Asturias, entre las siete comunidades que vacunan de la tos ferina a embarazadas
En junio, ante la escasez del fármaco, el Ministerio de Sanidad instó a cambiar los criterios de vacunación. Diez autonomías no hicieron caso
Laura Fonseca
Martes, 24 de noviembre 2015, 00:26
Asturias está en el pequeño grupo de comunidades que atendió a los cambios de criterio recomendados por la comunidad científica y ya en 2014 introdujo la vacunación de la tos ferina a mujeres embarazadas. Las últimas evidencias señalan que vacunando a las gestantes se protege al recién nacido porque se ha demostrado que la madre durante su embarazo puede transmitir a su hijo los anticuerpos necesarios para que esté protegido contra la infección hasta que cumpla dos meses de edad.
Ninguna de las madres cuyos tres bebés han fallecido de tos ferina en el último mes en España tenían la vacuna. La última muerte se conoció hace pocos días aunque se había producido el 24 de octubre pasado. Fue un bebé de 78 días, natural de Cuenca. El pequeño falleció en el Hospital 12 de Octubre, de Madrid, a pesar de que había sido vacunado al cumplir los dos meses. Antes que él otros dos bebés también murieron por las graves complicaciones que le provocó la bacteria que transmite esta enfermedad, 'bordetella pertussis'. Se trata de una niña de menos de dos meses que estaba sin vacunar y que falleció en el Hospital Virgen del Rocío, de Sevilla. No se sabe a ciencia cierta si su madre estaba inmunizada. Se cree que no porque Andalucía no vacuna a las gestantes. También en Málaga moría un bebé de 15 días por esta misma enfermedad. Su madre quiso vacunarse durante el embarazo porque así se lo había recomendado su ginecológico pero la mujer no encontró la vacuna en la farmacia debido al gran desabastecimiento mundial que hay de éste fármaco.
Precisamente, fue la falta de la vacuna la que llevó a Asturias a adoptar una medida de excepción y modificar su pauta de vacunación infantil en mayo pasado, tal y como adelantó EL COMERCIO. La Dirección de Salud Pública del Principado fijó como prioritaria la protección de las embarazadas y de los futuros recién nacidos, por lo que suspendió la dosis de refuerzo que se da a los niños a llegar a los seis años. El problema ante el que se encuentran las comunidades es que no hay vacunas de tos ferina suficientes para seguir vacunado a niños y embarazadas, por lo que se ha optado por atender al sector de mayor riesgo: los recién nacidos. Según el actual director de Salud Pública, Antonio Molejón, el riesgo de gravedad a partir de seis años es mucho menor, ya que se trata de niños que ya han recibido cuatro dosis con anterioridad. Con todo, la idea de la Consejería de Sanidad es que en cuanto se restablezca el suministro del fármaco, «recuperaremos a todos los niños que no hemos podido vacunar por estas circunstancias puntuales».
En España solo siete comunidades autónomas vacunan a las gestantes. Son, además de Asturias, Canarias, Cataluña, Comunidad Valenciana, Extremadura, Navarra y País Vasco. En junio pasado, la Comisión de Salud Pública, dependiente del Ministerio de Sanidad, remitió un documento recomendando dar prioridad a la vacunación de mujeres gestantes en lugar de a niños de seis años. Pero la mayoría no hizo caso.
A excepción de esta particularidad, que puede estar relacionada con las tres muertes de bebés, en todas las autonomías la vacunación de la tos ferina se inicia a los dos meses de edad. Luego hay dosis de refuerzo a los cuatro, seis y 18 meses, ya que la enfermedad es más grave durante el primer año de vida. La última dosis infantil se da a los seis años.
Más afectados este último año
La tos ferina es una enfermedad que afecta principalmente a niños pequeños, provocando síntomas que pueden llegar a ser graves. En España, la cobertura vacunal es tradicionalmente muy alta (cercana al 95%). Sin embargo, la inmunidad que produce es temporal y se pierde paulatinamente con los años. Por esta razón, aclara la Consejería de Sanidad, muchos adultos no son inmunes y, aunque en ellos el cuadro suele ser más leve, la transmiten a los niños no vacunados, a quienes la enfermedad puede afectar en mayor grado.
Asturias registró 25 casos en lo que va de año. «Ninguno de ellos ha sido grave, pero el hecho de que todos los que resultan mortales ocurran en lactantes de corta edad refuerza el criterio de la consejería de vacunar a la embarazada para proteger a los niños en los primeros meses de vida», explicó Molejón. La incidencia de la enfermedad creció bastante, al pasar de 0,47 casos por cien mil a 2,4. Salud Pública reconoce que «son cifras superiores a los de ejercicios anteriores pero van en consonancia con el aumento de la incidencia que se viene produciendo en el conjunto del país desde 2013».
La infección se transmite por vía respiratoria, a través de la tos y los estornudos, y los síntomas son parecidos a los de un catarro de vías altas. Posteriormente puede avanzar apareciendo tos en accesos (tos paroxística) que es asfixiante, dado que dificulta la captación de aire. Son frecuentes también los vómitos asociados a la tos y la aparición de dificultades para alimentar a los niños. Es en edades muy tempranas en las que esta enfermedad presenta los síntomas más graves y puede producir episodios de apneas (paradas en la respiración) potencialmente graves, convulsiones y daño cerebral. La vacunación produce una alta inmunidad, mayor del 80%, pero su efecto protector disminuye con el tiempo. Sin embargo en niños mayores y adultos cursa habitualmente de forma leve.