Laura y Rubén García
Fidma 2025 ·
Tres son las novedades 'llambionas' del obrador gijonés ideado por una enfermera y un ingeniero hace cinco añosMigaya lleva cinco años actualizando la merienda, y la culpa la tienen Rubén y Laura García. Él, ingeniero técnico dedicado al sector industrial eléctrico; ella, ... enfermera en el Hospital de Cabueñes, los dos llambiones y de Langreo. Cuando se juntaron con el pastelero Alejandro Montes, todos los ingredientes de su éxito estaban sobre la mesa y se cocinaron primero en forma de 'chapona'. Después llegaron las rocas, los turrones... Este es el cuarto año que están en la Feria, el tercero con estand propio (pabellones 3-4), y tienen novedades.
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–¿Cómo valoran el arranque de la 68 edición de la Fidma?
–Laura García: Notamos un inicio más fuerte que el año pasado, con más visitantes durante el primer fin de semana. Es que a la Feria no le afecta nada, aquí hay que venir con sol, con lluvia... De todas las maneras.
–¿El poso de la Feria perdura?
–L. G.: Sí, es un escaparate muy grande, el mejor que hay porque pasa mucha gente, así que es una oportunidad muy buena de mostrar nuestros productos. Aquí la gente viene siempre buscando cosas nuevas y además atrae a muchos visitantes de fuera de la ciudad y de la región, por lo que la visibilidad ya no es solo regional, también nacional. Y como tenemos puntos de venta fuera de Asturias es una oportunidad muy buena que intentamos aprovechar siempre al máximo.
–¿Qué novedades han traído?
–Rubén García: Decidimos no traer el catálogo completo porque es tan grande que abruma al público. Como novedades este año tenemos tres: la roca de pistacho, porque está de moda y no podía faltar; las rocas andalusíes, que son un homenaje a Andalucía y están elaboradas con chocolate negro, aceite de oliva virgen extra de Jaén, sal marina y pan, y las 'roconas', creadas para el Sporting.
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–¿Para darles suerte en la temporada?
–L. G.: Está sorprendiendo mucho porque además llama la atención por el escudo, los colores... Están teniendo mucho éxito en la Feria.
–R. G.: Son rocas de yogur y fresa, rojas y blancas, claro (ríe).
–¿Cómo es ser novato e innovador en un sector tradicional?
–L. G.: En Asturias hay una tradición dulce muy arraigada, por lo que es difícil innovar y, sobre todo, explicar al consumidor lo que le ofreces y que le encaje, puesto que lleva muchos años consumiendo lo mismo. Para ello, Alejandro Montes (Campeón de Europa de Pastelería en 2010), que es quien nos desarrolla los productos, siempre intenta aunar la tradición regional usando la mejor materia prima de aquí, pero dándole un toque innovador. Así, el público descubre otro tipo de cosas y consigue atraer a los jóvenes, que son siempre más abiertos a probar cosas nuevas.
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–¿El azúcar es siempre el malo o la película está cambiando?
–L. G.: Ahora hay una corriente que está cambiando esa manera de pensar animando, para empezar, a probar y mirar la etiqueta.
–R. G.: Exacto. El consumidor está empezando a entender que ni es tan malo ni lo mejor. Nosotros usamos una materia prima de alta calidad, y ahí está la clave de todo. Pero aún falta camino; hay muchos que me dicen que no toman azúcar, sino sacarina porque es mejor cuando es un sintético y, por tanto, peor que un azúcar moreno como el que usamos nosotros. Siempre digo lo mismo, no te pegues un atracón de dulce hasta reventar, con moderación nada es malo. La clave está en la etiqueta, donde viene especificado todo para que no haya sorpresas. En el mercado hay cosas que no deberían poder llamarse chocolate, pero la cuestión está en verlo para poder no elegirlo.
–L. G.: Es que la cocina se ha abierto mucho a todos los públicos, pero en el sector dulce todavía es más desconocido. Cada vez está interesando más y el consumidor presta atención a los productos que no lleven aditivos, químicos ni cosas extrañas.
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–Diversificaron el negocio con una tienda hace unos meses. ¿Qué tal la aventura?
–L. G.: Abrimos en noviembre para aprovechar la campaña de Navidad y cada vez vemos más gente interesada en probar cosinas nuevas. En la tienda tenemos más productos además de los de Migaya y al principio el cliente iba con miedo pensando que sería demasiado caro... Y ya poco a poco van entrando.
–Abrieron en El Llano, lejos del meollo turístico. ¿Por qué eligieron quedarse en el barrio?
–R. G.: Es un ambiente más familiar, de gente que consume en el día a día, y buscábamos eso. Es un barrio muy poblado y ahí empezamos.
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–L. G.: Tenemos el obrador en esa zona, por lo que ya mucha gente nos conocía y acudía de otros puntos de la ciudad a vernos. Además, muchos hoteles de la ciudad incorporaron nuestras 'chapinas' y 'chaponas' como detalle en las habitaciones, por lo que muchos turistas nos empezaron a buscar. Y ahora hay tanto turismo en la ciudad que, realmente, puedes encontrar visitantes en cualquier sitio de la ciudad. Gijón está a tope, ¿eh?
–Cambiaron totalmente de vida hace cinco años. ¿Cómo lo explican ahora, cinco años después?
–R. G.: El vértigo sigue, ¿eh?, pero estamos contentos. En realidad seguimos al filo del precipicio.
–L. G.: Luchamos cada día ya no solo por crecer, también por mantenernos. Está Alejandro como pilar fundamental de la empresa. Tenemos confianza plena en él y sabemos que cualquier cosa que desarrolle va a ser increíble. Migaya se sustenta en su creatividad.
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