Barbón insta a unirse para reactivar Asturias tras «la situación más compleja desde la Guerra Civil»

Veinticuatro meses después, el presidente del Principado hizo ayer balance en el ecuador de un mandato que se ha convertido, de la mano de la pandemia de coronavirus que paralizó el mundo desde enero de 2020, en la situación más compleja y difícil desde la Guerra Civil». Así lo reconoció el líder socialista en un acto sin multitudes, pero con distancia social y mascarilla. Un acto en el que repasó lo ocurrido en este tiempo y destacó «la conocida como 'respuesta asturiana'».

Una que ha servido para que Asturias «no esté en la quinta ola de la pandemia, sino en la cuarta», ya que afirma que «las medidas tomadas por este Gobierno evitaron que llegara esa cuarta ola que sí tuvieron otras comunidades», dijo en referencia al cierre de Asturias hasta después de Semana Santa.

Unas medidas que, reconoció, «han sido duras», pero que considera haber paliado con las ayudas a los sectores más afectados, «hemos aprobado 14.000 ayudas por valor de 41 millones y acabamos de publicar la convocatoria para las del ocio nocturno», un sector que ha vuelto a ser cerrado en la región.

Sobre si esa 'respuesta asturiana' no está funcionado en esta cuarta ola, ya que Asturias figura entre las regiones con más contagios de España y de Europa, el presidente entiende que «no podemos medir esta ola solo en términos de incidencia», ya que, aclaró «antes la incidencia se convertía en ocupación hospitalaria y muertes, pero ahora no es así». Por eso, han modificado las condiciones para entrar en fase 4+, «que incluye, además de la incidencia acumulada a catorce días, la ocupación hospitalaria: cuando lleve a nivel 2. Si no lo hiciéramos, hoy toda Asturias estaría en esa fase»

Y, sobre todo, «han seguido nuestra premisa de salvar vidas. Nuestra mayor prioridad». Calcula que con el cierre de los geriátricos en la segunda y tercera ola, así como la limitación de movimientos, «han salvado 15.000 vidas». No, así, la del primer fallecido en Asturias por covid, Avelino Uña, el jefe de estudios del colegio de la Fundación Masaveu, para el que tuvo un emocionado recuerdo.

Y el que se convirtió en el único nombre propio del que habló el presidente. No dijo nada sobre una posible remodelación parcial de su Gobierno, cuando se le preguntó en la rueda de prensa posterior a su intervención. O casi nada. «Siempre digo que los cambios de Gobierno se ejecutan, no se anuncian. Y yo no he dicho nada, así que nada...» «Nada que anunciar, quiero decir», precisó, tras unos momentos de silencio.

Entre las cosas que sí dijo destacó que se arrepiente de no haber recomendado el uso de la mascarilla «desde el principio» y, también. «no aplicar el sistema 4+ (de restricciones por concejos) desde la segunda ola, que, reconoció, «nos pilló a todos desprevenidos».

Volvió a recordar «la respuesta asturiana» ante la covid para platear una igual para la economía y su reactivación. Porque, pese a reiterar que le ha tocado gestionar «la situación más compleja desde la Guerra Civil», un concepto que repitió varias veces durante su intervención, Adrián Barbón tiene claro que «nunca me he arrepentido de ser el presidente de los asturianos». En un paso más allá, aseguró que «es todo un honor ser el presidente y, si los asturianos quieren, espero serlo muchos años».

No obstante, dejó claro que «los ciudadanos no quieren que los políticos estemos pensando ahora en las elecciones de 2023». Todo lo contrario, apuntó que hay un rechazo de la ciudadanía «a que estemos enfrentándonos. Necesitamos tejer acuerdos» y basó el éxito de la legislatura en volver a lograr que le aprueben, «como ocurrió en 2020 y 2021» los presupuestos.

«No sería un éxito para mí, sino para los asturianos, porque «el mayor presupuesto de la historia, los más de 5.300 millones, deben ser la palanca para la recuperación económica», señaló. En su opinión, «el diálogo no es una debilidad, hay que buscar un punto de encuentro. Somos un Gobierno que, pese a las dificultades, queremos ser el Gobierno de la esperanza, de la recuperación de la autoestima».

Porque, insistió, «tenemos muchos retos» y volvió a reiterar que «hay que recuperar la autoestima. Asturias no se puede permitir el derrotismo».

Sobre todo cuando él encuentra motivos para la esperanza. «Pese a vivir la peor situación de nuestra historia, la más complicada desde la Guerra Civil», enumeró entre los éxitos de su Gobierno «el contrato de Santa Bárbara, el desbloqueo de la Zalia, el fin del parón de la regasificadora (que, si todo va bien, estará en un año), el rescate de Duro Felguera y la llegada de Amazon», que está construyendo un gran almacén logístico en Siero.

Una propuesta empresarial que, para él, es «tan hito como la inversión que acaba de anunciar Arcelor», con la inversión de 1.000 millones para afrontar la descarbonización de su producción en Asturias. Todo para «liderar la transformación de Asturias en los dos próximos años y que Asturias tenga más futuro que nunca». Sobre todo una vez vencida una pandemia cuyo fin, el presidente asturiano ve «más cerca».