«Londres es el Nueva York de Europa»
La ovetense Marta Canga lleva nueve años viviendo en la capital británica, donde trabaja como 'influencer' de moda sostenible
Marta Canga (Oviedo, 1993) nació en Bélgica, pero su pasaporte es «100% español». Ella se considera «una española belga» que, desde hace nueve años, para rizar aún más el rizo, vive en Londres. «Vine en 2014, después de haber estudiado Ciencias Políticas», explica y recuerda que los comienzos no fueron nada fáciles. «Fue una experiencia muy interesante porque, al principio, estaba muy sola, pero vivía en una residencia con otros estudiantes y allí conocí al que ahora es mi marido».
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La capital británica le regaló el amor «de un brasileño de origen japonés», con el que forma «una mezcla muy curiosa», se ríe. Y, además, gracias a él, Marta retomó su pasión por crear contenido. «Yo empecé en las redes sociales en 2012, usaba mucho Flickr, Lookbook y Myspace. Me gustaban mucho porque veía a otras chicas de mi edad que publicaban sus 'looks'», rememora. Marta tuvo sus propios perfiles en esos espacios virtuales, pero con el tiempo y la mudanza a Londres, aparcó esa afición, hasta que su marido -entonces novio- le preguntó por aquello. «Me buscó en Google y quiso saber por qué yo aparecía tanto en internet. Le expliqué lo que había hecho y me dijo que siguiera, que se me daba muy bien».
Con esa idea rondándole ya la cabeza, «en 2015 hubo un movimiento muy interesante de veganismo aquí en Inglaterra», recuerda y ella encontró en esa situación la oportunidad perfecta para renacer. «Hice una especie de 'rebranding' y decidí que era mi momento para buscar mi nicho». Y lo encontró en la moda sostenible: «A mí no me gusta nada el 'fast fashion'», asegura. «Es una mentalidad que en España todavía está muy presente. La gente va de boda y no quiere repetir conjunto de ropa».
Ante esa realidad, Marta utiliza su plataforma para luchar, aunque «sin ser activista» porque «cada uno puede hacer con su vida lo que quiera». Ella simplemente da ideas, aprovechando que «la pandemia tuvo un impacto muy grande en la forma de pensar de mucha gente», opina y reconoce que, a veces, la moda ecológica es demasiado cara. «Creo que la gran dificultad que tenemos es que hay mucha gente que tiene la idea de que la moda sostenible es inaccesible y es verdad, en parte lo es». Ella asume que muchas personas «no se pueden gastar 100 euros en unas zapatillas, sobre todo, cuando esas zapatillas son de marcas que nunca has oído antes».
Por eso, esta 'influencer' apuesta por darle una segunda vida a las prendas. «Todos los 'looks' de mis redes sociales son de segunda mano, los compro en Vinted o en Ebay», explica. «Yo intento demostrar que te puedes vestir muy bien de segunda mano o de marcas éticas». Y, gracias a esa apuesta que hizo, puede vivir de su pasión. «Yo trabajaba como cazatalentos y me gustaba, pero estaba muy quemada. Trabajaba todos los días de la semana y no tenía tiempo para nada», se queja y explica que «en Londres los sueldos para puestos junior son muy bajos y el coste de la vida es bastante caro, entonces en 2019 me lancé a dedicarme solo a las redes sociales», rememora. Fueron muchos los que no daban crédito a esa decisión, pero ella está feliz de haberla tomado.
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Y, sobre todo, de haberlo hecho en una ciudad que le resulta «muy interesante porque es multicultural y me hace sentir en casa», promete. «Es una capital muy liberal y muy abierta, en la que tienes muchísimas cosas para hacer, es el Nueva York de Europa», considera, al tiempo que piensa en la cantidad de planes de los que puedes disfrutar porque hay «muchos conciertos, galerías y museos».
Eso sí: la parte negativa son los precios, que están por las nubes. «Después del 'Brexit', las cosas son aún más costosas. Entre la inflación y la salida de la Unión Europea, el coste de vida aumentó muchísimo», se lamenta. Igualmente, su plan de futuro pasa por quedarse allí porque es un lugar «muy bien conectado con España, con Bélgica y con Brasil».
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Además, Marta confiesa que «siendo inmigrante y habiendo crecido como inmigrante, no siento la necesidad de volver a España». Ella prefiere regresar a Asturias solo de vacaciones, para comer bien y desconectar en la naturaleza, antes de hacer la maleta de vuelta y asentarse otra vez en Londres, esa ciudad que le dio «muchas oportunidades» y que está llena de «mujeres emprendedoras que me inspiraron mucho».
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