¿Dónde empieza Blimea?

Con documentos históricos bajo el brazo, inscripciones del Registro de la Propiedad y más de 700 firmas, pero principalmente buscando un porqué, representantes de los vecinos de Blimea se reúnen mañana con el alcalde, Enrique Fernández, para pedir explicaciones sobre el cambio de los letreros indicadores de su población. Una entrevista que esperan desde hace meses. Esta localidad de San Martín del Rey Aurelio lleva años comprobando cómo cada vez que se ejecuta una obra o simplemente hay un cambio de indicadores los correspondientes a sus límites «se van metiendo hacia el pueblo y detrás se deja terreno de Blimea que parece que está en otros pueblos, cuando no es cierto», explicaba ayer uno de los vecinos. Ponen como ejemplo que «en 1973 los terrenos para construir un instituto para todo el concejo se donaron en la parroquia de Blimea, en el Llerón de Florán, y desde hace años el cartel de entrada al pueblo está mucho más allá. Incluso parece que el parque y el campo de fútbol no están en Blimea, cuando es de todos pero en terreno de Blimea», remarcan.

Se trata de una reivindicación por la que muchos están dispuestos a luchar. Consideran que «tenemos la verdad de nuestra parte. No pedimos nada extraño, solo que se reconozcan nuestros lindes correctos como población o como actual distrito de la ciudad de San Martín del Rey Aurelio». Ponen por delante que no quieren enemistarse con otras poblaciones del concejo, pero sí defender lo suyo: «Cada uno tiene sus terrenos, sus edificios, sus equipamientos... No es justo que a Blimea se nos quiten cosas sin más», protestan.

En la reunión de mañana esperan que, además del alcalde, haya representantes de todas las formaciones políticas municipales. «Queremos que se nos explique por qué los letreros caminan hacia dentro de Blimea y cómo se puede hacer para que vuelvan a donde tienen que estar», afirman. Su intención es sencilla: «Solo buscamos que se coloquen en su lugar original, por ejemplo en el límite de Sotrondio, en el camino que hay junto a la conocida como la casa de la Capitana» y no casi «quinientos metros más hacia el centro de Blimea, como está ahora».