La rapidez de la tercera ola dispara el riesgo de colapso de los hospitales asturianos

Hay dos factores que diferencian esta tercera ola de la pandemia de covid de la segunda, la que arrancó en verano tras 25 días sin que Asturias reportara ningún nuevo contagio. En primer lugar, ahora el virus se está transmitiendo de una manera mucho más rápida, favorecido según los expertos por la mayor interacción social del mes de diciembre y por una climatología que lleva a que las actividades o reuniones que antes se podían mantener al aire libre se lleven ahora a interiores, en demasiadas ocasiones sin la correcta ventilación y sin mantener las medidas de protección frente a posibles contagios. Eso está haciendo aumentar el número de casos de forma exponencial. Desde principios de año hasta ahora, los positivos se han triplicado. La Consejería de Salud reportó ayer 273. 46 menos que el día anterior, cuando la región volvió a superar la barrera de los 300 casos diarios, algo que no ocurría desde el pasado 25 de noviembre.

Esos contagios, ocurridos durante las fiestas navideñas y que se manifiestan ahora, empiezan a dejarse notar en los hospitales asturianos, adonde se estima que llegan en torno al 10% de los enfermos de covid-19, los que peor evolución presentan. El incremento de ingresos comenzó a hacerse patente en las áreas sanitarias de Oviedo y Gijón ya el pasado fin de semana y no ha dejado de suponer un goteo de nuevos pacientes a lo largo de los últimos días. «El cambio ha sido tremendo. Se ve que esto empieza otra vez. La verdad, pinta mal», dice una sanitaria de Gijón.

Es precisamente en la situación de los hospitales donde radica la segunda diferencia entre la segunda y la tercera ola. Porque si bien tras el verano apenas quedaban unos pocos pacientes con covid ingresados, este nuevo embate del virus llega cuando aún permanecían en los hospitales unos 250. Esa diferencia se aprecia claramente en la UCI del Hospital Universitario Central de Asturias. Cuando el 29 de agosto recibió el primer paciente con covid de la segunda ola hacía casi un mes que las camas reservadas a estos casos estaban vacías. Ayer sus profesionales atendían a 23, la mayoría gente que se contagió en la segunda ola.

Otro ejemplo de estas dos realidades enfrentadas se encuentra en la comparativa de dos de los momentos de crecimiento de la curva de contagios en la segunda y la tercera ola. Ayer, con 273 contagios, había 304 personas ingresadas en los hospitales asturianos, tanto en planta como en UCI. El 18 de octubre, con una cifra bastante similar de casos (255) y en pleno ascenso, el número total de hospitalizados era de 258. La diferencia es más notable en cuidados intensivos. 35 había entones. 55 hay ahora.

Afrontar esta tercera onda partiendo de una presión asistencial muy superior a la que existía cuando comenzó la segunda preocupa. Porque si la situación se descontrola y los contagios siguen creciendo al ritmo que lo están haciendo en estas últimas semanas, las cosas se pueden poner complicadas.

Con todo, en hospitales como el HUCA se sigue apurando al máximo para continuar con la mayor actividad quirúrgica posible antes de que la covid-19 obligue a volver a aplazar intervenciones previstas. Allí hay ahora medio centenar de pacientes en las dos plantas covid. En Cabueñes, que vive estos días una «tensa calma» eran ayer un total de 70: 43 casos confirmados, 23 sospechas y 14 pacientes en la UCI. También en Gijón, el Hospital de Cruz Roja ha visto cómo de tener una única planta covid casi vacía se ha pasado a ocuparla al completo y estar a punto de abrir la segunda.

Salud informó ayer del número de brotes activos en la región: 39 (17 de ellos detectados en la última semana), con 562 casos en total. El miércoles se realizaron 3.802 pruebas diagnósticas y la tasa de positividad se situó en el 8%. Ese día, además, falleció una mujer de 79 años.