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El presidente asturiano, Adrián Barbón, se despide al finalizar el acto con motivo del 25 de mayo. PABLO LORENZANA

Y Asturias estrenó el Día de la Bandera

El presidente Adrián Barbón reivindicó durante los actos de ayer que la región «debe volver a hacerse dueña de su destino»

EDUARDO PANEQUE

OVIEDO.

Miércoles, 26 de mayo 2021, 04:47

El Principado no recreó ayer la épica del 25 de mayo de 1808, pero sí se hizo un repaso exhaustivo sobre el por ... qué los asturianos deben de tener muy presente esa fecha. Aquella en la que la Junta General declaró la guerra a la Francia de Napoleón Bonaparte. Las tropas de entonces quedaron reducidas a un reducido batallón de cinco personas. Las armas, a gaitas y tambores para interpretar el himno de Asturias. Y de aquella Junta, la presencia de portavoces parlamentarios, encabezados por el actual presidente del Parlamento, el rector de la Universidad o la delegada del Gobierno.

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El presidente asturiano, Adrián Barbón, inició su discurso institucional con la intención de no limitarse a «conmemorar un hito en nuestra historia, sino para hablar de nuestro porvenir». Y así fue, pasado y presente, sin lenguaje belicista, pero intentando ser trascendente. Parafraseando a Álvarez Valdés, «una memorable y gloriosa noche echó los cimientos al grandioso edificio de la libertad y la independencia de la nación», pronunció Adrián Barbón.

213 años después, el jefe del Ejecutivo, que combinó el asturiano y castellano durante el discurso, lamentó que «hayamos consentido el olvido de tales días, plenos de significado históricos y políticos para Asturias y España entera». También hizo propósito de enmienda: «Se repetirá todos los años, tal y como me comprometí con la sociedad asturiana para reparar ese olvido, injusto y enorme».

Un celebración, la del 25 de mayo, que ha venido para quedarse porque, a juicio del Presidente -y compartido por todos los grupos parlamentarios a su llegada al Palacio Conde de Toreno en Oviedo-, «en ella cabemos todos y todas». El nombre oficioso: el Día de la Bandera. Porque esta no fue, contra quienes así lo creyeran, no es un homenaje a la leyenda que se cuenta sobre el rey Pelayo y la Batalla de Covadonga sino a lo sucedido aquel mayo de 1808. Lo que es más discutido es su color. Jovellanos propuso que el fondo pudiese ser tanto rojo como azul.

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Pero el discurso tuvo mucho de futuro. De los retos a los que se enfrenta ahora la región. A todas luces, bien diferentes. «Vamos camino de un revolución industrial bien diferente, sin carbón, humo y chimeneas», señaló Adrián Barbón. Hoy, en cambio, «precisamos de todas nuestras fuerzas para ganar otro cambio inevitable, el de la transformación de nuestro paradigma industrial y económico que solo podrá ser verde y digital», añadió el presidente.

Ambición, modernización y crecimiento del Estado de bienestar quedaron atrás, como los logros ya conquistados, en palabras de Adrián Barbón. Ahora toca, añadió, «que, 213 años después Asturias vuelva a hacerse dueña de su destino». Tras ese eslogan, el jefe del Ejecutivo hizo una apelación a la autoestima asturiana «para ganar nuestro propio horizonte».

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Por lo pronto, y más allá de la retórica que se quiera dar al discurso, queda por ver si la celebración del 25 de mayo, da el salto a la refriega parlamentaria. Máxime, con una reforma estatutaria a la vuelta de la esquina. A priori, no está en los planes que el día de ayer desplace al arraigado 8 de septiembre pero quedaría encontrarle encaje haciendo uso de uno de los festivos a disposición de cada comunidad autónoma.

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