Asturianos en la diáspora
Carlos Fernández Mortera, campeón de Asturias de golf, cursa General Business en Michigan y juega en la División 1 universitaria
Desde Ypsilanti, la pequeña ciudad próxima a Detroit donde reside, Carlos Fernández Mortera (Gijón, 2005), afirma que «nací básicamente en un campo de golf». Actual campeón absoluto de Asturias en ese deporte, fue gracias a él como llegó hace tres años a Estados Unidos para seguir avanzando en el 'green', a la vez que estudiaba. Pasó dos cursos en la Charleston University (Virginia Occidental) y ahora lo hace en la Eastern Michigan University, donde se forma en un Major de General Business y juega en la División 1 de golf en la liga de colleges estadounidense.
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Para el joven deportista asturiano lo primero fue el golf, pero desvela que lo combinó con el fútbol hasta los 15 años: «Fue al entrar en el bachillerato, tenía que tomar una decisión porque quería hacer una cosa bien y dedicarle todo el tiempo, poner todo a una y me centré en el golf». En ese deporte fue creciendo y destacando hasta que le llegó la hora de tener que plantearse una nueva disyuntiva. «Lo hablé con la familia y en España era o bien golf o bien estudiar. Y en mi familia que me apoyan muchísimo en el deporte, consideramos que los estudios son fundamentales, entonces no había opción y yo además siempre había querido venir a América. Los mayores con los que socializaba en las competiciones habían estado aquí y me contaban que podías estudiar y estar todo el día en el campo de golf. Tuve claro que eso era lo que yo quería hacer. Así que llegué aquí con una sonrisa de oreja a oreja», relata.
Carlos asegura que estaba bien mentalizado para el reto que suponía dar ese paso. «Desde que decidí que me encantaba el golf y que quería poner ahí todo mi esfuerzo, sabía que tenía que sacrificar muchas cosas a cambio. Es lo que estoy haciendo aquí y es lo normal en América. Cuando nos levantamos a las 6 de la mañana para ir al gimnasio y dedico entre 6 y 8 horas a entrenar, lo cuentas en España y suena como raro, pero aquí la disciplina es increíble. Y para mí, estar rodeado de profesionales, venir todos los días al campo a entrenar, es un disfrute», expresa.
Además de crecer y mejorar como deportista, el gijonés desvela que su estancia universitaria le ha permitido «viajar muchísimo en la División 1, he ido a Chicago, Arizona, México, California, Florida» y la propia realidad cotidiana en el campus de Ypsilanti es un recorrido diario por la diversidad global ya que «en el equipo de golf, prácticamente todos somos internacionales, yo soy el único español». Entre los contrastes que ha ido experimentando señala detalles como que «el poder ir con mis amigos a tomar algo en una terraza, como en Gijón, eso aquí, desde luego no lo hay o que cenas a las 6 de la tarde». Y lo que más echa de menos es «a mi familia y a mis amigos, pero son solo ocho meses, luego vuelvo los tres de verano y otro en navidades . Y la comida, claro, pienso en un cachopo de mi abuela y se me hace la boca agua», confiesa entre risas.
De su primer invierno en Michigan aguarda «las nevadas, que me han dicho que esto se pone muy feo», apunta con el mismo humor y de su futuro inmediato, el sueño que alberga es seguir el próximo curso en Ypsilante, donde coincidirá con su hermano menor y en el golf y poder pasar al mundo profesional. Mientras tanto, aprovechar esta oportunidad increíble«.
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