinero a la universidad y eso se traduce en mayores recursos de los que puedes disponer y en que se contrate a más gente y por más tiempo». Otro aspecto que elogia el asturiano del sistema académico en los Estados Unidos es «la libertad que tienes para cursar asignaturas que te interesen al margen de su relación con la materia que estudias, hay mucha flexibilidad en ello y resulta muy enriquecedor», expresa.

En cuanto a la sociedad que se ha encontrado en esta zona de Nueva Inglaterra, afirma que «la gente es más abierta que en otros lugares del país, son muy amables de primeras, aunque luego hay una barrera difícil de pasar en las relaciones personales, no es fácil entablar una amistad y viven más dentro de sus casas. Pese a todo eso, en general son menos conservadores que en otras zonas y como ejemplo, cuando ganó Trump, en Amherst y en Boston había manifestaciones en contra todas las semanas».

Sobre cómo están afectando a la enseñanza universitaria las políticas ultras del dirigente republicano, Estrada desvela que «ha habido grandes recortes en recursos de investigación y contratación de docentes, eso implica supresión de algunas asignaturas y que al disminuir el alumnado a su vez se le quite más dinero a los departamentos, incluso a su eliminación». Le preocupa especialmente lo referente a los visados de estudios: «Hasta ahora eran las propias universidades las que los concedían y Trump quiere que sea el gobierno quien lo haga y por un máximo de cuatro años, un periodo insuficiente aquí para un doctorado. Estamos a la expectativa de lo que vaya a cambiar. Y también hay policía de inmigración en los campus que pueden pedirnos información sobre estudiantes extranjeros».

El filólogo echa de menos «la vida social y la comida». Por lo demás, revela que «esto es como Asturias pero sin montañas y el clima, calor en verano y un invierno duro: en enero tuvimos menos 25 grados». Su futuro lo contempla «donde haya trabajo, en España o donde sea, aunque aquí no sé cuánto tiempo me veo viviendo. Lo aprovecho mientras tanto», zanja divertido.

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