Las lechugas de hoja de roble del súper se cultivan en Piedeloro
El consejero de Medio Rural visita el proyecto Agrícola Casa Agustín, que hace siete años puso en marcha una jovenpareja de agricultores
Lo que comenzó con unas calabazas cultivadas por afición es hoy una plantación de casi seis hectáreas que emplea a siete personas y produce 14.000 lechugas –batavia, de hoja de roble y trocadero– a la semana durante el verano, además de repollo y, por supuesto, calabazas. Se cultivan en Los Caleros (Piedeloro) y se venden principalmente en los supermercados Masymas y El Arco. El proyecto Agrícola Casa Agustín es, según dijo el consejero de Medio Rural Alejandro Calvo al visitarlo, ejemplo de la «revolución agrícola que vive Asturias».
«Hay multitud de pequeños proyectos que están dando valor a las tierras agrarias y llevando productos hortícolas a la alimentación, a Mercasturias y a las cadenas de distribución más vinculadas con la región», destacó Calvo. Muestra de que el rural asturiano «sigue siendo fundamentalmente ganadería, pero cada vez más será también agricultura, porque tenemos gran potencial: un clima privilegiado, suelos de alto valor y agua». Todo ello puede dar al medio rural «expectativas de futuro». Un porvenir como el que hace siete años comenzaron a labrarse Silverio Prendes, natural de Carreño, y su mujer bonaerense, Gisele Fernández de Almeida. Los comienzos, reconocieron, fueron duros. «Éramos jóvenes y cuesta arrancar», explicó ella. «Recuerdo plantar lechugas y tirarlas porque no teníamos a quién venderlas», rememoró él, a quien alguien a quien no hizo caso le aconsejó por entonces no meterse en agricultura. Pero optó por continuar el legado de la casería familiar. «Es muy difícil, pero si lo consigues merece la pena», aseguró. Con la ayuda que recibieron del Principado, cofinanciada por el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (Feader), compraron un tractor, un espaldarazo que «cambió mucho las cosas». «Quizá hubiera llegado al mismo sitio, pero habría tardado años», reflexionó.
38.300 euros en ayudas
A día de hoy han recibido 38.300 euros en ayudas para hacer crecer su proyecto, ampliar y modernizar los invernaderos, adquirir maquinaria y mejorar las instalaciones. Subvenciones que en la comarca gestiona el grupo de acción local Adicap, que repartió en su última convocatoria 907.036,39 euros a 29 proyectos que movilizan más de 1,8 millones.
«Esto es un ejemplo de esa revolución, de que la gente joven está mirando al medio rural y entendiendo que las actividades hortícolas y agrícolas también crean nichos de mercado», valoró por su parte la alcaldesa de Carreño, Amelia Fernández, quien destacó que aunque «quizás nuestro medio rural sea menos conocido, ya Jovellanos hacía referencia a la riqueza y fertilidad de las tierras del concejo» e hizo referencia a otras zonas de horticultura de Carreño, como son Tamón y el Monte Areo.
En Los Caleros, Gisele y Silverio han encontrado no solo el lugar donde ganarse la vida, sino también donde criar a sus dos hijos junto a sus abuelos y en un entorno natural cuya calidad de vida, aseguró la argentina, «compensa». «Con la conciliación ayuda muchísimo, trabajo hasta las tres y luego puedo dedicarme a mis hijos con una libertad que en otro caso no podría tener», dijo, poniendo también en valor el papel de la mujer rural que compagina la carga del hogar con la laboral.
«Hace años vivir del campo era ser esclavo, pero aunque el sector sea complicado se va especializando y profesionalizando: hay que tener estudios y saber hacer las cosas», apuntó él, convencido de que en la agricultura asturiana «hay hueco para más productores». «Al fin y al cabo, la foto del paraíso no es Oviedo ni Gijón: es esto, el campo de Asturias», zanjó, sin un ápice de romanticismo, Silverio Prendes.