Fuegos de altos vuelos
Asturias despliega la mayor respuesta aérea contra los incendios, hasta el punto de necesitar un avión de coordinación para el tráfico de aeronaves sobre las llamas
Gijón
Domingo, 24 de agosto 2025, 17:56
«El mayor despliegue de la historia contra los fuegos en Asturias». La frase la pronunció el presidente del Principado, Adrián Barbón, 48 horas después de comenzar la ola de incendios forestales que está asolando a la zona oeste de la península, con fuegos desde Galicia y Asturias hasta Castilla y León, Extremadura y Andalucía, sin olvidar la frontera con Portugal. Y era cierto cuando lo dijo, puesto que, en aquel momento, eran ya más de 200 los efectivos que trabajaban en el Principado por frenar las llamadas que entraban por León, a través de Cangas del Narcea, Somiedo y Cabrales, primero, y luego ya por Ponga y Degaña. Pero ahora son más.
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Porque a la frase cierta de que los fuegos se apagan en invierno, en referencia a la necesidad de prevenir con cuidados en los montes, desbroces y eliminación de cualquier cosa que las altas temperaturas estivales, y la negligencia humana, puedan convertir en gasolina y cerilla, se suma ahora otra. La de que los fuegos se apagan, también, desde el aire.
A kilómetros sobre los profesionales que, sobre el terreno, se pelean con cada llama ya sea con manguera (los menos), ya con esa especie de escoba con la que ahogan cada llama, y que integran los equipos de Bomberos de Asturias, de militares de la Unidad Militar de Emergencias (UME), de las Brigadas de Refuerzo en Incendios Forestales (BRIF), así como los guardas forestales, de medio ambiente y de las cooperativas, están los otros extintores. Los que vuelan sobre el territorio descargando el agua que la lluvia se niega, de momento, por traer a Asturias.
Hasta tal punto hay refuerzos aéreos que, en estos momentos, el Principado cuenta con un Aco, un avión de coordinación que regula, desde una altura muy superior, todo el tráfico aéreo. Es el apoyo de los helicópteros del Ejército del Aire, de la UME, de Bomberos de Asturias, de la Guardia Civil, de la Policía Nacional, de los Mossos d'Escuadra, y de Castilla-La Mancha, así como de los aviones anfibios del Ministerio de Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) que han pasado por la región como miembros del batallón de lucha contra lo que se ha convertido en una guerra contra fuegos de sexta generación. Fuegos diferentes a los anteriores. Nacidos del cambio climático, ubicados en las cumbres más altas y que se alimentan de la escasez de lluvia y de las altas temperaturas.
Descargas de hasta 12 toneladas de agua
Así, a muchos pies sobre el nivel del suelo, el pequeño bimotor que ejerce como aeronave de coordinación tipo 1 (Aco), da vueltas permanentemente sobre la región. En realidad, sobre las regiones, porque los fuegos asturianos nacieron en León. Unos en Anllares del Sil. Otros, en Orallo. Con tres personas como tripulantes y una autonomía de vuelo en incendio de cuatro horas,
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El bimotor tiene dos funciones claras: observación o coordinación. Para la primera, captura y transmite imágenes georreferenciadas y parametrizadas, así como video en tiempo real en el espectro visible e infrarrojo a las centrales de mando de las comunidades autónomas y al Centro de Coordinación de la Información Nacional sobre Incendios Forestales del Miteco.
Para la segunda, la que ejerce en estos momentos, se convierte en Coordinador de Medios Aéreos, es decir, es el responsable de las operaciones aéreas en su sector aéreo, bajo las órdenes del Director Técnico de Extinción.
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Y no es tarea fácil. Tanto por el número de elementos voladores desplegados estos días como por la complejidad de la orografía y, sobre todo, por el humo. El que ciega tanto como confunde. Por ejemplo, anoche parecía que el fuego había pasado de Degaña a Ibias. No fue así. El que pasó fue el humo, en un frente de cenizas de 200 metros.
Tan especiales son estos fuegos que no son, precisamente, los aviones anfibios los más efectivos. Son los helicópteros, explicó el jefe del Ejecutivo asturiano, Adrián Barbón, «quien están resultando más precisos». No obstante, en Asturias ha estado la 'foca', el avión anfibio tipo 1 del Miteco, regando con las hasta 6 toneladas de agua que puede cargar tanto en la mar como en los embalses. El avión permite realizar descargas únicas, pero también parciales y, además, realizar inyecciones de espumógeno.
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En cuanto a los helicópteros, el Aco ha tenido mucha compañía. Desde el gigante aéreo Chinook, de 30 metros de longitud y capacidad para cargar hasta 12 toneladas de agua, hasta el ligero Airbus H135 que los Mossos d'Esquadra han dotado de cámaras térmicas y de alta resolución, así como un sistema de realidad aumentada para la cartografía y grabación de imágenes. Junto al catalán, el amarillo de Bomberos de Asturias, así como el 'cuco', como se conoce al helicóptero de la Guardia Civil, rastrea sin descanso las zonas bajo las llamas. Entre el gigante y sus hermanos pequeños, tanto por su tamaño como por su color, naranja brillante, destaca el Cougar de la UME. Cuenta con cámara, grúa hidráulica, sistema de flotabilidad de emergencia y depósitos auxiliares de combustible que le dotan de una autonomía de vuelo de más de 4,5 horas. Y con un bambi, la cesta con que se recoge el agua, de hasta dos toneladas, casi el doble que los helicópteros de Bomberos de Asturias.
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