Asturias se rinde al Xiringüelu
Miles de personas se dieron cita en un prau Salcéu blindado por la seguridad tanto en las casetas como en el botellón
Pravia amaneció este domingo con muchas ganas de fiesta y, por eso, desde primera hora de la mañana, el prau Salcéu fue una romería por todos sus rincones. El Xiringüelu congregó a miles de asturianos y de turistas que pudieron disfrutar de una jornada apasionante de celebración. «Este es un día muy importante al que los pravianos queremos mucho y que también aprecian todos los que vienen de fuera», comentaba al llegar el alcalde del concejo, David Álvarez. Él tenía claro que «esta es una jornada de fraternidad y amistad que tiene que transcurrir con armonía» y, afortunadamente, así fue, gracias también a las nubes. «Por suerte este año no hace mucho sol y eso nos tranquiliza relativamente», contaba, antes de recordar que, en el prau, «hay duchas para que la gente se refresque y evitar que se tiren al río».
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No obstante, si a algún romero le daba por lanzarse a las aguas, a su alrededor, se iba a encontrar con un amplio dispositivo policial. «Hemos hecho una especie de círculos de seguridad. El primero desde la propia estación de tren y en los autobuses, donde hay un control preventivo para ir avisando a la gente y, luego, ya hay otro control de Guardia Civil y seguridad privada para cacheos y quitar las botellas de vidrio de bebida de alta graduación», explicaba Miguel Romano, el jefe de Seguridad y Emergencias.
Su equipo, además, tenía varias torres de seguridad repartidas por el prau «para localizar rápidamente a alguien que esté aislado y así poder intervenir por seguridad o por tema sanitario». Y, precisamente, para atender cualquier incidencia relacionada con la salud había en el Sálceu veintiocho profesionales. «Somos tres médicos, seis enfermeros y el resto, técnicos de emergencias», enumeraba Begoña de Poo, la directora general de Transinsa. Ella contaba que las intervenciones más frecuentes «son heridas con vasos de cristal», algo totalmente evitable. «Podemos estar de fiesta y pasarlo bien sin necesidad de tener que asistir al dispositivo médico», destacaba.
Los premios Cuervón, Cuervo y Cuervín fueron para casetas inspiradas en la mar, el cine y la Guardia Civil
Tenía razón en sus palabras, lo que tocaba este domingo era disfrutar y eso lo sabe bien el portavoz de la cofradía del Xiringüelu, Higinio Iglesias, quien destacaba la buena organización de esta romería. «Desde que la cofradía se hizo cargo de la puesta en marcha de la fiesta, decidimos que aquí tiene cabida todo el mundo», contaba. «Todos convivimos, tanto la gente joven, del botellón, como quienes prefieren estar en la zona más tradicional de las casetas», explicaba. Él aseguraba que son más partidarios de «conciliar que de prohibir».
Y, con ese espíritu tan exitoso, ha habido folixa a ambos lados de la valla. Aunque en la zona de toda la vida, quienes más festejaban eran los miembros de la peña Los Vixilantes de la Barra, ganadores del premio Cuervón, a la mejor caseta. «Este año hicimos un faro y el año que viene, igual tiramos más hacia la montaña para nuestro diseño», se reía uno de los distinguidos, Miguel Fernández.
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«Nosotros somos de conciliar el botellón con la parte tradicional y no de prohibir»
A muy pocos metros de él estaba Alejo Álvarez, uno de los integrantes de La Tribu, el grupo galardonado con el segundo premio, El Cuervo. «Nos esforzamos mucho para conseguirlo y nos sentimos muy orgullosos», reconocía antes de explicar que ellos llevan «diez años viniendo al prau y, esta vez, quisimos echar mano de películas para inspirarnos».
La peña Guardia Xiril se ganó el tercer puesto, El Cuervín, gracias a su imitación de la Guardia Civil. «Este año nos curramos la caseta y se nota que gustó», presumía Adrián Alonso, entre culín y culín. Porque, tal y como él decía, para ir al Xiringüelu, «hay que tener mucha sidra y todo lo demás es secundario».
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