El asturianismo sale a la calle para exigir al Gobierno que siga negociando la oficialidad

Los tres ejes sobre los que se puede analizar cómo están los ánimos en el asturianismo son el apoyo social, el reparto de culpas, y el listado de presencias y ausencias. El primero parece el más incontestable. Más de dos mil personas recorriendo ayer las calles de Oviedo clamando por el reconocimiento de los derechos lingüísticos. En la retina seguía muy presente la masiva manifestación de octubre casi coincidente con el arranque de las negociaciones. La convocatoria distó mucho de aquellas cifras de asistentes, pero ni los más viejos del lugar recordaban una manifestación con motivo de la Semana de les Lletres con tanta participación como la de de este sábado.

Con mayor o menor presencia, los tres partidos que siempre han acudido, estaban: PSOE, Podemos e IU. Faltó el Ejecutivo. Si en octubre había acudido la consejera de Cultura y Política Llingüística, Berta Piñán, esta vez no hubo representación del Consejo de Gobierno del Principado. También entonces, y a diferencia de ayer, había tenido una presencia destacada el portavoz parlamentario de Foro, Adrián Pumares, al que habían colgado el sambenito de ser el 'diputado 27' (en alusión a los votos necesarios para que la reforma hubiera salido adelante). No faltaron el sindicato educativo asturianista, Suatea, Comisiones Obreras y SOMA-Fitag-UGT. Tampoco otra de las organizaciones asturianistas mayoritarias –aunque no convocante–, Iniciativa pol Asturianu.

El asturianismo culpó a los partidos, y específicamente al Gobierno, de falta de iniciativa política para abordar la reforma estatutaria. «Los grupos partidarios de la oficialidad nos han dicho que no se ha llegado a un acuerdo, que ha habido intransigencias por una parte o exigencias inasumibles por la otra, o falta de cintura o de capacidad negociadora por todas, pero la verdad es que no se ha abierto el debate donde se tener que abrir: en el pleno de la Junta General», decía el manifiesto que fue leído por la cantante Alicia Villanueva, el escritor y músico Xaime Martínez, la filóloga María Abril y el traductor Miguel Sánchez. Se preguntaron «qué pasaría si la FSA hubiese cumplido su programa electoral» y señalaron al Gobierno socialista como el «único órgano que tiene ahora mismo la capacidad de impulsar este proceso». El asturianismo cree que se están «dando pasos atrás» hacia la normalización, «y lo que es más grave, con el silencio o la complicidad del Gobierno».

Los socialistas, interpelados, defendieron allí mismo, en la manifestación, que han cumplido con la palabra dada. La secretaria ejecutiva de Política Lingüística, María Luz Pontón de la FSA, recalcó que: «Votar al PSOE es votar a la oficialidad». Pontón culpó a Foro y Adrián Pumares del fracaso de las negociaciones y reivindicó que «el asturiano tiene que tener esa protección oficial porque de lo contrario es estar ante una anomalía». De sus palabras se deduce que, sin dar los números, el logro parece quedar desterrado para esta legislatura. Es el mismo cálculo que hace Izquierda Unida. Su coordinador general, Ovidio Zapico, dijo que «seguimos trabajando para que la próxima legislatura haya los números suficientes para lograr la oficialidad». Zapico lamentó que este tiempo «haya estado marcado por lo que pudo ser y no fue». También criticó a Foro –sin citarlo– cuando apuntó a «aquellos que condicionaron el proceso a poner en riesgo el escudo social», en referencia a la exigencia fiscal de la formación de Carmen Moriyón para seguir dialogando.

Podemos hace una lectura distinta. La coordinadora autonómica, Sofía Castañón, defiende que aún se está a tiempo de retomar el proceso antes de las elecciones de 2023. «Se puede si nos arremangamos», recalcó. Castañón fía las posibilidades a la «voluntad política» y reiteró la disposición de Podemos «para generar ese espacio que permita alcanzar un consenso en el reconocimiento de los derechos».

Los mensajes políticos se entremezclaron con la fiesta y las pandereteiras. Unos asistentes, entre los que también estaban, entre otros, el artista Rodrigo Cuevas, que gritaron incansablemente: «¡L' asturianu, llingua oficial!. Lo hicieron con un recado: «Mientras el debate no abra en condiciones, el conflicto seguirá cerrado en falso». Porque, y en esto los número no fallan: «Nunca ha habido en la Junta General tantos grupos políticos a favor, así que hay que aprovechar».