El «miedo» de Salas se deja sentir en sus calles

Hace una semana que las calles de la villa salense empezaron a evidenciar la preocupación que el Ayuntamiento salense trasladó en un bando ante el incremento de positivos en el concejo. Muchos bares bajaron la persiana por responsabilidad y no pocos fueron los comercios que redujeron su jornada al horario de mañana.

«Era lógico el cierre ante la subida brutal de la incidencia. La gente se autoconfinó ya durante la semana. Yo soy mucho de cafetín por la mañana y estos días no había nadie por la calle», contaba el vecino Jaime González, que cumplió con su ritual pese al cierre perimetral.

Apenas un par de terrazas se desplegaron en la villa salense. Mientras unos vecinos apuraban el paseo, otros compraban el pan para regresar a casa pronto. Ni rastro de corrillos en las plazas. Ningún niño se columpiaba en los parques. «La gente tiene miedo por el aumento de los casos. Cerramos por las tardes para evitar que haya concentraciones. Se pierden ventas, pero es lo que toca», explicó la gerente de la tienda Cosas, Luisa Álvarez.

El alcalde, Sergio Hidalgo, afirmó que ese autoconfinamiento previo le permite mantener el optimismo. «Solicitamos un cribado masivo y el cierre de los centros educativos, pero no fue así. Esperaremos la evolución de los datos, que creo que mejorarán con estas nuevas medidas. Ya el viernes se percibió mejoría». Una de las primeras medidas del Ayuntamiento fue el cierre de la escuela infantil tras detectarse un positivo. Además, se reforzaron las desinfecciones de espacios públicos y se cerraron los parques.

La Guardia Civil, por su parte, vigiló los principales puntos de acceso al concejo con dispositivos en La Espina, Cornellana y Casazorrina. «Deberían cerrar toda la zona. Tineo se queda en medio con el cierre de Cangas del Narcea y ahora el de Valdés», apuntó el vecino José Rodríguez.