«Hoy no morimos por el VIH, nos morimos con él»
Dos afectados cuentan cómo los avances médicos ayudan a tener «una vida plena» | Instan a quienes hayan realizado «prácticas de riesgo» a hacerse la prueba y lamentan que los jóvenes «hayan bajado la guardia»
GABRIEL GALLEGO
GIJÓN.
Viernes, 29 de noviembre 2019, 02:39
Armando y C. C. son miembros del Comité Antisida. Aunque sus vidas son muy diferentes, tienen algo en común. Ambos conviven con el virus de la inmunodeficiencia humana y luchan porque las futuras generaciones sepan cómo hacerle frente. Todo lo que rodea a este virus es muy distinto a décadas anteriores. En la actualidad, los avances médicos y farmacéuticos permiten la cronificación de quienes albergan el virus, incrementa su esperanza de vida. «Hoy no nos morimos por el VIH, morimos con él», afirmaron.
Publicidad
Según el informe de Vigilancia Epidemiológica del VIH y sida en España, 54 personas fueron diagnosticadas el pasado año en Asturias de VIH. De ellas, 27 fueron hombres que mantienen relaciones sexuales con otros hombres; 26 por relaciones heterosexuales y uno por inyección de drogas. «Los jóvenes le perdieron el respeto al VIH y han bajado la guardia», reconocen Armando Alonso y C. C. Este último prefiere guardar el anonimato, prueba de que la sociedad no ha superado aún muchos prejuicios. Ambos cuentan su experiencia con motivo del Día Mundial de la Lucha contra el Sida, que se celebra este domingo. Y lo tienen claro: «Animamos a quienes hayan tenido prácticas de riesgo a que se hagan la prueba».
Armando Alonso es gijonés, tiene 58 años y está jubilado. Hasta entonces, fue montador de estructuras metálicas. Sin embargo, las depresiones, las ansiedades y los mareos provocados por el VIH le anticiparon la jubilación. A Armando le diagnosticaron este virus en 1990, cuando tenía 29 años, a causa del consumo de heroína. «Tenía los síntomas de una gripe: cansancio, dolores por todo el cuerpo, decaimiento, etcétera. Fui al médico y sin anestesia me dijo que tenía sida. Imagínese la información que había que hoy es impensable que te digan eso. Una cosa es el sida y otra distinta el VIH. Los médicos, en los 90, andaban muy perdidos», explica. Cuando se enteró, confiesa que pasó por varias fases. «Primero me reí porque hacía tiempo que había dejado la droga. Cuando tomé conciencia, me sentí muy mal conmigo mismo».
Una vez aceptada la situación, Armando creyó que solo había un camino. «Tenía que dar la cara, no podía cargar con esta mochila». Sin embargo, esta decisión le costó perder amigos de siempre. «En el bar, cuando emitían los anuncios antisida, alguno decía 'estos sidosos de mierda'. Cuando lo escuché, me fui y no volví a a verlos más». Armando también vivió momentos muy duros con la medicación: «Hoy tomo tres pastillas diarias, pero llegué a ingerir 19. Muchas veces vomitaba solo con verlas».
Gracias al Comité Antisida, encauzó su vida y ahora, con la nueva medicación, vive un buen momento. «Estoy casado, tengo un hijo, practico deporte y no me privo de nada. Mi vida es plena». En cuanto al virus, se acostumbró a «convivir con él». «Antes reparaba mucho en la muerte, hoy solo pienso en tomar unos culinos e ir a correr por la Campa Torres».
Publicidad
C. C. tiene 38 años y es carretillero. En 1991 recibió la noticia. «Con tan solo 10 años, me diagnosticaron el VIH. Todavía hoy los médicos no se explican cómo lo contraje». A diferencia de Armando, tardó en afrontarlo. «Desde los 10 a los 15 años mis preocupaciones eran las de un niño cualquiera. A partir de ahí, tuve una depresión que significó la peor etapa de mi vida». Sin embargo, esta vivencia le sirvió para «crecer como ser humano». Pasaban los años, y mientras él convivía con su enfermad, iba construyendo su vida. «En el momento que comencé a salir con la que es hoy mi exmujer, me costó mucho decírselo. Por fortuna, lo encajó bien y hoy tengo dos hijas maravillosas», dijo.
Al contrario que Armando, él fue más reservado. «Nunca se lo he dicho a nadie que no fuera mi familia y mi círculo más cerrado de amigos». En el trabajo, asegura sentirse «en igualdad de condiciones que el resto de compañeros». «Llevo trabajando desde los 17 años y nada me impidió cumplir con mis obligaciones».
Publicidad
Más información
1 año por solo 16€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión