El CSIC selecciona el plan de recuperación de la rosa Narcea para su uso en perfumería
La investigación que lidera Carmen Martínez afronta su última parte de pruebas para crear de 200 a 500 hectáreas de plantaciones en la zona
OCTAVIO VILLA
GIJÓN.
Lunes, 28 de diciembre 2020, 02:00
La de la rosa Narcea es una idea que va ganando cuerpo a ritmo acelerado. La Fundación General CSIC, con el patrocinio de la ... Fundación La Caixa, el Banco Santander y la Fundación Ramón Areces, acaba de seleccionar el proyecto de la rosa Narcea, que lidera la científica canguesa del CSIC Mari Carmen Martínez, al frente del Grupo de Viticultura, Olivo y Rosa (VIOR), como uno de los tres que a lo largo del próximo año disfrutará de una mentorización y formación intensiva, a cargo de expertos mentores en emprendimiento y transferencia de tecnología, junto con un completo, extenso y personalizado acompañamiento en la puesta en marcha de la empresa. Al finalizar el programa, se habrá generado un plan de empresa, un plan económico-financiero y una estrategia de comunicación para presentar la compañía, una empresa de base tecnológica, a potenciales inversores, de los que Martínez y su grupo ya tienen identificados varios. Además, «nos apoya la Academia Española del Perfume, lo que es un muy buen apoyo», explica la científica.
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El proyecto de Martínez con los biólogos José Luis Santiago y Susana Boso y la ingeniera agrícola Pilar Gago, que serían accionistas de la futura empresa con el máximo legal del 10% de participación individual sobre el capital, lleva ya acumulado un largo periodo de trabajos sobre la rosa Narcea. Se basa en la recuperación de esta flor, una rosa centifolia con excepcionales cualidades aromáticas. Martínez anota que, de salir adelante, será «la primera rosa española con posible uso en el ámbito de la alta perfumería».
Futuro para el valle del Cibea
Hasta el momento, las plantas han crecido en la zona baja del valle del río Cibea, en la localidad canguesa de Carballo, donde Martínez, su familia y su equipo recuperaron la variedad a partir de unas pocas plantas. A lo largo del último año, los padres de Carmen Martínez han ido efectuando hasta 30 envíos de pétalos en cajas especiales al laboratorio del Grupo VIOR, en Pontevedra. Allí, Martínez y su equipo han ido experimentado con varios sistemas para obtener los extractos de la rosa. Agua de rosas, aceites esenciales y otros extractos que serán la base del futuro negocio. Los aceites esenciales de rosa son los que tienen una aplicación más directa en la industria cosmética y del perfume, y se trata de un elemento de alto valor añadido. En función de su calidad, su precio puede rondar los 15.000 euros por litro, aunque hay que anotar que para obtener ese volumen de aceite esencial se necesitan aproximadamente tres toneladas de pétalos.
Para ello, el Grupo VIOR hará a partir de ahora una serie de ensayos con plantas en pequeñas parcelas experimentales en Carballo, a 400 metros de altitud; Cibea, a 700, y Genestoso, a 1.200 metros de altitud. Se trata de averiguar si la productividad de la rosa difiere según la altitud y si todo el valle es un lugar propicio para su cultivo.
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Las pruebas han demostrado que los mejores resultados se obtienen recolectando los pétalos entre las cinco y las ocho de la mañana, aún con rocío, y que la extracción de esencias debe iniciarse lo más rápidamente posible, preferentemente no tardando más de veinte minutos tras su recolección. Ello apunta a que la «pequeña industria para la extracción de los aceites esenciales se deberá montar 'in situ'».
Esto podría ser un puntal para la reactivación del valle del río Cibea. En Francia, la floración de las rosas del Pays de Grasse o de la lavanda en la Provenza es un acontecimiento no solo por la flor y sus derivados en sí, sino también en muy buena medida por el atractivo turístico que supone. En España ocurre algo similar con los campos de lavanda de Brihuega, en Guadalajara. Y podrá reproducirse, mejorado, en el valle del Cibea. Carmen Martínez ya lo tiene claro: «Serán plantaciones en espaldera, con la rosa alta y, en el suelo, a baja altura, plantas autóctonas que mantendrán diversas fases de floración permanentemente».
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Habrá «entre 200 y 500 hectáreas de flores, que pueden ser la base también de actividades turísticas asociadas muy interesantes». La propia Carmen Martínez ha visitado las zonas antes mencionadas para adaptar ideas al valle cangués, donde una necesidad absoluta es mejorar la cobertura de internet, ya que las plantaciones serán monitorizadas con estaciones agroclimáticas y cámaras de vigilancia permanente en cada parcela.
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