«La ley del 'solo sí es sí' protege más a las víctimas de agresión sexual»

-Menina 2022. ¿Ilusionada?

-Sí. Lo agradezco muchísimo. No esperaba yo ganar un premio en los días de mi vida y menos por este trabajo tan ingrato, solitario, incomprendido, todo el día venciendo resistencias... También lo dicen mis compañeras fiscales de droga y de extranjería.

-Y ellas tratan con delitos que logran rechazo social. Sus casos aún tiene apoyos machistas.

-Yo no digo machista ya, porque machista y feminista está siendo utilizados como elementos antagónicos, cuando no lo son. Prefiero hablar de patriarcado.

-Pues apoyo del patriarcado.

-Sí, aún tenemos una sociedad patriarcal y unas leyes conservadoras. Cada vez que introducimos un cambio cuesta muchísimo aplicarlo. Hay una parte que pide a gritos los cambios, pero no toda la sociedad está preparada para ellos. Eso pasa con la retirada del permiso de visitas a los padres que son agresores de las madres de hijos en común. Parte de la sociedad o no lo entiende o no le llega el mensaje que debería.

-¿Qué mensaje debería llegar?

-Que esa retirada ya está en la Ley Integral contra la Violencia de 2004. No es una novedad.

-Pero se introdujo una modificación con las leyes de Infancia y de Discapacidad.

-Sí, en junio de 2022 fue cuando se introdujo la modificación en la orden de protección y en el Código Civil. La cuestión que hay en el fondo es considerar si en los casos que hay violencia sobre la mujer, esa violencia traspasa a sus hijos. Y está claro que sí.

-¿Alguien cree que un maltratador puede ser un buen padre?

-Sí, y el Tribunal Supremo ya lo dejó claro en la sentencia de 2017: pese a que este señor no está imputado en ningún procedimiento ahora, sí tiene condenas cumplidas por violencia, lo que hace pensar que no tiene actitud para ejercer con idoneidad las funciones parentales y los derechos de relación con sus hijos.

-Se lanzó el mensaje de que habría que esperar a la sentencia y no hacerlo con la denuncia.

-Es que con una denuncia no se retira el derecho a visitas a los menores. Tiene que haber una orden de protección concedida. Esa suspensión de visitas dura solo treinta días.

-¿Solo treinta días?

-Sí, prorrogables otros 30 si se presenta demanda. O durante el tiempo que dure el procedimiento. Es lo que nos establece la fiscal de sala. También se puede establecer sin orden de protección si en el Juzgado de Violencia se llega a una sentencia de conformidad. Pero, ojo, si hay una evaluación que recomienda la relación paternofilial, se mantiene.

-¿Quién hace esa valoración?

-Yo sostengo que tienen que hacerla las Unidades de Valoración Integral Forense (UVIF). Pero llevo años pidiendo que tengamos un psicólogo y un trabajador social en el juzgado de violencia.

-¿Y no lo logra?

-No, pero ahora lo ha pedido también la fiscal de sala. En Asturias tenemos dos UVFI y sé que han incorporado a una nueva psicóloga, pero el problema es que no están en el puro servicio diario del juzgado. Un psicólogo puede decirnos por qué el menor rechaza ver a su padre. No vale lo que decían antes, que era por influencia de la madre. No. A los menores hay que oírles en el juzgado.

-¿Y los oye?

-No. Solo en casos muy concretos. Y eso que la ley dice que al menor hay que oírle. Lo que ellos puedan decir no es vinculante, es un dato más que se une a las pruebas de convicción.

-Si le llega mañana un caso, y dado que no tiene psicólogo en el juzgado, ¿Qué hace con ese menor? ¿Lo deriva a la UVFI?

-Depende de lo que veamos en la denuncia. Lo que no puede ser es que nos limitemos a contar con lo que diga la madre. Antes lo hacíamos. A la hora de fijar las medidas civiles, le preguntábamos a la víctima si él era un buen padre. Y todas nos decían que sí. Y aceptábamos su palabra. Ahora, que sabemos más de violencia, entendemos que esa mujer tiene su propia realidad distorsionada por el clima de violencia.

-Desmonta la idea de que las madres quieren siempre quitar los hijos a los padres.

-Es que no es así. Hemos tenido muchas mujeres que han renunciado al proceso contra su agresor al ver que a él le quitaban el derecho de visitas a los hijos. No se me olvida el caso de una mujer que tenía un hijo con discapacidad. Fueron los vecinos los que denunciaron el maltrato de años que sufría. Se le dio una orden de protección y de alejamiento. Pues ella iba todos los días al juzgado a pedir que la anulasen. «Él me ayuda a cuidar a mi hijo», decía. Si no se les da un recurso asistencial de forma inmediata muchas se ven solas y sin ayuda.

-Con la ley integral, ¿esa víctima tendría hoy más recursos?

-Sí, sobre todo coordinados por los Centros Asesores de la Mujer (CAM). Aunque es cierto que en la zona rural aún existe un maltrato oculto. Las mujeres viven aisladas y con gran dependencia de su agresor. Manda mucho el qué dirán y el desconocimiento de los recursos que hay. Los peores casos que yo he tenido ocurrieron en la zona rural. Además, no olvidemos que muchos agresores utilizan a sus hijos para ejercer violencia vicaria.

-¿Más de la que conocemos?

-Claro. En un estudio británico (aquí no hay) dejan claro que para los agresores el régimen de visitas servía para que el agresor siguiera controlando y machacando a la víctima.

-¿Y ley del 'solo sí es sí'?

-Es una ley de protección integral, no hay que olvidarse de que no es solo una reforma del Código Penal, sino que incluye medidas en educación, atención, protección... Pretende ser tan ambiciosa como la Ley Integral contra la Violencia. Y me parece muy bien, a las mujeres nos hace falta más ambición y menos paciencia. No podemos seguir así.

-Entonces, ¿la polémica?

-Porque la ley cambia el eje, ahora todo se basa en el consentimiento. Si la relación no es consentida, es un delito. ¿Que además hay violencia? Pues hay que penarla. ¿Que hay intimidación? ¿Que se hace en grupo? ¿Que se hace a su pareja? También.

-¿Es un paso adelante?

-Totalmente. Hemos evolucionado mucho. Cuando empecé, hace muchos años, en San Sebastián, tuve un asunto de una mujer violada por su marido. Y él se libró porque dijo que no había recibido la sentencia de divorcio. No se me olvidará nunca. Ahora nadie duda que puede ocurrir una violación dentro de la pareja. Pero sí es verdad que en los juzgados, violencia sexual, dentro de la violencia de género, sigue siendo la gran desconocida. Muchas no consideran que eso sea violación.

-¿Que su pareja las obligue a mantener relaciones sexuales?

-Ahora mismo tengo un asunto en el que la víctima creía que él tenía derecho a forzarla. Otra decía que procuraba no protestar, para que no despertaran sus hijos. El Grevio (Grupo de Expertos en Violencia de Género) que obliga el Convenio de Estambul, que es una de mis leyes favoritas, ya lo deja claro: insta a remover los obstáculos por los que en los juzgados hay unos umbrales tan altos para examinar la declaración de la víctima. Yo creo que la violencia sexual tendrá que pasar a los juzgados de violencia.

-¿Un fallo la rebaja de penas?

-Es una ley integral sin disposición transitoria. Aunque no la haya, está la disposición transitoria quinta del Código Penal. No creo que la intención del legislador haya sido bajar las penas, aunque eso se pueda producir. No creo que haya muchas que se puedan revisar. Salvo las que hayan especificado que ponen la pena mínima porque no pueden poner otra. Está prevista la vista en el Supremo en la que se nos dará una indicación.

-¿Las víctimas están más protegidas con esta ley?

-Sí, claro que están más protegidas con esta ley. Porque están específicamente protegidas. Y, sobre todo, porque la ley prevé que se las escuche y atienda, no como ahora, que sufren una marginación procesal permanente.