Sanidad levanta el veto al retorno de estudiantes pero pide evitar viajes innecesarios

La vuelta de los estudiantes por Semana Santa no tendrá el veto explícito de las autoridades sanitarias aunque, a renglón seguido, se pide que «se eviten los viajes no necesarios». La Comisión Nacional de Salud Pública -donde están representados los 19 territorios y el Ministerio de Sanidad- hizo ayer un encaje de bolillos para intentar contentar a todas las sensibilidades. El borrador con el que llegó Sanidad a la reunión era tajante: «Se recomienda específicamente la no vuelta al lugar de residencia de los estudiantes universitarios que residan durante el curso académico en otra comunidad autónoma o país». Este fue el único punto que quedó eliminado tras la falta de acuerdo limitándose a pedir que se «eviten todos aquellos viajes que no sean necesarios».

Es decir, las imágenes del inicio de las pasadas vacaciones navideñas, con decenas de jóvenes asturianos volviendo a casa, podrían volver a repetirse. Aunque la Semana Santa no tiene la misma carga de emotividad familiar, es el otro parón vacacional antes de los exámenes con el que los estudiantes cuentan para pasar unos días en casa. Este veto, que ya no es tal, afecta los más de 4.500 asturianos que estudian fuera. La última cifra que se puede tomar como referencia es la facilitada por Salud al finales de 2020: Se habían hecho 4.911 PCR a personas, no solo estudiantes, que habían regresado a Asturias a pasar las fiestas.

El cierre autonómico, principal reivindicación del Gobierno asturiano, salió adelante en el documento acordado ayer. Fue el primero en lanzarlo al ruedo hace semanas, aunque, según fueron pasando los días, sumó adeptos en el resto de Ejecutivos autonómicos. También se mantendrá una medida que ya se está aplicando en el Principado: La limitación de la movilidad nocturna entre de 22 a 6 horas. Será común a todos entre el viernes 26 de marzo y el viernes 9 de abril.

A todo lo anterior hay que ponerle dos 'peros'. El primero es que todavía no es algo definitivo. Ahora toca que este texto salga adelante por unanimidad en el Consejo Interterritorial del próximo miércoles. Esa unanimidad es el otro escollo. A día de hoy no está claro que Madrid vaya a dar el visto bueno. El último encontronazo entre el Gobierno central y esta región fue a cuenta del puente del Pilar que acabó con la imposición de un estado de alarma para forzar a Isabel Díaz Ayuso a cerrar las grandes ciudades. En el escenario actual, la presidenta madrileña ya avisó de que se niega tanto adelantar el toque de queda como a cerrar su fronteras.

El documento de ayer es la respuesta al temor de las autoridades sanitarias a que la Semana Santa traiga consigo un repunte de casos y acelere la cuarta ola tras la relajación de medidas. O sea, lo que sucedió pasadas fechas navideñas. Un escenario, el de entonces, que a posteriori, el presidente asturiano reconoció que «fue un error». Por ello, aquí no solo descartan cualquier desescalada, sino que mantienen abierta la posibilidad de endurecer las medidas.

El texto acordado ayer en la Comisión de Salud Pública viene a corroborar esta postura. Según se puede leer en el mismo, se insta a las autonomías a «no bajar el nivel de alerta» desde las dos semanas previas al inicio de Semana Santa «aunque los indicadores sean favorables» y «mantener las medidas establecidas en ese momento».

La forma en que lo aborda es un tanto genérica y con una batería de medidas que pueden resultar obvias. Solo es tajante en la prohibición de concentraciones multitudinarias o procesionales. También hace referencia a las reuniones de no convivientes. Aquí no se distingue entre domicilios privados o en el exterior, pero sí fija un número máximo de 6 personas. A renglón seguido especifica que «se desaconseja expresamente la celebración de encuentros sociales en los domicilios o en otros espacios cerrados con no convivientes».