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Museo Evaristo Valle

El museo Evaristo Valle es, en realidad, una casa. El testigo de un tiempo y de un autor, el propio Valle, que aún vivió el Gijón de fines del siglo XIX que pervive, y que exuda, buena parte del barrio residencial de Somió, donde se encuentra.

PPLL

Martes, 8 de noviembre 2016, 19:17

FICHA DEL MUSEO

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Dirección: Camino de Cabueñes 261, Gijón

Horario: De abril a octubre, de martes a sábados de 17 a 20 horas y domingos y festivos de 12 a 14 horas. El resto del año cambia el horario por semana y abre de 16 a 18 horas. Se pueden concertar visitas guiadas fuera de ese horario.

Precio: 3 euros. Reducida de 1,8 euros y gratuita los martes y para menores de 12 años acompañados de un adulto.

Contacto: 985 33 40 00 | Email: museo@evaristovalle.com

DESCRIPCIÓN

El museo Evaristo Valle es, en realidad, una casa. El testigo de un tiempo y de un autor, el propio Valle, que aún vivió el Gijón de fines del siglo XIX que pervive, y que exuda, buena parte del barrio residencial de Somió, donde se encuentra.

Recibe al visitante, al final del larguísimo muro de piedra que rodea la finca donde se encuentra ubicado, un edificio de nueva planta que sirve de espacio para exposiciones temporales, una estancia amplia que da cabida a arte contemporáneo.

A partir de ahí, bordeándolo por fuera, y tras pasar junto a unas llamativas plantas de bambú, se accede a la zona reservada a escultura, que es a su vez un amplísimo jardín de 16 hectáreas, delicioso por las mañanas de verano y cómodo, para un paseo despacioso, en las tardes de invierno. Entre el trazado, que se mantiene intacto desde hace más de un siglo, se encuentran cincuenta piezas escultóricas en donación o depósito de artistas asturianos.

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El jardín acoge, asimismo, muchas visitas escolares, tras la incorporación por parte de la fundación que gestiona el museo de un programa para acercar a los escolares al mundo del medioambiente y del arte, en inglés. Aves, crucigramas, juegos y uno de los pocos jardines visitables de estas características, todo mezclado, todo revuelto.

Al final del jardín, al otro lado de la grava, aguarda el pabellón que acoge todo el legado de Valle: no solo caben dibujos, textos y cuadros de Valle; también una reproducción de su escritorio y de su salón (justo en la entrada) y, como detalle definitivo y especial, la colección de conchas del padre de Valle, de inconfundible aroma decimonónico.

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