«El desfile es la salsa del Antroxu»

Dicen que actuar en el Jovellanos es un privilegio, que son los 10 minutos más rápidos de su vida, pero si tienen que elegir no dudan en quedarse con el desfile. «Es la salsa del carnaval. Haces tuya la calle», dice Francisco Rodríguez, de la charanga Los Restallones. Un sentimiento difícil de comprender si no lo vives desde dentro. «Es mucho más intenso. Es muy diferente a verlo como público. La gente hasta que no lo vive no lo entiende», añade. Eso sí, una vez que lo hacen no quieren dejarlo. Po eso, a pesar del esfuerzo y del trabajo, «merece la pena. Incluso en años como el pasado», en el que no puedo desfilar a causa de la lluvia.

El tiempo que estos antroxeros pasan juntos les hace crear unos lazos con los que se sienten como una familia. En la que los que entran cuando son pequeños se siguen participando hasta la edad adulta. Durante todo el año están pendientes del carnaval, dándole vueltas a las distintas ideas, pero es en septiembre cuando comienzan a ensayar más duramente. «Aunque siempre nos acaba pillando el toro. Es muy raro que no surjan ideas de última hora que nos obliguen a realizar cambios», reconocen.

Buenas coreografías

El tiempo no ha hecho que pierdan su esencia. Ésta se va acrecentando con el paso de los años. «No llevamos los trajes de un tema concreto, nos gusta que sean de fantasía», explican. Pero lo que más le diferencia es lo elaborado de sus coreografías, tanto las que realizan en el desfile como en el escenario del Jovellanos. Además, les gusta que sus letras estén formadas por pequeñas historias con introducción, nudo y desenlace.

En sus tan solo 14 años de vida que tiene esta charanga, Los Restallones han pasado la mitad de ellos culminando el carnaval en el primer puesto del podio. «Todos nos movemos por el concurso. Es la emoción de participar. Quedar en un buen lugar te da ánimos para el año siguiente y hace que tú mismo te pongas el listón más alto», reconoce Francisco Rodríguez.