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El alcalde de Cudillero, frente a la imagen del santo. Joaquín Pañeda

Una Amuravela atípica, a cubierto, y con mascarilla

El sermón dio cuenta del cambio social provocado por la pandemia | Cesáreo Marqués subió a la barca para despedir al patrón

BELÉN G. HIDALGO

Cudillero

Lunes, 29 de junio 2020, 14:29

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Fue una Amuravela diferente. Tanto que desde primera hora, la plaza de La Marina era un lugar de paso y no el epicentro. Allí esperaba la barca por Cesáreo Marqués y sus últimos versos en un recital que San Pedro escuchó en su templo. El alcalde, Carlos Valle, le entregó el bastón de mando a apenas unos minutos de las doce a pie del Ayuntamiento. Tras la misa, Cesáreo Marqués se preparó para poner al día al patrón de todo lo acontecido. Empezó haciendo alusión al coronavirus para justificar el cambio de escenario, pues este año el sermón era «en su casa».

«No habrá quien impida, solo desapareciendo, que celebremos Patrón, tu fiesta los pixuetos». No sería la única referencia a una situación que marcó el año. Tiempo hubo para la política, tanto local como nacional, para la pesca y el turismo y también los festejos.

El repaso al panorama local lo inició Cesáreo Marqués haciendo referencia al cambio que experimentó Cudillero. «En cuanto llega el verano no hay sitio para los pixuetos», dijo en alusión a un sector turístico al alza que gana terreno a la pesca. «Y si no hay pescado en la mar, al menos que lo haya en el plato».

Imagen. La pandemia impone una Amuravela diferente

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La pesca ocupó gran parte del recital, que analizó las diferentes costeras y criticó los precios que castigan al sector. «El cupo de la caballa conseguimos aumentarlo, aunque no todo lo que queríamos, que mandan mucho los vascos». Se detuvo también Marqués en el percebe, que fue vedado antes de tiempo, o el calamar y el pulpo que «a última hora fue espabilando».

Los versos de Cesáreo Marqués también dieron cuenta de la lucha feminista, que se ganó el primer aplauso. «Ya está bien de maltrato, discriminación, manadas y tantos asesinatos», exclamó, tras cosechar otro aplauso de aprobación del público.

Y tiró de calendario festivo para detenerse en la braña de Rondiella, donde se celebró la primera fiesta en honor a este pueblo trashumante. También alabó las navidades, la San Silvestre y el carnaval. Recordó a Salvamento Minero, Bernardette Paringaux, sidra El Gaitero y doña Maruja, que recibieron la Amuravela de Oro.

Entre los personajes ilustres, Cesáreo Marqués destacó a la pixueta Rosa Menéndez, que fue distinguida con la Medalla de Asturias. «Como siga así a este paso hasta el Princesa de Asturias se lo van a acabar dando», afirmó, tras recordar a la fallecida Margarita Salas.

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Tras un descanso, le llegó el turno a los políticos. Comenzó ironizando con el sueño del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y su pacto con Pablo Iglesias. «Pa mi idea que el presidente toma dormido a cientos, pues ni con las cacerolas consiguieron despertarlo». Tuvo también tiempo para la gestión sanitaria y la oposición, a los que pidió que también trabajen «para salir del entuerto» y, añadió, «tiempo habrá después para que se tiren los trastos».

Las buenas palabras se dirigieron a los sanitarios «que nos estuvieron curando», para los supermercados «que bien nos alimentaron», así como transportistas, ganaderos y personal de limpieza. «A la gente le voy a pedir que hasta no tener vacuna pongamos la mascarilla», recomendó en pixueto Cesáreo Marqués.

Y llegó el turno de bajar a la Plaza de la Marina para cerrar el recital. Allí esperaba la barca, el escenario natural. Las terrazas de la plaza rompieron en aplausos. «¡Amura vela! ¡Isa Vela! ¡Fuego a babor! ¡Fuego a estribor! ¡Viva San Pedro!».

Pasado el sermón, todos coinciden en que no es comparable su adaptación. «Da mucha pena, parece que no hay fiesta», lamentó la pixueta Carmen Álvarez.

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