La Confederación Hidrográfica aboga por «racionalizar» los usos lúdicos y turísticos que confluyen en el Sella
El presidente de CHC aboga por «racionalizar» los usos lúdicos y turísticos que confluyen en el Sella y considera que «hay que dejar que la naturaleza se desarrolle por sí misma» para recuperar el Piles
La Confederación Hidrográfica del Cantábrico (CHC) se prepara para adaptar los ríos asturianos a la normativa europea antes de 2027, horizonte marcado por Bruselas para recuperar aquellos recursos hídricos que actualmente no cumplen la calidad exigida. En el caso del Principado, son 31 las masas de agua -de un total de 151- que van a necesitar un plan de actuación. Aunque el presidente de la CHC, Manuel Gutiérrez, pone el foco sobre 9: «Se trata de tramos con mucha presión, que no son fáciles de gestionar, pero no queda otra, si no queremos entrar en proceso de infracción». Estos puntos más problemáticos, al no reunir las condiciones químicas y ecológicas que establecen las autoridades comunitarias, estarían localizadas en los ríos de Aboño, Pínzales, Nora y la cuenca del Nalón.
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El plan que se está tramitando, y que verá la luz en primavera de 2022, tiene varios retos que solventar. Por un lado, habrá que recuperar la calidad del agua y el ecosistema perdido en esas 31 masas de agua. Por otro, tomar medidas que permitan adelantarse a las problemas de inundabilidad por crecidas de caudal. En Asturias existen 76 zonas inundables, donde viven 120.000 personas. La CHC pretende implantar un sistema de predicción que «en base a las previsiones de lluvia, podamos estimar las zonas que previsiblemente se van a inundar y así poder adelantarnos», explicó el presidente de este organismo dependiente del Ministerio de Transición Ecológica.
La tramitación administrativa de esta estrategia se desarrolla con un debate de fondo: el de la reforma del Estatuto de Autonomía y la reivindicación de que los,ríos pasen a ser competencia del Principado. «No es debatible, es un asunto de derecho», según Manuel Gutiérrez, que se remitió a la propia Ley del Agua, en la que se establece que «el Estado es competente sobre los ríos que pasan por más de una comunidad»my, por tanto, las autonomías «podrían pedir la transmisión de los cauces que nacen y mueren en su territorio». En el momento que el Principado decida ejercer esa posibilidad, «pues nos atendremos a lo que resulte de esa trasferencia de competencias», que ya se trató de negociar en su momento, pero no prosperó.
En cualquier caso, los ríos Eo, Navia, Cares, Deva y Sella se mantendría bajo la gestión de la CHC. Sobre el Sella en concreto, Gutierrez abogó por «adecuar» los usos que tiene el rio para no dañar «este recurso de gran valor natural». Lo que «no significa eliminar las canoas», se apuró a matizar. Pero sí «racionalizar los muchos usos que confluyen en el Sella», especialmente lúdicos y turísticos. En ese sentido abogó por la colaboración de todas las administraciones implicadas.
Como en el caso Del Río Piles que empaña un verano tras otro la imagen turística de Gijón. «El Piles cumple los parámetros exigidos en cuanto a la química del agua, pero no los objetivos de carácter ecológico», admitió el jefe de la Oficina de Planificación Hidrológica, Tomas Durán, también presente en el desayuno informativo convocado por la CHC para explicar sus actuaciones de cara al nuevo marco europeo. Aunque el Piles «no alcanza el estado de un río limpio», su situación se atribuye a puntuales desbordamientos del sistema de saneamiento, que esperan resolver con las mejoras en la depuradora del Oeste y la puesta en marcha de la instalación que tratará las aguas del Este gijonés. Por lo demás, «hay que dejar a la naturaleza que se desarrolle por sí misma» para devolver al Piles el ecosistema que le sería propia de no producir ese vertidos.
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