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Estudiantes del IES La Ería de Oviedo en el interior del aula con mascarillas.

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Estudiantes del IES La Ería de Oviedo en el interior del aula con mascarillas. ÁLEX PIÑA

Los institutos asturianos ensayan cómo será la vuelta el próximo curso

Solo un 40% de los estudiantes de segundo de Bachillerato ha acudido a los centros, menos de lo esperado

Olga esteban | cristina del río | lucía ramos | marla nieto | MARÍA CIDÓN | marta varela | rosalía agudín

Jueves, 4 de junio 2020, 10:20

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«Estas tres semanas van a ser un ensayo-error. Vamos a ver cómo funciona, ojalá maravillosamente, y así ya tenemos el ensayo hecho para septiembre. Y tenemos la experiencia en el caso de que haya que solventar algunas dificultades». La directora general de Planificación e Infraestructuras Educativas, Ana Isabel López Isla, admite que la vuelta presencial a las aulas servirá de referente para diseñar el próximo curso, cuando aún habrá que convivir con el coronavirus.

La prueba de estas semanas estará protagonizada principalmente por los alumnos de segundo de Bachillerato (junto a unos pocos de segundo de FP y de cuarto de ESO). Algunos de ellos, de hecho, porque si bien en los centros públicos estaban convocados los 2.200 matriculados en ese curso, finalmente han acudido menos de la mitad. En concreto, habían confirmado su intención de reincoporarse un 44,61% pero los equipos directivos han ido comprobando que no todos se han presentado. Quizás lo hagan en los próximos días, cuando las familias vayan superando un temor que la directora general entiende perfectamente. En cualquier caso, ha recordado que «el riesgo de contagio no solo está en el centro educativo, también en la calle, en la cafetería, en todas partes».

Ana Isabel López Isla ha visto de primera mano esta incorporación, que todos los alumnos califican de «rara», en el IES Jovellanos de Gijón, que tiene 150 alumnos en segundo de Bachillerato, de los que unos 90 habían dicho que irían a clase y finalmente lo ha hecho medio centenar.

El director del instituto, Juan Carlos Ayllón, ha explicado también que los centros han tenido que hacer «una inversión importante» en material (mascarillas, geles, mamparas de protección, señalización), además de «tener que formarnos en algo para lo que no estábamos preparados».

Los alumnos, por su parte, se han incorporado «despistados» y con cierto agobio por tener que manener las mascarillas puestas, pero con muchas ganas. «Para preparar la EBAU es necesario poder contactar con los profesores y verse cara a cara», dice Sergio Luengo, estudiante del Bachillerato social.

Por su parte, Andrea Rodríguez, confirmaba que resolver las dudas mediante el correo electrónico había sido difícil durante el confinamiento, y considera «imprescindible» ver a los docentes antes de enfrentarse a la selectividad. De acuerdo se muestra Lucrecia Ferrera. «Es todo un poco raro, pero tenía ganas de volver, aunque solo fuera por ver a la gente, incluso sin poder abrazarnos».

Gijón

Al colegio Corazón de María (Codema) llegaron los primeros 25 estudiantes del turno de las ocho de la mañana horas con sus mascarillas puestas y la documentación de declaración responsable firmada por sus padres o tutores que les exigen para acudir al centro en esta fase. El grupo se presentó puntual para entrar por el portón de la calle Alarcó, donde les tomaron la temperatura, los ordenaron en filas y subir de forma ordenada hasta el aula, especialmente acondicionada para mantener las distancias de seguridad. Allí comenzaron la clase de Lengua Española donde preparan la EBAU que tendrá lugar dentro de un mes.

«Estoy de acuerdo con las medidas, solo que no podemos salir de clase, pero es lo que toca. Tengo clase hasta las 11», dijo Marta Fartón, de 17 años, quien aspira a estudiar Medicina o Enfermería. Su compañero, Nicolás Pérez, de 18 años, también aprueba el protocolo, «son medidas preventivas adecuadas, como tomarnos la temperatura y lavarnos las manos al entrar y salir de clase».

En el IES Padre Feijoo, los estudiantes de Segundo de Bachillerato entraron al centro a las 10 horas en filas de 10 alumnos, separados por dos metros de distancia que estaban marcados en el suelo. Les tomaron la temperatura al entrar y pasaron a recoger sus calificaciones del curso. Mañana comenzarán las clases de preparación para la EBAU.

A Pelayo Fernández no le molesta tener que usar mascarilla o cumplir con otras medidas de higiene, pero «me parece una forma muy rara de acabar el curso, ya no vamos a volver al instituto ni a ver a los profesores y es una pena que tenga que ser así», dijo mientras esperaba en la fila para recoger sus notas, con su mascarilla puesta y respetando las distancias de seguridad.

Nerea García esperaba «con muchos nervios», porque además de ser «una situación difícil, llevamos tiempo sin pasar por aquí y además hoy nos dan las notas». García no hará la EBAU, ella quiere estudiar un Grado Superior de Radiología y Dosimetría.

Los alumnos de Segundo de bachillerato del IES La Laboral recibieron la noticia de que podían volver a clase con mucha alegría. Muchos de ellos no veían llegar el momento de retomar el curso de forma presencial, pues, aseguraron, hacerlo vía telemática fue complicado, sobre todo para la preparación de la EBAU.

«Tenía ganas de volver, porque las clases durante el confinamiento han sido complicadas. Hemos sufrido bastantes problemas con las conexiones a Internet», destacó Deva Fernández, una alumna. Por su parte, Laura Redondo aseguró que «llevar la preparación de la EBAU desde casa, uno sólo, no ha sido sencillo. Tenemos el respaldo de los profesores, pero no es lo mismo». Coincide en esta opinión Diego Fernández, quien respira más tranquilo con la vuelta: «Yo al menos no he podido prepararla. Menos mal que aún queda un mes».

Las estrictas medidas de seguridad están perfectamente implantadas para que todo vaya sobre ruedas, pero, tal y como explicó la directora del centro, Pilar Barrera, «es una especie de ensayo, supongo que, a medida que pasen los días, el protocolo irá variando y mejoraremos lo establecido. Ahora son un centenar de alumnos, pero en septiembre, coordinar a 900 no será sencillo, así que así vamos viendo lo que es».

Al entrar, el suelo está señalizado con puntos morados distanciados dos metros unos de otros. En cada punto se colocará un alumno para acceder a las aulas. De igual modo, en el interior de las clases también tienen indicados los asientos donde pueden sentarse, y disponen de gel hidroalcohólico para suministrárselo cada vez que lo deseen.

A la entrada, uno de los responsables del instituto recoge los documentos de declaración responsable que deben llevar firmados los alumnos que asisten, con los cuales garantizan que se encuentran en perfectas condiciones de salud. Sin este documento y sin mascarilla, no podrán entrar.

Oviedo

«Normalidad». Esta es la palabra más repetida entre los directores de los institutos ante la vuelta de los alumnos a las aulas. Las mesas y sillas llevaban desde marzo sin alumnos y hoy volvieron a estar ocupadas, pero de una forma muy distinta. Los estudiantes portaban mascarillas, los pupitres están separados, por los pasillos deben de circular en fila india para mantener la distancia de seguridad y las señales abundan por los pasillos. «Ellos no están acostumbrados a ver el IES con tantas medidas de seguridad y les impresiona, pero todo está yendo bien», apuntó Emma Álvarez, que está al frente de La Ería.

Por este centro pasarán más de un centenar de matriculados durante esta semana y la mayoría son alumnos que dentro de tres semanas se presentarán a las pruebas de acceso a la universidad. «Son sesenta de 2º de Bachillerato y unos cincuenta de 4º de la ESO. Estos últimos tienen clases de refuerzo y los convoca el profesor».

Los horarios de acceso a las instalaciones «se intentan escalonar» para evitar multitudes y los profesores deben tener sumo cuidado. «Deben de llevar su propia tiza y si reparten papeles, lo deben hacer con guantes. Son detalles, pero es un mundo lo que se ha hecho».

Dos semanas de sumo trabajo es lo que han empleados los profesores del IES de Trubia para tener todo listo para la 'vuelta al cole'. Esta mañana, el ruido volvió a los pasillos del centro y en total han recibido a «trece alumnos».

«Solo tenemos a un grupo y como las clases son voluntarias van y vienen», comentó el jefe de estudios, José Antonio Sieres, quien también explicó que por el centro se ha hecho un «circuito de circulación». Con señales de tráfico se indican las zonas por las que pueden pasar los alumnos para acceder a las clases o para salir del recinto.

Por otro lado, en el Monte Naranco se han dividido los días de la semana para atender a todos los alumnos. «Los lunes, miércoles y viernes vienen los de 2º de Bachillerato y los jueves los de 4º de la ESO». De esta forma se evitan multitudes y todos los matriculados han recibido un mapa con todas las indicaciones a llevar a cabo por el centro. «Tienen un baño de referencia, el itinerario que deben de seguir para ir a los distintos puntos y siempre llevarán mascarilla. Si no la traen, se la damos nosotros», explicó su directora, Alejandra González.

Vídeo.

Avilés

Entre risas de incredulidad han comenzado las clases en la mayoría de los institutos de la comarca avilesina que han recibido a su alumnado marcando las distancias. Una escenografía peculiar propia de unos tiempos de pandemia que nunca antes se habían vivido y con los que habrá que convivir hasta el 23 de junio. En el Instituto de Educación Secundaria de La Magdalena hoy han recibido a 22 alumnos de 2º de Bachillerato, más o menos la mitad de los matriculados en este curso. Los han dirigido a las aulas más grandes del centro, en las que han anulado uno de cada cuatro sitios. Se han organizado circuitos de entrada y salida y otra serie de medidas «usando la intuición y la lógica», explica el director, Oswaldo López, que asegura haber echado de menos una instrucción oficial. Es por ello que está grabando un vídeo que enviará a la Dirección General de Formación Profesional del Principado con la intención de que esta le ratifique que todo está bien organizado. Respecto a la organización de las clases, han reducido el horario, con cuatro horas lectivas diarias, salvo un día de la semana que serán seis. Asimismo, los recreos serán más breves, todo con el objetivo de que se pase el menor tiempo posible en el centro.

A pocos metros, el instituto Carreño Miranda, el más grande de Avilés, ha tenido que dividir el horario de la mañana en dos franjas: de 9 a 11.15 asistirá una parte de los 75 alumnos que, aproximadamente, acudirán hoy, y otro grupo lo hará de 11.15 a 14.15 horas. Han señalado recorridos en los que se circula por la derecha, hay gel por doquier, carteles, pañuelos de papel desechables y papeleras con tapa y pedal. En el interior de las aulas, cada estudiante tiene cuatro metros cuadrados. Los alumnos de 4º de secundaria y de los ciclos formativos de grado superior asistirán en los próximos días, pero siempre con cita previa con sus tutores, tal como ha explica la directora, Isabel Amanda Álvarez.

Vídeo.

Pero no todos los institutos han comenzado hoy las clases, en el de Salinas (Castrillón) lo harán mañana. Hoy están entregando las notas, los horarios y «toda la documentación que necesitan» a unos alumnos convocados por turnos. A partir de mañana esperan a unos veinte de bachillerato (divididos en dos grupos) y a unos pocos de 4º de secundaria. Está previsto que entren con cinco minutos de diferencia, al igual que la salida que será escalonada porque no todos se quedarán a clase de las mismas materias.

Comarcas mineras

Los alumnos de Segundo de Bachillerato que van a someterse a la prueba de acceso universitario, y algunos alumnos de cuarto de la ESO que precisan refuerzo para pasar de ciclo, estaban llamados esta mañana a acudir a las aulas de forma voluntaria.

La afluencia fue casi completa en los centros de las comarcas mineras, donde todo estaba a punto. Los profesores en las aulas, los pasillos llenos de limpiadoras y a la entrada los recordatorios de uso de mascarillas y gel.

Clases extrañas y voluntarias se fueron impartiendo con todas las medidas de seguridad gracias a la buena repuesta de profesorado y alumnos.

Oriente

En el instituto de Llanes no será hasta el lunes cuando los alumnos de 2º de Bachillerato comiencen a asistir de forma presencial a las clases de preparación de la EBAU. La decisión se tomó, explica la directora, Fernanda Fernández, para evitar que coincidiesen estas clases con las matrículas de la prueba y la revisión de las notas. «El sistema online está funcionando muy bien y, además, aquí en la zona rural tenemos el problema añadido del transporte, pues hay alumnos que vienen desde bastante lejos, incluso Cantabria y al no tener clase los alumnos de la ESO carecen de medios para llegar por lo que están optando por continuar de forma telemática como hasta ahora», explica. De hecho, de los más de sesenta alumnos de este último curso con los que cuenta el centro apenas una veintena han solicitado asistir a clases presenciales.

En lo que si se afana el personal estos días es en preparar tanto las aulas como los pasillos y otras estancias para la llegada de estudiantes la próxima semana. «Tenemos un problema importante, pues nuestras aulas son muy pequeñas y, cumpliendo con las medidas y distancias de seguridad solo en la única grande que tenemos nos caben doce alumnos, en algunas podremos tener solamente cuatro», apunta Fernández.

Tampoco en otros institutos del Oriente, como los de Arriondas y Cangas de Onís registraron afluencia. En el primero, el alumnado comenzará a llegar a partir del lunes, pues desde el equipo directivo han optado por «posponer un par de días la incorporación para preparar bien el centro, organizarnos y poder hacer unos horarios adecuados y adaptados». En el cangués IES Rey Pelayo continúan también a la espera de alumnos mientras prosiguen los preparativos, en su caso pensando también en la organización de cara al próximo curso, indicaron desde el centro.

Occidente

Entre dudas y muchas ganas. Así arrancaba la vuelta a las aulas en los institutos del occidente. Los equipos directivos destacan la buena predisposición del alumnado para cumplir con las indicaciones y el esfuerzo del profesorado tras un periodo de trabajo «extenuante». En el IES Elisa y Luis Villamil de Vegadeo, el 75% de los matriculados en 2º de Bachillerato asistirá a las clases preparatorias de la prueba EBAU, en aulas con un máximo de doce mesas.

Esta mañana, la mayoría de ellas distaban de estar al completo. «Hemos eliminado los ordenadores de la sala de profesores, cada uno tendrá un borrador y una tiza propia y dispondrá de toallitas desinfectantes para limpiar el mobiliario», explicaba Javier Santos, director del centro veigueño desde hace siete años. Los últimos meses los definía como «complejos», sobre todo por la falta de medios y la mala conexión en la zona rural. «El profesorado ha tratado de ser flexible en la medida de lo posible, tanto la Consejería como el centro hemos entregado equipos. Con la conexión ha sido más complicado porque depende de la cobertura».

A las 11.30 horas arrancaba «con mucha alegría» la lección de inglés impartida por María Jesús Fernández a los preuniversitarios. Alumnos y profesora insistían: «no es lo mismo verse tras una pantalla, queríamos volver». Izaskun Fernández, futura docente de Infantil, ha seguido el temario al día, pero no ocultaba sus miedos frente a la EBAU más atípica que se recuerda.

En el IES Marqués de Casariego de Tapia poco a poco también van volviendo a la normalidad. Sin aglomeraciones y en rigurosa fila entraban los estudiantes de mayor edad, casi la totalidad de 2º de Bachillerato. Lo hacían siguiendo un sentido único de entrada y de salida marcado con flechas rojas en el suelo. La afluencia, detalla el director Hugo García, ha sido «mayor de la esperada» y las normas se siguen «con bastante naturalidad».

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