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Un oso se alimenta de frutos en un bosque de Asturias. Fundación Oso Pardo

La despensa del oso pardo, en peligro

Una investigación en la que ha participado la Universidad de Oviedo advierte del impacto que tendría en la especie la disminución de árboles de frutos secos debido al cambio climático

D. Espina

Jueves, 18 de septiembre 2025, 11:41

El oso pardo cantábrico, la especie más emblemática de Asturias, podría tener cada vez más difícil encontrar los frutos secos de los que depende ... para sobrevivir al invierno. Una investigación, en la que ha participado la Universidad de Oviedo, advierte de que el cambio climático está alterando los bosques de la Cordillera Cantábrica y amenaza con reducir la disponibilidad de alimentos clave para estos animales.

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El estudio, publicado en la revista 'Frontiers in Forests and Global Change' y realizado por las universidades de Granada, Oviedo y Santiago de Compostela, junto con el Instituto Mixto de Investigación en Biodiversidad (IMIB-CSIC), analizó cómo podrían evolucionar hasta el año 2100 nueve especies de árboles que producen frutos secos, básicos en la dieta del oso durante la hiperfagia, la etapa previa a la hibernación en la que acumula reservas.

Los resultados no son optimistas: especies típicas de ambientes frescos y húmedos como el haya, el avellano o los robles atlánticos irán perdiendo terreno, mientras que otras más resistentes al calor, como el castaño, la encina o el alcornoque, ocuparán parte de su espacio. En el peor de los escenarios climáticos, una cuarta parte del territorio donde hoy vive el oso podría quedarse sin acceso a frutos secos a finales de siglo.

«Los hayedos y robledales desaparecerán en muchas zonas, mientras que castaños y encinas se expandirán sobre todo en áreas occidentales y del sur», explica Pedro Álvarez Álvarez, catedrático de la Universidad de Oviedo y coautor del trabajo. Aunque el oso es un animal flexible en su dieta, el investigador advierte de que la simplificación de los bosques puede aumentar su dependencia de recursos menos fiables e incluso empujarlo, en años de escasez, a buscar comida en zonas habitadas por humanos.

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Para evitarlo, los expertos plantean medidas como plantar castañares en áreas estratégicas lejos de pueblos, restaurar bosques mixtos que combinen especies atlánticas y mediterráneas o favorecer el crecimiento de robles rebollos.

La investigación forma parte del proyecto europeo LIFE 'Osos con Futuro', coordinado por la Fundación Oso Pardo y financiado por la Unión Europea, con apoyo del Ministerio para la Transición Ecológica.

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