Comer fabes retrasa el envejecimiento
Un estudio científico asegura que favorecen el mecanismo innato de detoxificación
MIGUEL ROJO
Jueves, 22 de junio 2017, 01:58
Nadie duda de las bondades de la famosísima dieta mediterránea ni de que las frutas y verduras son alimentos, más que necesarios, indispensables para que nuestra alimentación sea completa y saludable. Sin embargo, cuando se piensa en la dieta asturiana, son muchos lo que trasladan su mente a gigantescos platos humeantes de cocidos varios, y últimamente, a los manidos cachopos. Sin embargo -pregúntenselo a cualquier asturiano que se precie- aquí nadie duda de que nada malo para la salud puede tener una buena fabada, aunque hasta ahora nadie nos lo hubiese explicado de una forma científica y, además, en un artículo publicado en una prestigiosa revista, como mandan los cánones. Entre las conclusiones de este artículo científico, que se titula algo así como 'Reglas químicas en la evaluación del potencial antioxidante en comida y aditivos alimentarios dirigidos a reducir el estrés oxidativo y la neurodegeneración', destacan un ejemplo práctico entre sus conclusiones: comer fabes también ayuda a frenar el envejecimiento.
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Se lo explicamos. Según este artículo, ingerir alimentos que contengan antioxidantes no garantiza que se vaya a obtener el efecto deseado, esto es, evitar la oxidación de nuestro organismo y frenar en cierta medida el inevitable paso del tiempo. Lo afirman en la revista 'Food Chemistry' los investigadores Rafael Franco, del Instituto de Biomedicina de la Universidad de Barcelona, y Eva Martínez Pinilla, del Instituto de Neurociencias del Principado de Asturias (INEUROPA) y la Universidad de Oviedo.
En su opinión, la clave está más en potenciar los mecanismos naturales de detoxificación de nuestro organismo, algo que ellos consideran la mejor manera de frenar el estrés oxidativo celular y, por lo tanto, proteger nuestro estado de salud. Y es que las propiedades antioxidantes que se observan en las moléculas en el laboratorio no siempre se mantienen cuando las ingerimos con los alimentos, lo que no quiere decir, en ningún caso, que este tipo de dietas ricas en antioxidantes sean negativas, sino todo lo contrario. Son saludables, aunque no tengan tanta capacidad como se pensaba de revertir por sí mismas la oxidación que nos hace envejecer. Y ahora el mencionado ejemplo: comer fabes (en teoría todo lo contrario a ingerir antioxidantes) favorece el mecanismo innato de detoxificación en el caso de los glóbulos rojos y «eleva los niveles de glutación y glucosa-6-fosfato deshidrogenasa».
Esto es, comer fabes puede aumentar la eficiencia de los mecanismos naturales que nos permiten vivir más y mejor. «Aunque parezca paradójico, esta es la vía que la evolución ha utilizado», explican los investigadores en el artículo. ¿Alguien lo dudaba?
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