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XAREU NEL ÑERU

El brillo de más de 250.000 abalorios

Transmitir alegría es el objetivo de los antroxeros de Xareu nel Ñeru, que este año han trabajado mucho en su traje

Alicia G.-Ovies

Miércoles, 11 de febrero 2015, 10:17

Su objetivo es transmitir alegría, intentar que el público desconecte por un momento de sus problemas. Xareu nel Ñeru lleva 19 años dando vida al carnaval gijonés. «Es muy bonito porque nos mezclamos muchos estilos diferentes y nos respetamos unos a otros», explica Alfonso Pinta, en relación a todas los grupos que participan en la fiesta. «No intentamos globalizarlo todo, sino que cada uno se centra en lo suyo», añade.

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Para que todo salga perfecto, empiezan a darle vueltas a la idea nada más terminar el carnaval. «Para no perder el ansia», dicen. Aunque reconocen la dificultad de darle vida a sus letras. «Intentamos ser satíricos, haciendo un repaso a lo que ha pasado durante el año y que nos resulta más simpático», explica. A la hora de realizarlas les gusta hacer un remix de todo lo que ha pasado durante el año. En esta ocasión, además, se han esmerado especialmente con el disfraz. «Nosotros lo describimos como carnaval por un tubo porque hemos tenido que trabajar mucho y dedicarle más tiempo que en otras ocasiones», explican. «Incluso tuvimos que aumentar varias veces el pedido de los diferentes abalorios que llevamos, hasta sumar más de 250.000», resaltan. Para que todo sea más fácil se reparten el trabajo. «Le dejamos los temas manuales a los más curiosos», admite riéndose Pinta.

«Nos ponemos muy nerviosos»

Estos antroxeros disfrutan del desfile como nadie. Les gusta que la música y sus ritmos, con los que siempre intentan innovar, contagien a la gente que los está viendo. Para ellos, actuar en Gijón «es especial». «En el Jovellanos nos ponemos muy nerviosos. Son tus diez minutos de gloria. El desfile dura una hora y media, pero es lo que más nos gusta», reconocen. Por eso cruzan los dedos para que el buen tiempo les acompañe en esta ocasión. «Cuando ves las imágenes de la Semana Santa donde salen llorando por el mal tiempo te chocan. Pero el año pasado lo entendimos porque tuvimos que vivir la frustración en nuestra propia piel», confiesa Pinta.

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