La tormenta que golpeó a Asturias: miles de rayos y un «reventón húmedo»
En Siero cayeron 33 litros por metro cuadrado hacia la medianoche. En El Musel se registraron 12,1 en apenas 10 minutos, una tasa muy inusual
Intensísimas, espectaculares por momentos y notablemente dañinas, con lluvias torrenciales. Así fueron las sucesivas tormentas que desde el atardecer del domingo hasta bien entrada la madrugada del lunes se registraron en la zona central de Asturias, con especial afección a Gijón y Siero, pero también a Oviedo, Llanera y la zona baja de la cuenca del Nalón.
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Donde más llovió entre el atardecer del domingo y la madrugada del lunes fue en Siero, donde en poco más de una hora, a partir de las once de la noche, aproximadamente, se registraron hasta 33 litros por metro cuadrado, según la estación de medición de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico, que en las 24 horas que mediaron entre el mediodía del domingo y el del lunes midió un total de 50 litros. No es una cifra desmesurada para un día completo de lluvia, pero sí que comienza a dar problemas cuando los 33 litros por metro cuadrado antes mencionados caen en poco más de una hora. La capacidad de gestión de los sistemas municipales de evacuación de agua se vio sobrepasada en buena parte de la capital polesa y se generaron notables bolsas de agua en la zona urbana.
En Gijón la jornada del domingo había sido apacible y bastante soleada hasta mediada la tarde, pero hacia las siete comenzaron a verse nubes de evolución que para las ocho de la tarde dieron lugar a la primera tormenta, muy intensa por momentos, que afectó sobre todo a la zona más oriental del concejo y al límite con Villaviciosa. Tras eso, el anochecer, con más nubes que claros, no permitía prever lo que ocurriría pasadas las dos de la madrugada. Cierto es que hacia la una de la mañana el cielo gijonés empezó a ser un festival de rayos y truenos, primero en la forma de tormenta seca, que sacó a no pocos vecinos a balcones, terrazas y ventanas. Pero poco después de las dos de la madrugada, tras dos truenos especialmente intensos –la tormenta estaba bastante baja en la atmósfera y muy centrada sobre la ciudad– y durante, dependiendo de las zonas de la ciudad, diez y quince minutos, se desató una auténtica catarata que dejó una gran cantidad de agua en forma de una lluvia torrencial acompañada de un viento moderado a fuerte que en algunas zonas fue realmente intenso por momentos. Desde la Agencia Española de Meteorología, su delegado terrotorial en Asturias explicó que aunque en Gijón la lluvia total de las 24 horas entre el mediodía del domingo y el del lunes fue menos que en Siero, sí que hubo mucha acumulación durante la noche.
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Así, en El Musel la estación meteorológica de la Aemet contabilizó 27,7 litros durante la noche, con rachas de viento de hasta 45 kilómetros por hora. En la estación que la agencia meteorológica tiene en el Campus universitario gijonés llovió aún más, sumando 32 litros, si bien «no hubo registros, por algún fallo de funcionamiento, durante unos 20 minutos hacia las nueve de la noche; otro tanto hacia las once y durante una hora hacia las doce y media de la madrugada». Es decir, probablemente la lluvia caída fue más que la registrada en el este de Gijón, donde las rachas de viento más fuertes se quedaron, al menos en el Campus, en 38,5 kilómetros por hora. Aunque la sensación de los testigos durante el momento más intenso de la tormenta fue de que hubo una ventolera mucho más intensa, causante, además, de numerosos desperfectos en edificios y árboles de toda la ciudad y que vino por momentos acompañado de un granizo no especialmente grueso, aproximadamente del diámetro de un garbanzo.
Más de un litro por minuto
Y es que a los gijoneses a los que los truenos y el espectáculo de rayos (desde la Aemet se indica que durante la noche «cayeron unas 750 descargas de rayos nube-tierra en Asturias, y los rayos nube-nube o los caídos en el mar fueron mucho más numerosos») habían sacado de la cama les sorprendió la violencia con la que se desató la lluvia, «completamente torrencial», según Ángel Gómez en ese momento. Indica el responsable de la Aemet que «en solo diez minutos cayeron 12,1 litros por metro cuadrado –del total de 27,7 de toda la noche– en El Musel». En el centro de Gijón la sensación fue aún más dura. Un muro de agua y viento para el que Gómez tiene una explicación: «A veces, cuando cae lluvia de forma torrencial, la propia lluvia arrastra al aire hacia el suelo y se produce lo que se llama un 'reventón húmedo'».
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Fue el episodio más intenso, pero las lluvias se mantuvieron durante casi toda la madrugada y volvieron a tener un momento fuerte hacia las cuatro de la mañana. En todo caso, desde la Aemet se consideraron dentro de la normalidad las tormentas y se precisó que «coincidió que cayeron justo sobre zonas metropolitanas, pero el acumulado de lluvia no fue como el de las tormentas que se están viendo en el Mediterráneo, con más de 100 litros por metro cuadrado».
Lo peor, sobre la mar
De hecho, el radar de precipitaciones y los propios datos de la Aemet indican que lo peor en cuanto a precipitaciones se produjo pasadas las dos de la madrugada, pero sobre la mar, dado que la tormenta se desplazó rápidamente en dirección noreste hacia alta mar. Ángel Gómez confirma que «llovió mucho, pero sobre la mar». Y, de hecho, a lo largo de toda la jornada de este lunes siguió lloviendo con intensidad en alta mar. «Lo peor –añade– hubiera sido que las tormentas se hubiesen quedado ancladas o que pasasen varias veces seguidas sobre el mismo sitio», lo que no ocurrió.
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Durante la tarde de este lunes, por otro lado, llovió con ciertan intensidad en el oriente de Asturias, tanto en la costa como en la zona de Picos, zonas en las que hasta las ocho de la tarde estuvo vigente la alerta amarilla por lluvias intensas que el domingo había estado activada para el centro de la región. Pero incluso así, el nivel de los ríos estaba tan bajo en fechas precedentes que de momento todas las estaciones fluviales de seguimiento de la confederación hidrográfica marcan niveles muy por debajo no ya de la primera alerta, sino incluso de la altura que marca el inicio del seguimiento del estado de los ríos. La lluvia caída en la zona centro tendrá poca influencia en el agua embalsada, porque en su mayor parte ha caído muy cerca de la costa.
Se trató, en todo caso, de tormentas provenientes del sur-suroeste y que avanzaron en dirección noroeste. La temperatura del agua, algo elevada respecto a los niveles normales tras un verano de poco viento y relativamente escaso oleaje, en las capas superficiales del Cantábrico también puede tener algo que ver en la concentración de las lluvias en la zona costera.
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