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Tres caballos salvajes de la treintena que viven en la sierra del Sueve y que carecen del correspondiente chip identificativo.

«Agarrar estos caballos no es fácil»

Hoy concluye la campaña para retirar estos animales que serán subastados por los ayuntamientos de Parres, Piloña y Colunga

TERRY BASTERRA

Miércoles, 30 de marzo 2016, 00:33

La sierra del Sueve tiene una extensión de algo más de 8.000 hectáreas que comparten los concejos de Piloña, Parres, Colunga y Caravia. Se trata de un paraje natural de especial importancia. Allí hay picos, verdes y bellas majadas -cada vez más afectadas por el matorral-, bosques de tejos y de hayas y también una importante presencia de fauna silvestre con gamos, ciervos, zorros o jabalíes como animales de mayor tamaño. Y también hay caballos salvajes. No se trata de los 29 asturcones que tiene la Asociación Conservadora del Asturcón del Sueve (ACAS) y que suelta cada año en el entorno de la majada de Espineres durante los meses cálidos del año. Son una treintena de equinos salvajes que carecen de chip identificativo, tal y como establece la normativa. Algunos de estos caballos fueron abandonados en el lugar por sus propietarios, otros están allí porque sus dueños fallecieron y nadie volvió a recogerlos, y también los hay que nacieron allí del cruce de otros caballos salvajes.

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Estos días está en marcha una campaña para retirar una quincena de estos animales, algo que se hace por dos motivos principales: por un lado para que no se crucen con los asturcones que ACAS libera en este paraje durante los meses cálidos del año, ya que puede afectar negativamente al mantenimiento de la línea genética del caballo autóctono asturiano, pero por otro para que no compitan y quiten comida a las cabezas de ganado que se alimentan de los pastos del Sueve durante los meses de primavera, verano y parte del otoño y por las que sus propietarios abonan el pago de la correspondiente licencia de pastos.

La medida ha sido solicitada por la junta ganadera de Cofiño, junto con los consistorios de Piloña y Colunga, que han atendido la petición de sus ganaderos. No es la primera vez que se hace. De hecho el pasado otoño ya se retiraron una decena de estos equinos sin identificación.

«Hay que tener suerte»

Pero coger a estos animales salvajes no es una tarea para nada sencilla. Requiere de la participación de varias personas que trabajen en equipo. Y aún así no siempre se obtienen los resultados esperados. En la primera jornada, la celebrada el lunes en terrenos del concejo de Parres, se consiguieron atrapar a dos caballos. El día de ayer fue más fructífero. Los ganaderos, ayudados por personal de la Consejería de Desarrollo Rural y de Tragsa, cogieron a cinco en la parte que el concejo de Piloña aporta al Sueve. Hoy irán a Colunga. «Agarrar a estos caballos no es fácil. Los de hoy (por ayer) no se han cogido nunca. Hay que tener suerte para verlos y luego hay que arrinconarlos entre varias personas para poder echarles un lazo», explicaban Alexánder Martínez y Jonathan Covian, vecinos de Colunga y Caravia respectivamente que ayer formaban parte de las cerca de dos docenas de personas que participaron en la recogida de estos cinco equinos, ninguno de los cuales tenía el correspondiente chip identificativo.

Prueba de que no es sencillo conseguir atrapar a un caballo salvaje son las horas que les llevó ayer esta tarea. La comitiva quedó a las 9 horas en Villamayor y de allí subieron al Sueve a las zonas de la Raíz, Campurríu y Braña. Antes de las 10 ya habían avistado a tres equinos. Los intentaron introducir en una manga ganadera allí existente pero los caballos marcharon al galope atravesando el círculo de mozos que los rodeaba. Tras cerca de dos horas andando detrás de ellos por el monte consiguieron conducirlos hasta una vaguada donde, con los animales ya cansados y más tranquilos, pudieron echarles el lazo a dos de ellos porque el tercero, el de mayor tamaño, volvió a escaparse.

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La jornada se prolongó hasta casi las 19 horas, cuando los cinco caballos salvajes cogidos en el Sueve fueron depositados en un cercado situado en Cayón. Allí permanecerán durante una semana para que las personas interesadas o sus posibles dueños, si es que alguno lo tuviese, puedan pasar a reclamarlos. Si alguna asociación lo solicita se les cederán los animales. Una vez transcurrido este tiempo saldrán a subasta y, si nadie los adquiere, se sacrificarán. Mientras se cumple este plazo el Ayuntamiento de Piloña se encargará de alimentarlos. También serán examinados por un veterinario, aunque los ganaderos que ayer participaron en su captura daban por hecho que están sanos. «Enfermedades seguro que no tiene porque de lo contrario estarían ya muertos», afirmaban.

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