Savia nueva para continuar la folixa

Lo bonito del movimiento 'charanguero', según reconocen sus propios integrantes, es ver cómo la tradición perdura en el tiempo con la entrada de jóvenes amantes del Antroxu. Conscientes de que en el relevo generacional está la fuerza, Xolgoriu baxo l'horru cumple sus diez años con un 'baby boom' en toda regla. «Éramos una charanga bastante mayor, con varios de los miembros rozando los 60 años. En esta ocasión, sin embargo, la media de edad va a rondar los catorce años», afirma entre risas Inés Mallada, una de las coordinadoras de la formación.

Aunque las nuevas generaciones irrumpan con fuerza en la charanga, a los más veteranos no les han dejado jubilarse para esta edición. «Vamos a estar todos. Aunque había gente que quería dar un paso a un lado les hemos convencido para que se queden», sostiene Mallada. En total, sobre las tablas del Jovellanos intervendrán «unas 36 personas», venidas de varios barrios de la ciudad. «Aunque ensayemos en la iglesia de San Nicolás de Bari, la gente viene de bastantes puntos de la ciudad», añade.

De cara al concurso de este año, en Xolgoriu tienen claro que lo último que quieren es pasar inadvertidos. Según sus palabras, para este 30 aniversario del certamen han preparado un «fiestón» con todas las letras. «Trataremos temas de actualidad de todos los ámbitos. Sociedad, corazón y muchos guiños que al público les van a encantar», explican. Pese a no querer revelar demasiados detalles, Mallada apunta a un espectáculo «muy relacionado con lo que se cuece en el teatro todos los años». Esto es, una propia referencia a la mecánica del concurso en clave de humor y un homenaje al primer concurso de charangas que se vivió en la ciudad.

Para poner en marcha el proyecto, llevan trabajando desde el mes de octubre. El disfraz, la coreografía y las canciones, ejes fundamentales del espectáculo que han preparado, necesitan de un proceso creativo largo en el que todo el mundo aporta sus ideas y talento. «Lo importante de la idea que ejecutamos en febrero, sin embargo, empieza a tomar forma después de Navidades, cuando ya entran las prisas y queda menos tiempo para actuar», apunta Mallada. Su objetivo, pasarlo bien y hacer que la gente de Gijón disfrute. La clasificación final, después, no podrá eclipsar la fiesta que se vivirá en el Jovellanos y en la calle.