El acusado de torturar a un preso en la cárcel asturiana: «Lo reduje, no lo agredí. Estaba muy agresivo e intentaba soltarse»
La Fiscalía mantiene su acusación y solicita un año de prisión e inhabilitación absoluta durante 8 años para el acusado, más 1.000 euros de multa
El Juzgado de lo Penal número 3, en Oviedo, celebró este miércoles el juicio contra el funcionario de prisiones acusado de torturar a un preso en la cárcel asturiana, el pasado 18 de noviembre de 2022.
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La Fiscalía del Principado solicita un año de prisión e inhabilitación absoluta durante ocho años para V. E. R. C., nacido en 1972, funcionario de Instituciones Penitenciarias y que en el momento de los hechos desempeñaba su labor en el Centro Penitenciario de Asturias.
El acusado ha explicado hoy ante la magistrada que su intención en todo momento fue reducir al interno porque «es un preso muy violento que, ya el día anterior, nos había amenazado con matarnos con una cuchilla». A lo que continuó en su relato: «Primero se le sujetó y se le llevó a la celda, pero volvió a ponerse violento y amenazaba con matar a todos los funcionarios que estábamos ahí. Hubo que sujetarle entonces con correas. Lo reduje, no lo agredí. Estaba muy agresivo e intentaba soltarse las manos», explicó V. E. R. C. ante la jueza.
Además añadió que «le hice un amago en el bajo vientre para que dejara de poner resistencia y se quedara tranquilo. Considero que la fuerza que apliqué fue proporcionada dada la situación de estrés que había. Era un chico fuerte, muy violento y peligroso», señaló.
El Ministerio Fiscal sostiene que, el 17 de noviembre de 2018, el preso se presentó en la cabina de vigilancia de los funcionarios del centro y trató de agredirlos con una cuchilla que llevaba en la boca. El interno tuvo que ser reducido y, en cumplimiento del régimen penitenciario, fue sancionado y recluido en una celda de aislamiento, donde se le encontró otra cuchilla oculta en su ropa interior.
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Al día siguiente sobre las 9.10 horas, cuando aún se hallaba en aislamiento cumpliendo la sanción disciplinaria, comenzó a mostrarse muy violento, gritando y golpeando la puerta de la celda en la que estaba. Al acudir los funcionarios de vigilancia, el acusado les amenazó de muerte reiteradamente y trató de agredirles, por lo que los trabajadores penitenciarios tuvieron que emplear la fuerza necesaria para su contención.
El interno fue incrementando su actitud violenta a lo largo de la mañana, lo que provocó que, a las 13.05 horas, fuera necesario aplicarle sujeción mecánica para evitar nuevos ataques.
Cuando el interno ya estaba reducido y sujeto por el resto de los funcionarios presentes y con las sujeciones mecánicas en los brazos, tobillos, cintura y piernas, el acusado, golpeó al interno sin necesidad ni justificación en los testículos con la defensa de goma reglamentaria que llevaba. El recluso no sufrió lesiones ni precisó asistencia médica.
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La Fiscalía considera que estos hechos son constitutivos de un delito de torturas y de un delito de maltrato de obra sin causar lesión.
Por su parte, el abogado de la defensa considera que hay que tener en cuenta que se trataba de un preso peligroso y que ponía en riesgo la seguridad de todos los funcionarios. «Este interno ya había tenido problemas. Había intentado agredir a los compañeros con una cuchilla. Fue una situación de máxima tensión y de mucha violencia y de riesgo para todos», comentó.
Asimismo, los compañeros del acusado que también intervinieron ese día en la reducción del interno explicaron que «lo tuvimos ahí más de cinco minutos a ver si se calmaba, pero continuó con una actitud muy agresiva y por este motivo se le tuvo que poner las correas y contenerlo. En todo momento el uso de la fuerza fue proporcionada», dijo uno de los funcionarios, en calidad de testigo.
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Otro de los testigos comentó que «le colocamos las esposas porque daba patadas y estaba rompiendo cosas. El individuo estaba muy violento. El día anterior había intentado agredir a un funcionario con una cuchilla. Era una situación difícil en la que cualquiera podía estar tenso y agresivo».
Otro funcionario señaló que «el preso estaba tan agresivo que incluso estaba alterando al resto de los presos. Entramos a la celda con equipamiento especial, y tuvimos que intervenir cinco funcionarios. El interno realizaba gestos bruscos para soltarse y nunca manifestó gestos de dolor» y añadió que «había que contenerlo para evitar males mayores. Fue una actuación proporcionada de contención de acuerdo a la situación de tensión».
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«Nunca se quejó de dolor»
Por último, dos médicos de prisiones que atendieron al preso afectado señalaron que «nunca se quejó de dolor, ni en la zona testicular ni el bajo de vientre, en ninguna de las tres ocasiones que lo vi», dijo uno de ellos.
El otro médico corroboró también esta declaración y señaló que «el interno en ningún momento manifestó ningún tipo de dolor. Tampoco tenía heridas ni lesiones».
Pese a esto, la Fiscalía considera que «la tensión de la situación no justificaba la agresión, más aún cuando los golpes se produjeron en un momento en el que el preso ya estaba reducido».
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