Los ganaderos de El Franco denuncian la pérdida de 70 reses en un año por el lobo
Aseguran que el cánido se ha extendido en la rasa costera y exigen una solución. «Están acabando con nuestro modo de vida», protestan
ANDREA ARRUÑADA
SAN JUAN DE PRENDONES (EL FRANCO).
Jueves, 2 de enero 2020, 00:14
«Solos e incomprendidos». Así se sienten los ganaderos de El Franco frente a la presencia del lobo en los pueblos del municipio. Casi cada semana se contabiliza un nuevo ataque y afirman que el cánido ya se puede ver a plena luz del día entre las casas. Después de años de lucha y reclamaciones, temen que solo se tomen medidas «cuando pase una desgracia».
«Creo que soy el más afectado. En 25 años de profesión hasta hace poco nunca había visto el lobo por aquí y desde el primer ataque en 2017 estoy en un sinvivir. Ya no dejas de pensar en cuándo será el siguiente», explica Justo Gayol, quien asegura que en 2019 el lobo le arrebató media docena de animales. «Algunos los pude cobrar porque los encontré. Otros no», añade.
«No es normal que esté en el entorno de la playa de Porcía. No odiamos al lobo ni le deseamos ningún mal, solo queremos una solución antes de que alguien se tome la justicia por su mano porque están acabando con nuestro modo de vida», señala Laura Alonso, otra ganadera. En su caso, nunca se ha visto afectada, pero vive con la angustia de no saber si algún día le tocará. «Se vieron lobos en Lóngara, al lado del colegio. No preocupa que se ceben con alguien indefenso».
Por su parte, Ramón Pérez subraya que hay personas que han empezado a cambiar sus hábitos de vida por miedo a coincidir con el cánido. «Amigos míos han dejado de ir a pasear a ciertas horas y de frecuentar algunas rutas para no encontrárselo. En la semana que los lobos estuvieron hostigando mi cuadra no había manera de que se fueran. No se asustan con nada», relata.
Enrique Vázquez vive una situación compleja. El mes pasado sufrió su primera baja a causa del cánido y desde entonces se ha visto obligado a estabular sus vacas, cuando deberían estar prácticamente de continuo en el prado al tener la etiqueta ecológica. «Ahora duermen dentro. Les hemos cambiado la rutina y ellas lo notan. Nosotros también porque tenemos que trabajar mucho más», denuncia. Añade que «los lobos y los ganaderos somos incompatibles porque lo destrozan todo. La mayoría de las veces solo muerden, ni siquiera comen».
En las últimas semanas se encuentran inmersos en una recogida de firmas para que la Consejería tome cartas en el asunto. «No queremos dinero y ya no creemos en los anuncios que se han hecho porque al final no han servido para nada. Lo único que queremos es que se saque al animal de nuestras cuadras». Piden que se dejen de poner palos en la rueda al medio rural y que en este año que entra no vuelvan a contabilizar 25 ataques y 70 reses muertas en el municipio, como aseguran ocurrió en 2019.