El acoso va del aula a su casa de Mieres: «Pido un traslado a Vipasa»

La «pesadilla» de una niña de quince años en Mieres, lejos de acabar, persiste ahora en su propia casa. Lo explica Olga, la madre -quien prefiere no dar sus apellidos para no ser identificada en el concejo-, quien recordaba que la menor tuvo que ser desescolarizada de su centro educativo, el Instituto de Enseñanza Secundaria (IES) El Batán tras denunciar que sufría acoso y que recibía constantes amenazas de muerte. La situación se pudo reconducir, ya que Educación intervino la semana pasada para devolverla al centro y, desde allí, reclamar un traslado.

«Ya ha sido autorizado el cambio de centro y se trata de una buena noticia para mi hija», señala Olga. El miedo que padece tanto ella como la menor es de tal magnitud, que no quiere decir a qué instituto va a acudir para que las compañeras que, presuntamente, la acosaban no se dirijan allí.

Pero ahora el problema es otro. «Varias de las niñas que molestaban y hacían la vida imposible a mi hija residen en el mismo barrio», en Santullano. Por eso, vuelve a reclamar ayuda. Esta vez, a Vipasa (Viviendas del Principado de Asturias). Señala que está en un piso de alquiler público y que sería necesario poder cambiar de vivienda para acabar con esta situación que vive. «Ya no podemos más», sostiene.

Fue el pasado jueves cuando la Consejería de Educación reescolarizó a la alumna de quince años que fue dada de baja por su madre de El Batán. La normativa es clara: con esa edad hay obligatoriedad de acudir a un centro educativo. La madre explicó a EL COMERCIO que la había sacado del instituto porque está sufriendo acoso. «Me llamaron y me dijeron que la tenían que volver a escolarizar. No obstante, que iban a solicitar un traslado». A pesar del inicio de este proceso y de que ya ha sido autorizado ese cambio, Olga ya apuntó que su hija no iba a volver, «en caso alguno», a clase alguna en El Batán.

Educación tuvo conocimiento de esta situación hace dos semanas y ya se indicó que la dirección del instituto contactó con el Servicio de Inspección para informar de una denuncia que podría constituir un posible caso de acoso, y para comunicar que iba a activar el correspondiente protocolo. La madre, por su parte, niega que en un primer momento la dirección le anunciara que se iba a iniciar este proceso.

La hija de Olga comenzó este curso los estudios de FP de Peluquería en el centro, donde ya había cursado los primeros años de la ESO. «No quiso hacer cuarto y se decantó por la Formación Profesional». Señala que anteriormente ya hubo una serie de amenazas contra la chica, «pero era ella misma quien me decía que lo dejara pasar».

La madre tuvo que acudir hasta el centro educativo cuando supo que un grupo de unos quince alumnos habían encerrado a su hija en el baño de una cafetería cercana. «Me dijeron que no podían hacer nada. Me puse como una loca porque considero que no es lógico que acosen a una estudiante y no se actúe», se quejaba. «En el propio centro se me enfrentó una de las chavalas que amenazaba a mi hija».

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