Las víctimas asturianas

Ser asesinada no convierte a la mujer, de forma automática, en víctima de violencia de género. Aunque el machismo esté detrás de asesinatos como los que siegan la vida de mujeres a manos de desconocidos, con agresión sexual o sin ella, o a mujeres familiares (salvo hijas) de víctimas de maltrato, ellas no figuran en el listado oficial de víctimas mortales de la violencia de género.

De ahí que, aunque el dolor por sus muertes haya desgarrado igual, no tienen equidad estadística. Los datos oficiales hablan de 28 mujeres víctimas mortales de violencia de género en Asturias desde que comenzó la estadística, en 2003. Sin embargo, otros cinco nombres enlutaron la vida de la región. Por no coincidir, tampoco coinciden los años en los que se produjeron muertes. Por ejemplo, para el Ministerio de Igualdad, en los años 2009 y 2014 no hubo feminicidios en el Principado. Sin embargo, Fermina Feito fue asesinada en 2009 por su pareja. Acusado en un primer juicio, finalmente fue absuelto por ser enfermo de alzhéimer. Una enfermedad que padecía María May Coto. Su asesinato, en 2014, a manos de su marido, que se suicidó, ha sido borrado del listado, donde sí aparece Josefa Ronderos, asesinada en Gijón en 2006 y también con el alzhéimer como justificación para su marido, que se suicidó.

Como tampoco aparece Ana Coral, asesinada en Gijón en 2003 por su yerno, que maltrataba a su hija. O Karla Pérez, asesinada en 2016 en Melilla, a dónde había acudido con su hijo para que su expareja, el padre del pequeño, pudiera verle. Su ex la mató para quedarse con la custodia. Aunque es una víctima con residencia en Asturias y su caso fue juzgado en el Principado, se sitúa en Melilla. El borrado también afecta a Susana Criado. La ovetense murió en 2020 tras una paliza. El juzgado interpretó que falleció en un infarto posterior a los golpes. Su agresor solo fue condenado a 9 meses por maltrato. Ella es una víctima sin estadística.