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Agentes de la Guardia Civil izan el cuerpo de la menor fallecida en el río Cares con la ayuda de varias personas que estaban en la zona. E. C.

La Guardia Civil sostiene que el empresario del descenso del Cares donde murió una niña carecía de licencia y de suficientes monitores

Los agentes detuvieron al cántabro Jesús M. D. C., de 48 años, acusado de homicidio imprudente tras la muerte de una menor de 14 años el pasado 3 de julio tras volcar su canoa

LUCÍA RAMOS

MILDÓN (PEÑAMELLERA ALTA).

Lunes, 19 de octubre 2020, 01:44

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La empresa carecía de la licencia y el número de monitores necesario para llevar a cabo el descenso del Cares que el pasado 3 de julio se saldó con una madrileña de 14 años muerta tras volcar su canoa. Es la conclusión a la que llegaron, después de tres meses de investigación, los agentes de la Comandancia de Gijón de la Guardia Civil encargados del caso. Como consecuencia de estas averiguaciones, los investigadores procedían el pasado 7 de octubre a detener por homicidio imprudente a Jesús M. D. C. Este cántabro de 48 años es el propietario de Canoe Aventura Trophy, la empresa de turismo activo radicada en Panes (Peñamellera Baja), con la que el campamento en el que participaba la víctima contrató el descenso del río, así como una actividad de barranquismo que los jóvenes realizaron en la mañana de aquella negra jornada.

Tras un angustioso rescate del cadáver que se prolongó durante seis horas y mientras la región trataba de digerir el fatal desenlace de la niña, los agentes de la Policía Judicial ponían en marcha una minuciosa investigación que les llevó a tomar declaración a los jóvenes testigos del suceso, así como a los monitores de la empresa de aventuras y del campamento, además de entrevistarse con expertos en este tipo de actividades y conocedores del río Cares. Estas pesquisas, indicaban ayer desde la Comandancia gijonesa del instituto armado, «pusieron en evidencia una serie de situaciones irregulares en torno al suceso».

Partiendo de la premisa de que el turismo activo se basa en la práctica de una serie de actividades que conllevan riesgos inherentes, «cada empresa encargada de su planificación debe necesariamente disponer de las medidas de seguridad adecuadas a cada una». Algo que en este caso, y según recoge el informe elaborado por los investigadores, no se cumplía.

En primer lugar, el Cares, en alguna de su zonas y concretamente en el rápido donde se produjo el accidente, está considerado como un río de aguas bravas, por lo que se debe tener autorización para la actividad de canoa raft -piragüismo en aguas bravas que se realiza con embarcaciones neumáticas de dos plazas-. Sin embargo, según pudieron comprobar los agentes, la empresa contratada para la actividad carecía de dicha autorización, «a pesar de publicitarse en su página web lo contrario».

Demora en la búsqueda

También en relación al personal se detectaron diferentes irregularidades, como el hecho de que los monitores encargados del descenso «no estaban en posesión de la formación específica para su desarrollo, en materia de primeros auxilios, seguridad, protocolos de prevención de accidentes y evacuación». Asimismo, tampoco se cumplía con el ratio de guías o monitores cualificados por cliente que se estima conveniente para poder llevar a cabo la actividad. Esto, recalcaron los investigadores, «pudo ser clave en la demora de la búsqueda de la niña tras caerse al río -de diez a treinta minutos-, tras un vuelco de varias canoas y no llevar a cabo un recuento inmediato de los menores».

Finalmente, los agentes pudieron constatar en el transcurso de las investigaciones que la empresa peñamellerana «carecía de medios alternativos de comunicación, como emisoras y vehículos de apoyo, lo que demoró en más de una hora la comunicación con los servicios de asistencia debido a la escasa cobertura telefónica existente en la mayoría del recorrido efectuado».

Por todo esto, teniendo en cuenta que «el máximo responsable del cumplimiento de todas estas normas es el propietario de la empresa», los agentes procedían a la detención de Jesús M. D. C. por homicidio imprudente, dando cuenta de todas las actuaciones al Juzgado de Llanes. El suceso tenía lugar en torno a las seis de la tarde del citado 3 de julio en el coto de pesca Pared del Agua, a un kilómetro de Mildón (Peñamellera Alta). Los chavales, un grupo de veinte que participaban en un campamento en Cantabria, llevaban casi dos horas de descenso. Al llegar a una zona de rápidos -especialmente peligrosa según indicaron a este diario quienes conocen bien el río-, varios de los kayaks hinchables colisionaron entre sí y con las rocas del entorno, volcando. La niña y su compañera salieron despedidas y poco después esta última logró emerger, junto a los remos, dándose cuenta de que la joven madrileña no aparecía.

Una vez se percataron de la ausencia de la chica y tras buscarla sin éxito, dos de los monitores decidieron seguir con el descenso para buscar un lugar con cobertura desde el que dar aviso al servicio de emergencias y, de paso, alejar al resto de chicos del lugar. El tercero de los instructores se quedó en la zona.

Sifón

No fue hasta las siete y cuarto cuando por fin se dio aviso al 112 Asturias, que puso en marcha un dispositivo en el que participaron el Grupo de Rescate de Bomberos del SEPA y varios agentes de la Guardia Civil. A las ocho uno de los monitores localizaba el cuerpo de la chica atrapado en un sifón, una hendidura que el agua fue horadando bajo una gran roca que divide el río en dos 'venas'.

La fuerza de la corriente era tal que no conseguían sacar el cuerpo, por lo que se solicitó la presencia de efectivos del Greim de Cangas de Onís y del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas. Los primeros instalaron una línea de vida para bajar desde la carretera AS-114 y una tirolina de orilla a orilla para que los segundos pudieran llegar hasta el cuerpo con seguridad. Finalmente, el cadáver era rescatado minutos antes de la medianoche.

EL COMERCIO se puso en contacto con el detenido, quien quedó en libertad con cargos, pero este rehusó hacer declaraciones, al igual que los familiares de la niña, quienes siguen totalmente destrozados.

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