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Francisco Castañares Morales. E. C.

Francisco Castañares. Experto en prevención y lucha contra incendios

Francisco Castañares: «Estos incendios son producto de 60 años de abandono de la zona rural»

«El fuego es la respuesta de la naturaleza para evitar que el crecimiento de la vegetación colapse», dice Castañares

Soraya Pérez

Gijón

Miércoles, 20 de agosto 2025, 22:15

Francisco Castañares Morales (Cáceres, 1960), mas conocido como 'Paco' Castañares, es uno de los grandes expertos en materia de incendios forestales de España y actual ... presidente de la Asociación Extremeña de Empresas Forestales y del Medio Ambiente (AEEFOR). También fue director general de Medioambiente en Extremadura. Este reputado experto en la lucha contra los incendios afirma que es necesario trabajar en la prevención para evitar los grandes fuegos de sexta generación que están azotando a Asturias y al resto del país.

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–Los incendios han ido evolucionando con los años. Hoy se habla de fuegos de sexta generación. ¿Podría explicarnos a qué se refiere?

–Un incendio de sexta generación se caracteriza por tener una alta intensidad, así como una alta velocidad de propagación. Las inmensas intensidades energéticas emitidas por estos incendios en días de fuerte inestabilidad atmosférica vienen a desarrollarse tras periodos de aridez repetidos. Pero tienen una intensidad tan alta que son capaces de alterar la dinámica de las capas altas de la atmósfera. Esta capacidad les permite generar su propia meteorología, haciendo que sean impredecibles y prácticamente imposibles de controlar.

–Debido a que estos incendios de sexta generación son tan difíciles de controlar, usted es claro en afirmar que es importante, sobre todo, trabajar en la prevención. ¿Es así?

–Sí, exactamente. Porque el problema es que estos incendios no se pueden apagar y tampoco hay capacidad de extinción para hacerlo. Para que la gente lo entienda, no se trata de falta de medios, sino que es un problema de falta de prevención y de gestión. Lo he repetido desde 2018. Lo explico más gráficamente para que se entienda. Imaginemos a los tres ejércitos más poderosos del mundo, los de Estados Unidos, China y Rusia, con todo el armamento, toda la tecnología y todos los militares que tienen, que en lugar de estar preparados para la guerra, estuviesen preparados para la extinción de incendios. No tendrían nada que hacer. No podrían apagar esos incendios. Por tanto, olvidémonos de apagarlos. Estos incendios se apagan cuando cambian las condiciones meteorológicas y se deshace, digamos, la gran coalición que forman la atmósfera y la intensidad térmica del incendio.

–La falta de medios no es el problema. ¿Pero y el despoblamiento de las zonas rurales y el abandono de los montes?

–La primera causa de los grandes incendios es el despoblamiento, eso sin dudas. Estos incendios que estamos viviendo ahora son la consecuencia de 60 años de abandono de nuestros montes y de la zona rural. Si no se hubiera producido este abandono no estaríamos hablando de esto, sino de fuegos pequeños. El fuego es la respuesta natural de la naturaleza para evitar que el crecimiento de la vegetación colapse.

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–Es decir, que si no hacemos la gestión forestal como es debido, la hace la misma naturaleza ¿no es así?

–Sí, así es. Cuando la naturaleza actúa para corregir el desequilibrio, actúa de manera violenta, de manera incontenible. Las grandes tormentas, las grandes riadas, las grandes inundaciones, los grandes huracanes, los grandes volcanes, los grandes terremotos, los grandes tsunamis, los grandes incendios... Esa es la reacción de la naturaleza a la insostenibilidad que hay de los recursos naturales en algunas partes y que pueden afectar a la estabilidad del conjunto del planeta. Reacciona así la naturaleza de manera natural porque es un mecanismo de defensa. Hablamos de la defensa de la naturaleza frente al crecimiento de la vegetación descontrolada. Y cuando nosotros no lo hacemos, cuando nosotros no sacamos el combustible, cuando nosotros no lo aprovechamos, el automatismo de la naturaleza es el que actúa.

–Explíqueme mejor a qué se refiere con «sacar todo el combustible»

–El único problema que podemos abordar los humanos para evitar estas catástrofes es el que tiene que ver con el combustible de los incendios, es decir, la vegetación. Cada vez ocurren más este tipo de situaciones también por el cambio climático, obviamente, y cada vez son más largas las temporadas en las que puede producirse, pero no tenemos termostato para regular la temperatura, ni para subir la humedad, ni para parar el viento. No lo tenemos, ni lo vamos a tener nunca. Es decir, no podemos actuar sobre ninguno de los elementos que agravan o multiplican la capacidad destructiva de los incendios. Solamente podemos actuar sobre uno, que es el combustible. Entonces, ¿a qué estamos esperando? ¿A dentro de dos años, cuando se vuelva a producir otra crisis como esta, o el año que viene o el mes que viene? Hay que actuar ahora.

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–Ha hablado usted alguna vez de la 'paradoja de la extinción'. ¿A qué se refiere?

–La paradoja de la extinción se refiere a que cuanto más eficaces somos apagando los incendios, más grande será el incendio que vendrá. ¿Por qué? Porque el combustible que no extraemos sigue creciendo, sigue acumulándose, y al final será una bomba atómica. En realidad, estamos provocando incendios fuera de nuestra capacidad de extinción por nuestro propio empeño en apagar todos los incendios que podemos apagar, en lugar de extraer el combustible o de permitir incluso que se quemen algunos montes. Hay incendios que no se deberían apagar, sino que se deben pastorear. Es decir, permitir que sigan avanzando en una zona en la que no amenaza vidas humanas, ni bienes humanos como pueblos, como casas o como elementos no forestales que tienen gran valor. No hay tampoco que obsesionarse con apagar esos incendios, ya que están haciendo el trabajo que nosotros no hemos hecho de prevención y de gestión forestal.

–También habla usted de la 'economía del fuego'. Cuénteme, ¿qué quiere decir con esto?

–Está relacionado también a la paradoja de la extinción. Nos hemos encargado de apagar todos los incendios que se producen. Con esto hemos conseguido evitar que muchos de esos incendios, que no son malos, dejen de hacer su trabajo. Y sigue acumulándose combustible. Un año y otro año y otro año. Hemos reforzado los medios, hemos traído helicópteros, hemos llegado al límite de la capacidad de extinción a la que podemos llegar, que es la que tenemos en este momento. Ya de ahí para arriba no vamos a poder pasar con los incendios que hemos tenido. Y tenemos que entender que el fuego no es nuestro enemigo, tenemos que dejar de ver el fuego como un enemigo, porque no lo es. Es más bien un aliado. Sin el fuego no hubiésemos podido llegar hasta donde hemos llegado. Apagar el fuego constituye la solución última y, por tanto, siempre es ya demasiado tarde. La clave, por lo tanto, no es sólo combatir las llamas, sino apostar por una gestión activa del paisaje, que nos permita controlar ese combustible vegetal. No se trata de eliminar la vegetación, sino de gestionarla con inteligencia.

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–Por último, usted afirma que gracias al fuego hemos evolucionado. Acabemos la entrevista con esa reflexión

–Gracias al fuego estamos aquí. El problema es que tanto hemos evolucionado, y tan 'urbanitas' nos hemos convertido que no reconocemos de dónde venimos y no reconocemos cómo hemos llegado hasta aquí. Las ciudades en la prehistoria no existían, pero sí existía el fuego. A veces se nos olvida.

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