Juan Cofiño - Presidente de la Junta General del Principado de Asturias
Juan Cofiño: «El PSOE necesita un revulsivo, el que disiente calla para no ser señalado»«Si en el futuro hay una mayoría del PP, yo quisiera que el PSOE facilite cierta estabilidad para que no dependa de Vox»
Juan Cofiño (Parres, 1957) es el presidente de la Junta General y el veterano de la clase política autonómica.Fue secretario general del sindicato ... UCA, consejero del presidente Antonio Trevín, directivo de Telecable y en 2019 regresó a la vida pública, ilusionado con Adrián Barbón, del que fue vicepresidente la pasada legislatura. Con 68 años habla de los retos que tiene Asturias, la política y la Junta General que ahora preside.
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–¿Quién es Juan Cofiño hoy?
–Como todos, la suma de las experiencias.A lo largo de la vida vas adquiriendo experiencias e identidades múltiples.
–En 2019 fue uno de los apoyos de Barbón, estaba en el sanchismo de Asturias. Ahora le vimos en un acto con Nicolás Redondo, expulsado del PSOE, y en Covadonga. ¿Qué ha pasado?
–Nada. Mantengo una muy buena relación personal con el presidente AdriánBarbón. Respecto a Pedro Sánchez su llegada dio un nuevo brío a aquel PSOE que gobernó desde los años 80 y daba signos de cansancio. Esa esperanza de un partido renovado creo que ha envejecido. Creo que el PSOE necesita un revulsivo.
–Explíquese.
– Tocqueville vio lo que llamaba la espiral de la autocensura, y tiene especial trascendencia en los partidos hoy, no solo en el PSOE, también en los demás. Ahora el que tiene matices respecto al conjunto, el que disiente de alguna manera tiende a callarse para no ser señalado y expulsado. Se está acentuado y esteriliza el debate. El PSOE, y también los demás, tienen que plantearse interrogantes sobre el debate interno.
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–Se supone que las primarias democratizaban los partidos...
–Ese modelo quizás fue necesario pero ahora se le ven las costuras. Apuntala un hiperliderazgo que a la vez destruye las estructuras intermedias. Los comités, grupos de trabajo y ejecutivas pierden valor. Los partidos necesitan estructuras intermedias de toma de decisión y control que de verdad ejerzan ese papel. Nos centramos en esta charla en el PSOE, por razones obvias, pero es un déficit de todos.
–Dice que se silencia al disiente. ¿Eso es usted ahora?
–Milito en la socialdemocracia porque coincido muy mayoritariamente con el sentido de la vida que preconiza, pero eso no significa que coincidas en todo. Hay que proteger al que disiente.Necesitamos que quien quiere abrir el debate encuentre un ecosistema donde no se le señale.
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–Veámoslo en lo concreto. ¿Se equivocó usted en 2024 al no ir a la misa de Covadonga o se equivoca ahora al haber ido?
–Ni lo uno ni lo otro. He leído que me desmarqué de Barbón y no es eso.Ya es triste que sea más necesario que nunca hablar de la división de poderes.El gobierno responde a una lógica que tienen que ver con unas mayorías políticas; el estatuto de autonomía dice que la Junta General representa a todos los asturianos, por lo que su presidente representa a la pluralidad. Es natural que haya posiciones diferentes.
–Cuando decidió no ir a Covadonga dijo en una carta que el arzobispo había atacado al feminismo y al ecologismo.
–Hace dos años hubo un punto de exaltación, donde la emoción se situó por encima de la razón, que es lo que creo debe presidir la vida pública. En aquella carta hacía una apelación a la concordia y acto seguido me puse manos a la obra.Estábamos en una situación de mini-crisis, de ruptura institucional y los siguientes meses trabajé para arreglarlo. He tenido conversaciones con el arzobispo, hablamos mucho. Hay que acercarse a las personas, mirarse a los ojos y escuchar.
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–¿Qué se dijeron?
–Ya lo decía Manuel Sacristán, la importancia está en el matiz, que en cualquier conversación es el que te ayuda a entender al otro. Después de todas esas conversaciones concluí que debíamos volver a la normalidad institucional.
«Barbón lo aceptó»
–En aquella carta pedía al arzobispo que rectificara. ¿Lo hizo?
–No soy quién para exigírselo.Es una persona extremadamente inteligente y le agradezco tener empatía con los pensamientos que le expuse. Es un capítulo bien cerrado y el principio de la normalización de las relaciones.
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–¿Es usted católico?
–Agnóstico y el arzobispo lo sabe.
–¿Qué le dijo Barbón cuando le avanzó que usted sí iría?
–Lo aceptó con normalidad. Me explicó las razones por las cuales no iba a venir y yo comprendo a todo el mundo.
–Al final el agnóstico fue y el católico no...
–Es una aparente contradicción, pero aquí el agnóstico fue por razones institucionales.
–Su paso agitó el debate sobre el Estado aconfesional.
–Y para mi sorpresa con un grado de confusión. La Constitución no crea un Estado laico, sino aconfesional. El artículo 16 mandata a los poderes públicos colaborar con las iglesias.
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–Al final volvemos a la polarización. ¿En qué momento se estropeó el clima político?
–No hay uno determinado. Creo que el Estado del bienestar es obra de la alianza entre socialdemócratas y democristianos en Europa.Dio décadas de progreso pero entró en crisis. No es capaz de asegurar un modelo de vida a todos y de ahí surgen dos formaciones en los extremos, Podemos y Vox.En España se han construido dos bloques y hay un ambiente de hostilidad.Lo mejor que hemos hecho en España lo logramos a base de hablar. Ahí está la Constitución, el Estatuto, los pactos de la Moncloa o la derrota de ETA. Por el camino de ahora no vamos a buen puerto; espero que en algún momento paremos y vuelva la política del consenso.
–¿Se pueden hacer las reformas que este país y Asturias necesita sin el PP?
–No, lisa y llanamente. Y tampoco sin el PSOE. Tenemos una vivienda que escasea y se crea empleo de baja remuneración. Para resolverlo, como para afrontar las pensiones, necesitamos que los dos grandes partidos se hablen. La crisis del Estado del bienestar amenaza al propio sistema democrático y eso debiera hacer que los dos grandes partidos se sienten y hablen.
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–¿Cómo lograrlo?
–Todos tenemos que presionar, cada uno dentro de sus posibilidades, para que se produzca un cambio de tendencia.
–IU en Asturias está por apoyar al PPen el ámbito local en determinados casos. Según sus análisis, lo pueden hacer para evitar que el PP necesite a Vox. ¿Alguien dice eso en la FSA?
–Yo defiendo que se pacte con el PP, no a cualquier precio ni en cualquier caso. Quiero que el PSOE gobierne, con autonomía y su programa. Pero si lo que va a suceder en un futuro próximo es que haya una mayoría política abanderada por el PP, como dicen todas las encuestas salvo la del CIS, sería malo para el país que fuera con Vox. ¿Cómo podemos enfrentar eso?Si va a suceder, y puede suceder, quisiera que el PSOE lo impidiera facilitando una cierta estabilidad de un gobierno de unPP mayoritario que no dependa de Vox. También digo que si el PSOE, como quiero, es el mayoritario, el PP debería facilitar su gobierno sin dependencia de extremos y radicales.
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–Ahora a la Diada van 28.000 asistentes...
–Cualquiera con un mínimo de objetividad debe reconocer que las políticas de PedroSánchez en Cataluña han desinflamado el hipotálamo colectivo catalán. Algunas de las concesiones hechas yo creo que han sido excesivas.
–¿Cuáles?
–Es una anomalía que haya decisiones bilaterales entre el Gobierno y la Generalitat que luego se quieran extender al resto.
«Una oportunidad de oro»
–¿Cuál son los tres grandes retos de Asturias?
–La demografía, la industria y el envejecimiento. Sobre el primero la despoblación tiene consecuencias tremendas como hemos visto en los incendios. De esto se deriva el tema de la inmigración...
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–¿Qué deberíamos hacer ahí?
–Tratarla bien, la necesitamos. Estimular la natalidad con ayudas no tiene efectos a corto plazo y dudo de que a largo plazo.Aquí hay sectores que necesitan mano de obra y en Sudamérica jóvenes necesitados de trabajo.Los consulados deberían funcionar como agencia de colocación.
–Industria. ¿Aún espera ver el horno DRI de Arcelor?
–Por supuesto. Creo que la multinacional toma decisiones en función de la evolución de la economía mundial y ahora está en pausa, esperando a ver cómo se decanta todo.El mundo occidental liderado por EE UU ha muerto. El cierre sería catastrófico, pero la decisión trasciende a los gobiernos de Asturias yEspaña, que han hecho todo lo posible.
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–¿La defensa será un maná?
–El gobierno y los empresarios han trabajado para que gane tamaño y es una oportunidad de oro porque va a ser inevitable dedicarle más recursos.
–¿Debe la Universidad alinearse con ese sector?
–Sin duda. No tiene sentido que esté de espaldas a una industria con peso específico. Europa no se rearma para invadir, sino para defenderse de amenazas reales.
–Estuvo en la operación para traer a Amazon. ¿Qué no se ha aprendido de esa historia?
– Que tenemos que estar abiertos. Tenemos ahora 1.500 empleos bien pagados y no costó un euro al erario.Hay que quitarse complejos y analizar las cosas con racionalidad. De no haberlo hecho así, hoy Amazon estaría en Lugo o Santander.
–¿Debe seguir creciendo la plantilla del Principado?
–No. La administración no va a crecer en competencias y hay un proceso de envejecimiento de los funcionarios que da una ventana de oportunidad. La administración digital debe satisfacer muchos servicios sin crecer. Con inteligencia artificial y una buena administración digital podemos liberar recursos para las tres prioridades de gasto: sanidad, educación y envejecimiento.
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«Dejaré la política al final de la legislatura; ya estuvo bien»
–El talento, ¿huye de la política?
–Sí, entre otras cosas porque está mal remunerada, en el plano político y en el reputacional. Si quieres talento, debes pagarlo y la política, en general, está mal pagada. El presidente cobra mucho menos que un CEO.
–¿En qué ha cambiado Adrián Barbón respecto a 2019?
–No sabría decir…. Con Adrián mantengo una buena relación personal y siempre la tendré, me parece una buena persona con buenos fundamentos como humanista, que ha adquirido más experiencia como gobernante tras seis años de gestión en el Principado. No sabría decir en qué ha cambiado porque no tengo la proximidad ni la frecuentación que tenía. Los presidentes, y no creo sea el caso porque Adrián pisa mucho la calle, pero todos los presidentes tienden a aislarse y rodearse de un grupo de personas concretas que hacen al final la función de desconectar al presidente, aislarlo de la realidad. Se ve en todos los presidentes, autonómicos, nacionales, aquí y de fuera. Es un riesgo que está allí pero no creo que sea el caso de Adrián Barbón, porque él pisa mucho la calle y tiene suficientes antenas para pulsar la realidad.
–¿Dejará la política tras esta legislatura?
–Sin duda. Tengo 68 años y terminaré aquí con 70. Ya estuvo bien, ¿no? Empecé con 24 años aquí, he pasado la mitad de la vida de abogado y tengo ganas de recuperar tiempo para la familia.
–¿Cuál le gustaría que fuera su legado como presidente?
–Pues que a pesar de la polarización se me recuerde como un presidente que ejerció de tal.
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