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Una enfermera aplica una vacuna de la gripe.

Sin frío no hay gripe

Las altas temperaturas, atípicas a esta altura del año, retrasan la llegada de la epidemia. Los virus gripales llevan mal el calor

Laura Fonseca

Sábado, 19 de diciembre 2015, 00:25

Fuera bufandas, chaquetas y gorros. Y también, fuera virus de la gripe. Las altas temperaturas registradas estas semanas en Asturias y que están dejando estampas tan atípicas como la de bañistas en las playas en pleno diciembre, están generando otros efectos de los que casi nadie habla, no vaya a ser que la tendencia se revierta. Uno de ellos es la irrupción de la epidemia gripal que se está demorando más de lo normal. A esta altura del calendario era habitual estar hablando de tasas epidémicas, con miles de afectados semanales y con una evolución en ascenso de la enfermedad. Pero de momento, «hay poca gripe y a corto plazo no se espera una onda epidémica». Así lo aseguró el jefe de Servicio de Vigilancia Epidemiológica de la Consejería de Sanidad, Ismael Huerta.

Al parecer, los virus gripales llevan mal el calor. Cuando las temperaturas son algo cálidas, sobreviven de mala manera y se mantienen activos menos tiempo, lo que contribuye a reducir lo que se llama el contacto indirecto, el que se puede producir en la calle u otros espacios abiertos a través de las partículas que sueltan los enfermos cuando tosen o estornudan. «Los virus de la gripe aguantan más el frío, resisten mejor. De ahí que cuando las temperaturas son más elevadas la tasa de afectados se reduzca», detalla este experto, que afirma que «la gripe necesita frío para propagarse».

El pico, después de fin de año

Con todo, algún cuadro gripal hay, pero son tasas casi anecdóticas. 44 casos por cien mil habitantes (unos 470 enfermos semanales en Asturias), una marca que se sitúa bastante lejos de lo que se considera el umbral a partir del cual se empieza a hablar de epidemia: 84 afectados por cien mil. Hacer previsiones sobre cómo va a evolucionar la gripe es meterse en terreno pantanoso, pero a esta altura del partido y vista la escasa intensa del virus de esta temporada, Ismael Huerta se atreve a afirmar que al menos salvaremos el turrón y tendremos unas navidades sin epidemia gripal. Este epidemiólogo cree que el pico se retrasará hasta después de Año Nuevo. A lo que no se atreve es a decir cómo será y a cuántos afectará: «no se atisban grandes cambios con respecto al pasado invierno», cuando reinó una gripe más bien discreta.

Pero no todo el camino queda allanado, porque a falta de virus gripales ahí están los 'trancazos'. En Asturias sí se está observando una importante circulación del llamado virus sincitial respiratorio, responsable de catarros y bronquitis, sobre todo en niños y personas mayores.

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