Hostelería aplaude el pasaporte covid, pero cree que «la Navidad está perdida»

Suspiro de alivio. Tras semanas con la particular espada de Damocles que conformaba el rosario de restricciones sobre la mesa (recorte de aforos, de horarios, cierre de interiores, de barras), la reunión de presidentes autonómicos con Pedro Sánchez en pleno récord de contagios en la sexta ola ha concluido con alivio para el sector turístico. Los hosteleros, principales damnificados de las limitaciones de movilidad a lo largo de la pandemia, aplauden la única decisión tomada por el Gobierno regional, la implantación del pasaporte covid, previa autorización del Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA). Decisión que se suma a la ya tomada: la instalación de medidores de CO2. Alivio, también, por la única del Gobierno central, la mascarilla obligatoria en interiores y exteriores. Eso sí, creen que «la Navidad está perdida».

Desde la entidad que aglutina a la mayoría del sector, Otea, el presidente de Gijón, Ángel Lorenzo, cree que «el pasaporte covid dará tranquilidad y seguridad a los clientes», además de suponer un incentivo «para la vacunación, ya que para entrar en los locales, habrá que estar vacunado».

Sin restar importancia al valor del pasaporte, desde Hostelería con Conciencia se lamenta que la decisión «vuelva a dejar la pelota encima de nuestro tejado». El portavoz de la entidad, Félix Marcos, lleva tiempo defendiendo que «la instalación de los medidores de CO2 ya es una forma de limitarnos y ahora llega esta otra, el pasaporte covid».

Explica él que «el medidor es obligatorio y sabemos que cuando se llega a 800 hay que ventilar. Y, si no es posible, decir al público que se vaya. Es una forma de controlar el aforo igual que el pasaporte covid, porque tendremos que decidir quién entra y quién no». Una situación esta que le genera «dudas sobre la legalidad. ¿Puedo yo pedir datos personales a un clientes antes de entrar en mi local?».

Como él opina Óscar Gavino, presidente de la Unión Hostelera. «¿Nosotros somos policía ahora? Tenemos que controlar que el cliente no fume, que guarde la distancia de seguridad, que lleve mascarilla y, ahora, ¿también que está vacunado?». Tanto Marcos como Gavino están convencidos de que «es una doble carga para nosotros».

Diferente se ve desde el ocio nocturno. Paco García, del Grupo La Buena Vida, cree que «el pasaporte covid es una garantía. Nosotros lo poníamos ya mañana, no tenemos ningún problema, ya que el cliente se sentirá así más seguro».

Como no se ha sentido, dice García, «ha sido todos estos días, con el temor de restricciones que nos han arruinado la Navidad. Han metido el miedo en el cuerpo que solo se salvan las fiestas de Nochevieja», lamenta.