«Liderar es saber rodearse de quien sabe más que tú»
El chef no descarta la política. «Si llego a senador, lucharé por la reforma migratoria. Si fuese presidente en España, abriría una oficina contra la corrupción»
MIGUEL ROJO
Lunes, 3 de junio 2019, 01:58
Cuando el chef José Andrés (Mieres, 1969) coge el teléfono al otro lado del charco siempre se oye cierto barullo alrededor. Los ruidos de una frenética cocina, la llamada al embarque de un aeropuerto, un equipo de maquillaje preparándole para un programa de televisión... Aprovecha cada minuto para trabajar -es una de sus máximas vitales- y sabe de la importancia de la comunicación no solo para sus negocios, sino también para la venta de sus libros -acaba de publicar en España 'Alimentamos una isla', donde cuenta cómo llegaron a servir 100.000 comidas diarias en Puerto Rico tras el paso del huracán 'María'- y para otro de sus empeños personales: que su posición de éxito le permita ayudar a aquellos que más lo necesitan. Acaba de abrir un exitoso mercado español en pleno corazón de Nueva York, junto a los hermanos Ferran y Albert Adrià, con productos asturianos incluidos, y también una nueva sucursal de su restaurante Jaleo en Disney World, en Florida. Está a la cabeza de un equipo de más de 2.500 personas.
-Tiene algo que celebrar con un buen amigo... ¿Qué prepara para cenar?
-Una pregunta imposible de responder para empezar. Le prepararía lo que sé que le va a gustar, pero depende del día y de dónde sea. No es lo mismo si es en mi casa que en la suya... También podríamos ir a cenar fuera.
-Si así fuera, a dónde le llevaría.
-Sitios hay muchos, pero, si estuviese en España, me encanta ir a comer unos huevos fritos con caviar en un sitio que conozco en Granada. O unos oricios a Asturias.
-¿Cuál es el primer plato que recuerda haber comido?
-Los pimientos asados que hacía mi madre, con ajo y vinagre de Jerez. Me acuerdo que ayudaba a mi madre a pelar los pimientos. Y también recuerdo los huevos fritos.
-Dicen que siempre quiso ser cocinero, que trabajó sin descanso para serlo.
-Cada día cuenta. Yo, cuando era joven, en vez de ir a tomar copas, me ponía a cocinar. Soy de la teoría de que, si algo te gusta mucho, apréndelo todo sobre ello y hazlo tu profesión. Cualquier momento, incluso los de ocio, son buenos para seguir aprendiendo. Ojo, que también está muy bien ir a tomar copas, pero, si de verdad es lo que te gusta, dedícate a ello hasta ser el mejor preparándolas, por ejemplo. Hay tanto que hacer, tanto que aprender y la vida es tan corta que hay que centrarse en algo, y lo mío es la cocina.
-¿Cómo tomó la decisión de irse a Estados Unidos?
-Fue la vida misma la que me impulsó. Hubo un momento en el que trabajaba en Madrid, en invierno, cuando cerraba El Bulli, y me surgió la oportunidad de irme de cocinero al Paradis Barcelona y después a El Dorado Petit, en Nueva York. Ahí empezó todo, cuando tenía 21 años. Y aquí sigo.
-Se fue de Asturias a Cataluña con cinco años, después a Estados Unidos... ¿De dónde se siente?
-De dónde vengo lo sé perfectamente, es así como somos los nuevos indianos. No tengo que demostrar a nadie mi asturianidad, ni mi españolidad, aunque me crié hablando en catalán. Sin embargo allí, en Cataluña, nunca me consideraron catalán a pesar de que me impactó mucho y me siento muy identificado con ellos. Con Asturias hay una gran conexión, es allí donde me siento muy a gusto. También me gusta decir que soy español y americano. Lo cierto es que todo eso convive en armonía dentro de mí. Me dirán que uno no puede ser de todos los lados a la vez, pero nosotros, los emigrantes, somos capaces de intentar cuadrar el círculo y conseguirlo.
-¿Se considera un triunfador?
-Yo me levanto cada mañana como todo el mundo y tengo que ir a trabajar. Soy una persona más que intenta entregarse a su familia, encargarse de sus negocios, que vayan bien. Sí he tenido la suerte de poder liderar a un montón de gente, así que hay un montón de personas que quieren trabajar conmigo, que lo hacen muy bien y me permiten hacer lo que yo hago.
-Cada vez es más visible la organización World Central Kitchen, que usted impulsa, con la que llevan comida a lugares donde se producen catástrofes naturales o necesidades humanitarias.
-Se ha convertido en una organización que cada vez está más presente en más lugares: Indonesia, Guatemala, Mozambique... Para mí hubiese sido más fácil poner en marcha una fundación sin implicarme demasiado, organizar una cena al año y donar algo de dinero. Pero yo vi una oportunidad en mi profesión: quería maximizar el potencial de la cocina. Lo que intento es que mi profesión, como colectivo y con la ayuda de voluntarios, pueda responder en cualquier momento a catástrofes en cualquier lugar del mundo, llevándoles comida. Estamos aprendiendo de nuestros errores y cada vez lo haremos mejor.
-Usted acabó enamorado de Puerto Rico, donde intervinieron tras el huracán 'María'.
-Esa isla tiene una conexión con España muy importante, para mí es un pedazo de España en el Caribe, y además también está muy cerca de Estados Unidos, mi segunda patria. Tengo que decir que me hubiese gustado ver más ayuda por parte de España cuando el huracán. Si la hubo, yo no me enteré. Como Gobierno, España tendría que haber hecho más por Puerto Rico. Yo a ese lugar le tengo mucho cariño. Al final servimos cuatro millones de comidas, abrimos 26 cocinas e intentamos alimentar a cuanta más gente pudimos.
-Confiésese. ¿Le gustaría presidir los Estados Unidos algún día?
-No puedo decir que no me interesa la política. Como ciudadano yo trato de poner mi granito de arena, hablando de emigración, opinando. Es mi forma de hacer política y hay muchas formas de colaborar. La que creo que me toca a mí en Estados Unidos es con la reforma migratoria; yo he tenido la suerte de conseguir la nacionalidad y poder desarrollarme personal y profesionalmente. Hay muchos otros que no lo pueden hacer. Si consigo que algo cambie yendo a picar a la puerta del Congreso y hablando con senadores a los que conozco, lo haré. Si algún día llego yo a senador, lucharé desde esa posición por la reforma migratoria.
-Siempre es más fácil cambiar las cosas si se tiene el poder de hacerlo...
-Son los políticos quienes toman las decisiones, pero creo que todos tenemos que prepararnos para servir a nuestra comunidad, para influir en ellos y hacer política. ¿Que si me gustaría presentarme a presidente de España? Pues por qué no. Hay tanta gente por ahí más capacitada que los políticos que tenemos... A la gente joven y a las mujeres les animo a que se preparen, que tomen posiciones, porque no se puede tan solo criticar al Gobierno y no hacer nada: tienen que tomar la iniciativa, dar un paso al frente.
El Campanu, en Cornellana
-¿Cree que en España, en comparación con Estados Unidos, a la gente joven le falta iniciativa?
-Lo que creo es que los jóvenes se tienen que implicar hoy, hacerlo ya, no podemos estar liderados siempre por los mayores, me encantaría un presidente del Gobierno más joven. El liderazgo es rodearte de gente que sabe más que tú. Eso es liderazgo. Veo mucha gente joven con mucha cabeza y tienen que convencerse de que deben liderar su país, no ponerse de lado. Las decisiones que se toman hoy se van a sufrir durante muchos años.
-Hay mucha gente en España que piensa que los estadounidenses no saben situar España en un mapa. ¿Hay algo de eso?
-Creo que somos un poco duros con ellos. No sé si habrá mucha gente en España que sepa colocar los Estados americanos en un mapa... La cultura es necesaria, pero no se puede saber todo, y en América hay gente tan preparada como en cualquier otra parte del mundo. También nosotros en España deberíamos tener un conocimiento mayor de Latinoamérica, de Asia, de África...
-Aún así, en Estados Unidos hay más desigualdades, ¿no?
-Quizás sí. En América hay mucha gente que se va a dormir y no tiene una seguridad social, no tiene un paro, una salud pública... Hay mucha gente que, incluso trabajando, no tiene seguro médico porque es carísimo. En ese sentido, América, que es buena en muchas cosas, te obliga a sobrevivir por ti mismo. Yo creo que hay que buscar el punto medio entre uno y otro extremo. Ni tanto ni tan poco. Ni no dar nada, como hace América, ni darlo todo. De cualquier forma tenemos que estar agradecidos a una sociedad como la española. La gente está cansada de políticos que miran por sus intereses, de la corrupción. Si yo fuera presidente de España crearía una gran oficina contra la corrupción en nombre de los ciudadanos. No podemos pagar impuestos para que haya individuos que se aprovechen de ellos, tendría que ser una cosa altamente castigada. Pero a la vez tiene que imponerse la idea de que servir a tu país es un honor y agradecer a los buenos políticos que trabajan por los demás. Yo creo que hay que pagarles más para poder exigirles más. Necesitan más asistentes para impulsar sus políticas, y habría que darles más voz a los congresistas y senadores, que ahora son un rebaño que sigue a un pastor. Cada uno de esos políticos debería tener voz propia, que no todos votaran lo que diga su partido. Eso debería cambiar ya mismo en España.
-Volviendo a Asturias. Sé que le hubiese gustado estar en Cornellana para la subasta del Campanu. ¿No pudo ser?
-Estoy muy contento de que se haya celebrado en Cornellana. Tendrían que ponerse de acuerdo en Asturias para que siempre fuese allí. Es injusto que en la zona turística más potente, en Cangas de Onís, no tengan sensibilidad con una zona en la que no hay nada más que eso en todo el año. Yo, en la medida de lo posible, trataré de darles mi apoyo. El año pasado ofrecí un dinero a varias ONG en el entorno de Cornellana. Este año dije por Twitter que repetiría mi aportación y en las próximas semanas cumpliré mi promesa, espero poder hacerlo en persona. Y, si la subasta se celebra en Cornellana, seguiré haciéndolo cada año. Así que desde aquí envío un mensaje a los pescadores: si quieren colaborar con las asociaciones de la zona, que mantengan la tradición de Cornellana.